14<La noria de las confesiones>

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Un instante de insensatez puede ser nuestro momento más hermoso.

Óscar Wilde.

Despierto aturdida por tanto alcohol que bebí ayer, miro mi celular y son las 11:40 am.

Había muchos mensajes en mi bandeja de entrada.

Observo desde fuera y todos eran de Matt.

Excepto uno.

Solo uno era de Cameron.

Cameron: Buenos días, preciosa, ¿tienes planes para hoy?

No sabía qué responder.

Ayer como estaba ebria, las cosas se salieron de control.

No puedo.

No debo.

Cameron no.

No ahora.

Pero joder, me gustaba tanto.

Me gustaba como nunca me había gustado nadie.

Yo: Estoy ocupada, otro día nos vemos.

Me dejo caer en la cama.

Estoy estresada.

Agobiada.

Quería verlo.

Me la pasaba tan bien con él que por un segundo olvidaba todos los problemas que rodeaban mi vida.

Mi celular vibra y miro la pantalla con una chispa de ilusión.

Cameron: Entiendo, te paso a recoger a las 4:00 pm, preciosa.

Yo: No me llames preciosa.

Cameron: ¿Y cómo debería llamarte?

Yo: Por mi nombre.

Cameron: Ok, nos vemos esta tarde, Úrsula Gregoria Preciosa Robinson.

Yo: Te espero, Cameron Idiota O'Brien.

Dejo de lado nuevamente el celular.

No me puede gustar tanto.

—¿En qué piensas?-cuestiona mi amiga cuando entra a la habitación con una bandeja llena de comida.

—En nada, ¿eso es para mí?

—Sí, te hice desayuno, pero no desvíes el tema, ¿es Cameron verdad?

—Lo sabes.— le quito la bandeja de las manos y le pego un mordisco a un enorme cruasán.

—Déjame adivinar, te gusta demasiado y tienes miedo que las cosas se salgan de control.

—Sí, ya sabes por todo lo que he pasado.

—Sul, eso es pasado, hace ya tres años de eso, debes comenzar a vivir una vida normal.

—Lo sé, pero no quiero volver a sufrir.

Hasta que recuerdes mis besos.Where stories live. Discover now