El discurso

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Estoy parado en el escenario del Distrito 11, tratando de leer un maldito discurso que Effie escribio, pero la mirada que me dan las familias de los tributos no hacen más que hacerme sentir culpable, no tuve aliados en la Arena, sin embargo, cada tributo tuvo que pagar con su vida para que yo conservara la mía.

Tuve que pavonearme un poco con Katniss a mi lado, la bese frente a la multitud antes de dar el discurso, tuve que reflejar que estaba increíblemente feliz en el rostro de las familias que perdieron a sus hijos, simplemente me siento un títere del Capitolio.

-Donaré 3 meses de mis ganancias a las familias de los tributos caídos en Los Juegos. Es lo más justo que puedo hacer, ya que sin su sacrificio, yo no tendría nada de lo que tengo ahora.

Siento la mano de Katniss apretar con fuerza la mía en el momento en que termino mi discurso. Es cuando todo pasa demasiado rápido, veo a un hombre, un hombre que grita la palabra ¡justicia! lo suficientemente alto para que los demás le sigan, siento que alguien jala con fuerza a Katniss de mi y veo como los agentes de la Paz se aproximan al hombre y lo arrastran hasta el escenario, volteo al sentirme también arrastrado cuando intento detenerlos, dejo de prestar atención cuando veo que Katniss es empujada con las armas por lo que de inmediato me pongo en medio, escucho improperios (que salen de mi boca) y forcejeos, cuando al fin logran introducirnos al edificio de justicia escuchamos un disparo, todos fuimos capaz de ver la mirada sin vida del hombre.

-¡Peeta!- alcanzo a escuchar a Katniss, ni siquiera me percato de que me encontraba en shock, seguía mirando hacia las puertas ahora cerradas, veo a Katniss tan asustada, intenta hacerme reaccionar, pero no puedo pensar en nada más que el rostro sin vida del hombre desconocido. Haymitch nos ordena subir a un cuarto sucio. Al ver mi falta de reacción me toma por el brazo y me obliga a moverme.

-¿Por qué hizo eso? No era mi intención que eso sucediera, Haymitch no entiendo que está pasando.

Siento a Katniss aferrarse a mi brazo y es cuando recuerdo cómo los Agentes de la Paz la golpearon con sus armas al empujarla hacia dentro, la abrazo aun temblando de nervios y digo.

-Katniss, lo lamento, prometí protegerte y no hago mas que tonterias que te ponen en riesgo. Snow tiene que saber que no era mi intención que eso pasara.

Las palabras salen de mi como vómito.

-¿Protegerla?, ¿qué hay de ellos?, ¿a ellos quién los protegerá?

Miro a mi mentor con sorpresa y contesto:

-Soportaré este viaje por ella, no haré nada estupido.

-¿Este viaje? Abran los ojos niños, esto no se acaba aquí, serás mentor el próximo año Peeta, esta farsa debe durar una vida entera.

Aferro a Katniss con fuerza, intento decir algo pero las palabras se atascan en mi garganta.

- Entonces daremos nuestra mejor actuación.

Responde Katniss al hombre rubio que nos ve con algo parecido a la frustración y soltando nuestro abrazo.

-Lo que harán será pasearse por ahí fingiendo estar drogados de amor y leer las tarjetas de Effie.

Paso el nudo en mi garganta y vemos a Haymitch salir con fastidio del cuarto. Suelto un suspiro bastante sonoro, no tengo cara para mirar hacia Katniss. Estamos así lo que a mi me parece una vergonzosa eternidad.

-Lo lamento preciosa- le digo aun cabizbajo.

-No tienes que disculparte por todo panadero, no es culpa tuya- la siento acercarse a mí, tal vez demasiado.

Lleva sus manos a mis hombros e intenta masajearlos. Tomo fuerza para mirarla a los ojos y creo que he cometido un error, sus ojos grises brillan con la poca luz que entra por la ventana, la forma en que se ilumina su rostro simplemente me parece perfecta, la manera en que el ligero maquillaje que lleva no hace más que enmarcar su belleza, su olor a bosque impregna mis sentidos, la escena es tan etérea que es algo que trato de grabar a fuego en mi memoria. El mundo puede estar cayéndose a pedazos allá afuera, pero yo siempre quedaré encandilado frente a la belleza de Katniss Everdeen.

Sus manos pasan de mis hombros a mi cuello, une su frente a la mía, pongo mis manos en su esbelta espalda acariciándola con delicadeza, me mira preocupada, sus ojos se dirigen a mis labios, cierro mis ojos tratando de controlarme, pero siento sus labios sobre los míos y eso termina por derrumbarme, la acerco mas a mi y simplemente me dejo llevar por sus labios.

Al separarnos, está tan ruborizada que se distancia de mí con dos pasos. La miro extrañado.

-Quería intentarlo sin una multitud mirando.

-Katniss, recuerda que somos dos enamorados, puedes besarme las veces que quieras sin pedir permiso.- acaricio su trenza y al verla ruborizarse más tomo su mano para salir del cuarto.

Al salir de nuestra pequeña burbuja la hostilidad del lugar nos hace volver con rapidez al tren, cenamos lo que el nudo en el estómago nos permite y decidimos ir a dormir temprano, al final del día Katniss me sorprende pidiéndome que me quede en la habitación con ella. Lo que acepto gustoso, la noche pasa sin pesadillas.

La esposa del vencedorWhere stories live. Discover now