Capítulo 3

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Max

Deliciosa, exquisita.

La más rica y sabrosa sangre que he probado hasta ahora.

En la tarde cuando la ataque, no se sentía el mismo sabor de ahora, era espesa y jugosa. Saboreándola mejor, caigo en cuenta de que no quiero parar, en mis papilas gustativas se siente como la miel. Quiero extraer cada gota de ella, de igual manera, no la va a necesitar. El problema es que un vampiro adentro está a punto de matarnos a ambos y no piensa parar.

Sigo saboreando cada rincón de su cuello con fervor. Agarrándola del cabello, levantó su cabeza para obtener aún más.

Su débil cuerpo comienza a estremecerse de dolor, dándome señales de que debo parar de una vez por todas. No quiero detenerme, estoy hipnotizado por la sangre de esta chica. Si no fuera por el vampiro que está adentro, la estaría devorando. Ella agarra mis brazos, enterrándome las uñas, está a punto de desmayarse si continúo succionándola.

Quitándomela de encima, la despego de los colmillos. Saboreo el labio inferior, no quiero perder su sabor. Algunos puntos azules brillan en los agujeros marcados de su cuello, pero se apagan al rato.

—Ya te alimentaste, ayúdame —ordenó. Para ser una chica pequeña es muy bravucona.

A máxima velocidad estoy arrinconado en un árbol. Me tienen sujeto con fuerza.

—¡Imbécil! —alguien tenía la camisa sujeta alrededor de mi cuello —¡Arruinaste todo! Nadie te llamó, esto era entre ella y yo.

Vi a la chica corriendo para esconderse. Fue la mejor decisión que tomó.

Sujetándolo de la camisa, logro empujarlo lejos. Levanto las manos y las observo sorprendido, esta no es mi fuerza normal. Vuelve a atacarme, empujándome contra uno de los árboles a nuestro lado. No lo pienso y saco toda la fuerza que tengo y le devuelvo el ataque, logro tirarlo al suelo. Agarrándolo del cuello, lo detengo por un momento. Dado que es un vampiro, su cuerpo es difícil de matar y ahorcarlo no funcionará. Siento un golpe en la nariz, lo que logra que me aparte de él.

—No va a ganarme un novato —Odio la palabra "novato". Sí, ya sé que solo han pasado cinco días desde que fui convertido, pero eso no les da derecho a llamarme novato. Hago el mayor esfuerzo posible por acostumbrarme a la nueva vida que no deseé.

Lanzándome hacia él intenté quitarle esa horrible capucha que tapaba su rostro. Si logra escapar, podré buscarlo y hacer que pague por el dedo que acabo de romperme. Es muy hábil; al parecer, tiene más experiencia. Corro a refugiarme en una cueva que no está muy lejos de aquí. Gracias a mi velocidad, llego rápido. Mi dedo roto sanará en unos segundos, pero mientras tanto, debo esperar ya que no puedo luchar en mi estado actual.

Esta nueva vida es muy complicada, aunque no lo demuestre, tengo miedo y eso complica las cosas. No debo distraerme y aprender a manejarme. Al parecer, sí soy un novato. Sentándome en una roca, espero pacientemente.

Los oídos los pongo en alerta. Una de las muchas habilidades que ahora poseo es la audición. Puedo oír sonidos a lo lejos, y justo estoy escuchando unos latidos acelerados que vienen de la cueva. Busco a la persona a cuyo corazón late con fuerza. Apenas se da cuenta de que estoy cerca, se abalanza contra mí con una rama, al parecer una estaca para ella. ¿Por qué sigue pensando que eso va a funcionar? Es la chiquilla bravucona de sangre dulce.

—¿Ya se fue? —pregunta ella desesperada.

Esto se volvió una conversación de susurros, porque ni ella ni yo hablamos en voz alta.

—Todavía no.

—Y qué estás esperando, la mordedura que tengo en el cuello ¿No va a servir de nada? aparte arde demasiado —se cruza de brazos.

RenacidaWhere stories live. Discover now