Renacida

Capítulo 10

Mientras Max se marchaba y con la incertidumbre de lo que ha estado ocurriendo en mi mente, decido continuar con los oficios de la casa. Había cajas sin desempacar y desorden en varias partes de mi habitación. Decido abrir algunas cajas y empezar a organizar lo que está dentro.

A pesar de todo lo que ha sucedido en los últimos días, siento la necesidad de mantenerme ocupada. Bajo a la cocina con la intención de preparar algo de desayunar, pero para mi sorpresa, mamá ya había dejado todo listo y preparado para mí.

Su gesto me reconforta.

Mientras desayuno, adelantó algunos trabajos de la escuela al mismo tiempo, no puedo evitar que mi mente divague hacia todo lo que ha sucedido recientemente. Los misterios que rodean mi pasado y las experiencias extrañas que he vivido siguen rondando en mi cabeza.

Los susurros.

La marca.

Vampiros.

Brujas.

Muertes.

Recuerdos.

Max.

Grace.

Luna.

¿Cómo era mi pasado?

De repente algo me saca de lo que pienso. El timbre sigue sonando sin cesar, interrumpiendo mis pensamientos. Me levanto de la mesa y me dirijo hacia la puerta. Al abrirla, me encuentro con la última persona que esperaba ver en ese momento: Grace. Su presencia me toma por sorpresa, y una mezcla de emociones se apodera de mí: sorpresa, confusión y un poco de temor. ¿Qué estará haciendo aquí?

Grace me saluda con una sonrisa en su rostro, aparentemente feliz por su visita.

—Hola —sonríe.

Sin embargo, yo no comparto su entusiasmo y me siento un tanto incómoda.

—Hola —la voz me sale en un tono frío.

—Vine a visitarte, puedo pasar —impedi su paso, a mi casa no va a entrar.

—Lo siento Grace, estoy...

Cuando intenté hacer que se fuera no lo permitió, ella no me deja terminar y se fija en un retrato en la pared.

—Eso es un retrato de Leonard Vidal —dice impresionada, y sin esperar mi respuesta, entra a la casa como si fuera suya.

Trato de retomar la conversación.

—Grace, lo siento, pero...

Ella sigue examinando los cuadros.

—Aquí hay otro —señala.

Mi paciencia se agota mientras intento explicarle que no debería estar aquí sin permiso.

Al ver que Grace no parece tener intenciones de irse y ante la sensación de que lidiar con ella podría ser agotador, decido permitirle quedarse.

Grace entra con una sonrisa y se pasea por la casa como si fuera suya. Yo la sigo con la mirada, preguntándome qué es lo que está tramando esta vez. ¿Qué habrá venido a buscar o a decir?

Empieza a mirarme, cuando ya ha estado por la mayor parte de la casa.

—Qué bonito es tu collar —me parecen extrañas sus palabras —¿Puedo verlo?

—No.

" —Te va a proteger si lo cuidas" Fue lo que me dijo Grace el día en que me lo regaló. ¿Por qué no lo recuerda? ¿Qué está pasando?