—Mira, te pido perdón, empezamos mal. Así que me presento, mi nombre es Damien. —extiendo mi mano en su dirección, esperando poder arreglar las cosas con lo que sea con lo que estoy hablando.

Otro silencio se extiende por algunos minutos hasta que la criatura decide hablar.

—Korr... —nombre de mierda, en mi opinión.

—Lindo nombre. Ahora, ¿qué sos exactamente? —le pregunto, intrigado por saber a qué se supone que le estoy hablando.

El bicho se queda callado devuelta, con esa mirada de incredulidad de siempre.

—... ¿Fu no te lo explicó? —exclama después de un tiempo, confundido.

—¿Quién? ¿El viejo drogadicto?

—¡No le digas así al maestro! Él es el guardián de los miraculous y te confió a ti de todas las personas para convertirte en un portador, deberías estar agradecido.

Elegido de entre todas las personas del mundo para ser el portador de un miraculous... no tengo ni idea de qué es eso— ¿Un qué?

Otro suspiro frustrado de parte de Korr y otra explicación más larga que la mierda después, parece que entendí algo, sorprendentemente.

Básicamente, el estafador quiere que me convierte en un superheroe porque un supuesto mal, que él ni sabe qué es, se está acercando según él.

Bastante difícil de creer, pero considerando que le estoy hablando a un kwami, ya nada es difícil de creer para mí.

—No. —respondo de repente.

—¿No qué?

Mirándolo con aburrimiento, me bajo de la encimera para empezar a caminar fuera de la cocina.

—¿Apenas sé cuidar de mí mismo y quieres que cuide a una ciudad entera? No tengo ni la motivación ni la capacidad para ser un superheroe.

Si prestas atención suficiente, te podrás dar cuenta que la cara de Korr está completamente roja de la ira debajo de sus plumas.

Viéndolo volar en mi dirección, no reacciono en lo absoluto, demasiado cansado por no dormir en toda la noche para hacer algo.

De repente siento un pequeño golpe en mi nuca, el cual debido a los jadeos que escucho detrás mío, debe haber gastado toda la fuerza del bicho.

Ignorando su intento de golpiza, subo las escaleras hasta mi habitación, pasando por al lado de mi melliza la cual sigue dormida hasta llegar a nuestro balcón.

Yo me siento en el borde, mis piernas pasando a través de los barrotes, balanceándose en el aire. El tan cómodo silencio interrumpiendose gracias a cierto conocido alado.

Girando la cabeza en su dirección, me encuentro con un Korr tratando de recuperar el aire tirado en el piso de mi balcón.

Mis piernas se vuelven a deslizar dentro de la estructura, dándome la vuelta completamente para arrodillarme frente a él. Poniendo mis manos debajo de la criatura que se asimila a un ave, la levanto del suelo sin dificultad alguna, colocándolo justo frente a mi rostro. Me le quedo mirando con curiosidad.

Él me dijó que el estafador quiere que sea un superheroe, una persona a la que muchos admiran y le tienen mucho respeto, nada que ver conmigo. Simplemente no tengo lo suficiente para ser uno, por más que le moleste.

Levantando la cabeza con la respiración ya regularizada, ambos cruzamos miradas a través de mis lentes de sol. Él con una expresión enfurecida y yo con pura indiferencia.

—No me importa lo que pienses, si el maestro dijó que eres apto, entonces lo eres. —exclama con un cierto tono de disgusto al pronunciar la palabra tú.

Me levanto los anteojos arriba de la cabeza, dejándolos reposar sobre mi cabello— Y a mí no me importa lo que digas, porque es mi decisión.

Korr deja escapar un suspiro pesado, mirando para abajo, él se da la vuelta y empieza a volar hacia el interior de mi hogar, aparentando rendirse.

Con una sonrisa creída, vuelvo a colocar mis lentes en su lugar, recostandome en la reposera que tenemos en la terraza.

Cuando, de repente, Korr vuelve a entrar en escena, volando a gran velocidad en mi dirección.

Estoy a punto de preguntar qué carajo está haciendo, pero me veo interrumpido por él estrellándose contra mi pecho. No duele ni un poco, lo cual no es sorprendente debido a su tamaño.

Mirando para abajo, me encuentro con algo inesperado. Al lado de todos mis pins, se encuentra un tipo de medalla de oro. No la puedo ver muy bien, ya que la estoy viendo al revés desde mi perspectiva, pero parece tener el dibujo de algún ave trazado en ella.

Y todo empeora a partir de este punto, desde que a la criatura se le ocurre enseñarme esa puta frase.

—¿Korr, extiende tus alas? —repito confundido.

Oblivious [Miraculous x Male!OC] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora