Transporte

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En una ciudad tan congestionada, y tan poco amable en las mañanas de transporte público como en Medellín, es una bendición tener moto, así es, una moto sencilla, que sea solo acelerar y frenar, que pueda guardar cosas dentro de ella y me lleve cómodo y rápido, esa moto que no te habla, pero sientes que tiene personalidad, aveces siento que a ella le duele cuando sin querer me caigo a un hueco, la moto suena duro, mis manos se templan, y el dolor residual queda poco a poco, y a su vez, siento dolor por la moto, es raro, llegar a sentir dolor ajeno por algo que de manera racional, no siente, pero ella me habla, tiene su voz en mi interior, ella es fuerte, me parece que es mujer, es posible que la mayoría de veces que alguien me ha ayudado sea mi madre, mi tía, mi abuela, y es por eso que la veo como mujer, me ayuda y me soporta, es mi gran compañera de viajes, aunque llueva o haga mucho sol, ella esta ahí, preparada para simplemente serme útil, siento que la consiento cuando le hecho gasolina o cuando le cambio el aceite, es como darle un jugo a alguien, sonrío cada vez que la lavan y siento que se refresca hasta lo puedo sentir, pero también la veo cuando esta desanimada cuando tiene mucho polvo y no saco el tiempo para lavarla, es un silencio incomodo entre ella y yo cuando ella me sirve, pero yo no le sirvo, quizá sea un pensamiento ilógico pero me gusta sentirme así quizá eso signifique sentido de pertenencia, en fin, me gusta saber que no tengo que despertarme más temprano para salir a coger un bus lleno de gente o coger el metro, es pésimo cuando la gente te aprieta tanto que hasta una coca de almuerzo me rompieron, ese día no pude comer frijoles solo me gane que mi mochila oliera horrible inclusive después de lavada, recuerdo el aroma y me da asco, pero con mi moto, el único riesgo que tengo es que me atropellen y muera.
Esa moto, mi moto, tan decidida y callada siempre hace lo que tiene que hacer así se encuentre un poco desgastada, nunca me he puesto a dedicarle un día a ella y aún así ella dedica su existencia a mi y lo ha hecho por 10 hermosos años, ni un día ha faltado, pues las averías han sido culpa mía, por no dedicarle un poco de tiempo a revisarla por dentro, para saber que tengo que cambiar para que mejore su rendimiento y estoy seguro de que cuando llegue el momento de abrirla, y de hacerle el mantenimiento de su vida encontrare que la pieza que debo cambiar es la manera en como cuido la moto, es mi manera de agradecerle todo lo que me ha ayudado en cada día sin importar la hora y el clima, es ser tan decidido a cuidarla como ella me ha cuidado a mi, de que nunca me romperán otra coca de almuerzo...


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