—Tú empezaste, Ash.

—No sabía qué los conejos estornudaban.

—¿Eh?

Ash-u. —Repite imitándolo con su acento—. Pero es lindo, pones una cara de besar cuando llamas mi nombre. —¿Qué diablos está diciendo? De pronto es el alfa quién se encuentra tan rojo y caliente de rostro que siente que hará combustión espontánea en cualquier instante ¿será idiota? Ni siquiera se quiere imaginar la reacción del nipón, por ende se deja caer al suelo y se esconde detrás del sillón.

—¿A dónde vas? ¡No huyas de la pelea!

—¡No estoy huyendo! —Mentira.

Pero entonces Eiji se asoma por encima del respaldo, lo mira hacia abajo con esos ojitos cristalizados con todas las cosas que perdió y nunca recuperará solo para decirle.

Ash-u.

Una palabra. La boca en forma de «o». Dos sílabas. Un estornudo. Un semi beso. Mierda, este omega lo va a matar.

—¿Y bien? ¿Pongo esa clase de cara? Porque no es con intención, es solo tu nombre. —El alfa queda atontado por lo adorable que le resulta este razonamiento, no es justo que sea tan lindo—. ¿Ash-u?

—La pones. —El alfa debe cubrirse los párpados con el antebrazo, es ridículo, ha hecho cosas mucho más desvergonzadas y aun así está ruborizado hasta las orejas como un mocoso enfrente del omega.

—¡Ah! —Eiji lo apunta acusatoriamente—. ¡Te dio vergüenza!

—¡Cállate, bastardo! —Ash le tira de regreso el cojín que quedó en el piso, estampándolo justo entre su boca y su mentón, su respiración se siente rara, probablemente sea efecto del aroma de Eiji, pese a su pasado no acostumbra a las feromonas de los demás—. En verdad eres un bastardo.

—¡Americano grosero! —No a feromonas que le gusten, al menos.

—¡Japonés mojigato!

—¡Tú! —Lo siente patear el piso, cumplió su cometido, el poder regresa a él—. ¡Realmente te fascina sacarme de quicio! ¿No es así? Porque no tiene nada de mojigato vivir contigo, es gánster.

—Aww, usas palabras que viste en la tele, eres adorable.

—¡Ya! —Chilla—. ¡No lo soy!

—Lo eres.

—¡No! ¡Ya basta, Ash!

—Salud.

Ocurre en un parpadeo, un segundo tiene enfrente a un Eiji con el ceño tenso, una mirada tan afilada que teme por su vida y una respiración furibunda y al siguiente ha desaparecido, es instintivo alzarse para el alfa, puede ser un idiota cuando se trata de inteligencia emocional pero le importa el moreno ¿por qué? No lo sabe todavía, no obstante, el alma le vuelve al cuerpo cuando observa la montonera de ropa que Eiji estaba usando junto a una mota de pelos.

—Eres temperamental. —Le explica—. Por eso te siguen pasando esas cosas, si aprendes a controlar tus emociones no sufrirás cambios indeseados. —Ash se sienta en el sillón, Eiji contrae y relaja varias veces su nariz en lo que asume que es un gesto de molestia—. ¿Ves a lo que me refiero? Incluso con tu transformación consumada te atreves a ser terco, voluble y mal genio, ¿cómo esperas mitigar los efectos del banana fish sino pones de tu parte?

Eiji se da vueltas totalmente indignado con la cola tensa.

Ash sonríe, no puede evitarlo.

Es que Eiji, joder.

Ni siquiera tiene sentido encariñarse de sobremanera con un completo desconocido, además resulta brutal tener que convivir con la inocencia cuando él la perdió hace tanto, debería resentirlo, detestar todo lo que simboliza o al menos odiarlo, pero no puede y esa es la cosa, siendo honesto le da miedo no comprender las intenciones del omega, porque incluso si lo conoció totalmente roto y empapado con la sangre de las vidas que se llevó, esos ojos no lo juzgaron ni una sola vez, de hecho, el terco le dice que confía, qué hilarante ¿no? Eiji confía en un asesino, peor, en el depredador que si lo deseara podría acabar con su frágil existencia de una sola mordida.

Taming the lynx [Omegacember 2023].Where stories live. Discover now