Theodore Nott|Lo que es mío.

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Estabas en tu habitación, reinaba la paz y sorprendentemente eso era lo más tedioso en ese momento, más que nada por lo bastante excitada que estabas por una sesión de besos y roces que habías tenido con Theodore, la cual fue interrumpida por un superior llamándolo a él para mover unas cajas pesadas de un salón de un año de Hogwarts más bajo que el de ustedes, claramente esto te resultó muy molesto y rápidamente fuiste caminando a pasos agigantados a tu cuarto para tener algo de privacidad y así poder auto consentirte.

Llegaste transpirada, cerrando la puerta con tu pie te dirigirte a tu cama, sacaste tus zapatos y calcetines, no tardando mucho en sentir el calor en tu cuerpo junto a la familiar humedad descendiendo por tus muslos, para tu suerte la ropa era la más cómoda que encontraste, pero la apartabas para que no estorbaran a la hora de amasar tus senos simulando la misma rudeza e interacción que tu novio hacía con ellos, hundiendo tus dedos que previamente metias a tu boca para que sea más agradable a la hora de tocar la carne de tus pezones, recordando lo bien que se sentía la boca de Nott encerrada en ellos succionandolos, la sensación entre calidez y humedad de su lengua era simplemente acogedora, elevando más aún tus terminaciones nerviosas al sentir como mordía cuidadosa o fuertemente tus pezones para deleitarse con tus gemidos, y si él ya se encontraba dentro tuyo ya sea con su polla o sus dedos, le divertía como lo apretabas como si no quisieras que ese encuentro íntimo entre ustedes acabase nunca, definitivamente era un engreído y un sádico, pensaste.

Fuiste estimulando tus labios y lo que había más allá de ellos, y maldita sea, tus pechos no eran lo único que recordaba lo larga y buena que era su lengua contigo, con dos de tus dedos presionando o marcando movimientos circulares en tu clitoris, era como si nunca pudieras tener suficiente aunque se tratase de él, querías más y más, lo cual no hizo que tardarás en que te convirtieras en un estallido de gemidos, gruñidos y jadeos, en resumidas cuentas cualquier tipo de sonido deseoso.

Lágrimas amenazaban con descender de tu castillo, por estar abierta la mayor parte del tiempo, tu boca estaba malditamente seca lo cual hacía que desees más los besos de tu novio que a veces parecían ser como el último vaso de agua en un desierto de miles de kilómetros, siempre que iniciaban los besos tiernos, no tardaban en convertirse en algo posesivo y salvaje, después de todo esa era su personalidad, y lo demostraba más que nada a la hora de follarte con la boca o su polla.

Estabas casi que delirando por todo lo que ocurría en tu cabeza, tu cuerpo simplemente no dejaba de inundarse por espasmos y escalofríos, haciendo que supieras que estabas tan malditamente cerca de llegar a tu orgasmos, y lo hubieras hecho si no fuera por el estruendo que la puerta había soltado, definitivamente te insultaste mentalmente mucho más de lo que harías en otra ocasión reprochandote por olvidarte casi siempre de poner llave a tu puerta. Te congelaste, pero obligaste rápido a tu cuerpo a reaccionar y cubrirte con la cobija que estuviera más cerca, no te atrevias a siquiera mirar quién estaba allí. Grata fue tu sorpresa al escuchar la voz de Theodore, soltaste un suspiro de satisfacción bajando lentamente las sábanas para poder verlo, el rostro de perversión y deseo de Theo solo hizo que tu rostro se ponga mil veces más rojo de lo que ya estaba.

“¿Cuándo llegaste?”

Te atreviste a preguntar, era inútil fingir seriedad porque tus ojos eran los de un cachorro atrapado luego de haber mordido las plantas de su dueño.

“Creo que lo que quieres preguntar es cuanto de ‘eso’ llegue a ver, ¿no?”

Asentiste tímidamente algo cabizbaja, cerrando los dedos de tus pies por los nervios.

“Pues, creo haber visto a mi novia muy caliente gimiendo mientras se tocaba las tetas y su coño cuando se supone que esas cosas son mías”

Verdaderamente te sorprendió lo que dijo, y verlo acercándose para sentarse en la cama mientras te destapaba agarrando tus muslos desnudos para separarlos y observabar el estado de tu feminidad solo hizo que volvieras a sentir ese familiar nudo en una parte por debajo de tu estómago.

“Y… ¿Estoy castigada o algo por el estilo?”

“Extrañamente no, después de todo me diste un muy lindo espectáculo, claro, a menos que quieras uno”

Hablo peligrosamente bajo con un ronroneo, sonrió sin observar tu rostro, bajando el suyo para besar y morder la carne de tus muslos haciéndote jadear, para luego sacar su lengua para juntar con ella el fluido que caía de estos, pareciera que estaba hambriento, y la forma en que algo se contraía estrepitosamente en sus pantalones te hizo percatar de lo que quería era a ti.

“Dime, ¿quieres un castigo?"

La respuesta era obvia, pero aún así tardaste unos segundos en asentir lentamente, lo cual en vez de a Theo resultarle fastidioso, encontraba caliente que estuvieras tímida por pedírselo por tu cuenta, por lo cual decidió jugar más con el poder de su voz y lo mucho que te prendía cuando el te hablaba sucio.

“Te he preguntado”

Acercando su cara a tus senos para hablar contra uno de ellos amordiuando un poco el sonido pero haciendo que se vea mil veces más excitante como pasaba sus labios de arriba a abajo por tus pezones duros.

“¿Mi puta mala quiere un castigo adecuando por lo que hizo?”

“Sí, por favor”

Al contestarle, viste como Theo abría la boca para luego soltar aire caliente en uno de tus botones, era un suspiro que te daba a entender que él lo estaba queriendo tanto como tú lo hacías, era casi un gruñido mezclado con un ronroneo de alguien que claramente deseaba al otro.

Dio un corto beso en tu mejilla, aunque la ternura de este se vio opacada por el dolor que llegó a tu cuero cabelludo, tu novio había entrelazado tu pelo con los dedos de su mano para luego estirarlo y que lo mirarás, lo cual te hizo soltar un quejido al ver la necesidad en su mirada, pero pensaste que ese dolor era poco a comparación de la cachetada que te acababa de dar en tu mejilla derecha, sintiendo como quemaba, lo más probable es que ahora tuvieras ese lado de tu rostro rojisimo, de todas maneras esa fugaz sensación hizo que te llenaras de adrenalina y tu cuerpo se pusiera mucho más acalorado de lo que ya se encontraba antes.

Sus ojos parecían muertos, pero su sonrisa que había destellar el blanco de sus dientes te daba a entender que esto le estaba agradando y no tan solo un poco, sino que él mismo se estaba excitando al escuchar tus quejidos y verte tan sumisa para él.

"Dios, con esto solo puedo confirmar que eres una perra, apostaría lo que fuera porque si saco mi polla dura de mis pantalones ahora mismo, automáticamente abrirás la boca y la recibirás con mucho gusto, ¿tengo razón?"

Te quedaste callada.

"Te acabo de preguntar, ¿tengo razón con lo que dije?"

Aplicando más fuerza al agarre de tu pelo.

"La tienes"

Esas palabras que soltaste solo hicieron que algo en Nott se pusiera mucho más caliente.

Slytherin Boys!Where stories live. Discover now