La casa de la tia Maddison

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Allí estaba Blanca plantada en el portal que no había pisado desde que tenía once años, cuando el perro de la tía, Chispita, un San Bernardo que se tiro arriba de Blanca manchándole todo el vestido blanco de raso de Dior, dese ese momento sus padres no quisieron que volviera a pisar esa casa.

A todo esto Blanca aún no había visto ninguna de las tres casas de las que le había hablado su madre, ni siquiera el mirador abandonado en el que daban clases de hip hop.

Cuando por fin se dispuso a tocar a la puerta, la tía Maddison corrió a abrir la puerta y abrazar a su sobrina que no veía hace catorce años, cuando por fin se separaron Chispitas salió disparado a la puerta a pedir caricias y dar lengüetazos

-¡Cuánto tiempo Blanca!-exclamó la tía Maddison al ver lo mayor que estaba Blanca

-si hacia mucho que no os veía tú en cambio sigues igual- respondió Blanca con una pequeña sonrisa

-ven te enseñaré tu habitación-dijo Maddison dirigiéndose a la pequeña habitación del fondo con una gran cristalera que daba al jardín.

-No sabía si te gustaría, pero creo que está bastante bien para una adolescente, puedes usar el baño de invitados como tú propio baño, como si estuvieras en tu casa- le respondió Maddison a la expresión de sorpresa de Blanca

Era una pequeña habitación con paredes blancas, suelo de parqué, una alfombra blanca de pelo, un espejo grande, una cama cómoda con sábanas grises, varías estantería junto al armario, y enfrente de la cama un gran escritorio que justo arriba tenía una televisión mediana tampoco nada excesivo.

-Bueno te voy a dejar para que organices tus cosas y estudies- dijo Maddison en un tono tranquilo

-Vale gracias tía Maddison- respondió Blanca

Tras organizar todas las cosas y ropa Blanca se dispuso a estudiar pero solo el hecho de tener el móvil al lado le hacia distraerse, se dijo a sí misma que a las cinco empezaba a estudiar y así hasta las ocho de la noche que le llamo su día para que acudiera al salón.

-Dime- dijo Blanca al llegar

-saca a Chispitas, te toca mientras yo hago la cena- declaró Maddison

Blanca simplemente resopló y agarró la correa que estaba encima de un mueble que estaba en el recibidor.

-No pensarás ¿ir sin bolsas?- pregunto Maddison

-Si, ¿porque las necesitaría?- pregunto extrañada Blanca

-Para recoger las cacas de Chispitas- le aclaró la tía Maddison

-¿Yo?- volvió a preguntar Blanca

-Si, tú- le recalcó Maddison

Después de esa pequeña charla Blanca cogió las bolsas y se puso sus converse favoritas, le puso la correa a Chispitas y salió a una pradera no muy lejos de la casa de la tía, después de una hora volvieron a casa donde la tía ya había terminado la cena así que fue llegar sentarse y cenar, después de no hacer nada en todo el día estaba tan agotada que se fue a dormir directa.

-Blanca- dijo Maddison girándose de la silla para contemplar a Blanca

-¿Si?- pregunto curiosa Blanca

-¿Porque no vas a probar el baile al viejo mirador?- pregunto Maddison

-Nose, el baile tampoco me a llamado nunca la atención- respondió Blanca dándose la vuelta hacia el baño

-Deberías probarlo para asegurarte de que no te interesa, yo solo te lo digo y son gratis- Declaró Maddison tratando de persuadir a Blanca

Blanca se dirigió al baño a lavarse los dientes pensando en lo que le había dicho su tía, le surgieron un montón de dudas, y si no le gustaba, y si se reían de ella, y si se enamoraba del baile...

Hasta que se apague el obelisco Where stories live. Discover now