Capitulo OO2.

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Dos meses después...

Todo estaba yendo de maravilla en la vida de JungKook; nunca en su vida, desde que tiene memoria, estuvo mejor, claro, a excepción de su matrimonio con la mujer de su vida y la llegada al mundo de su adorada hija. Pero ya qué, la inmensa felicidad que sentía se debía a ellas mismas, las dos mujeres de su vida: su pequeña JungJi y su querida esposa.

Su pequeña JungJi y su querida esposa estaban tan contentas desde que llegaron a aquel lugar que no se arrepentía en lo más mínimo de haber comprado su casa en un lugar así, tan maravilloso.

—Papi, mira~ — la felicidad de su hija incrementaba día a día.

—¿Qué cosa, mi pequeña? — preguntó desde su asiento, estaba leyendo el periódico de la mañana mientras su pequeña jugaba en el jardín delantero.

La estaba cuidando, ya que su esposa había salido a comprar cosas necesarias para su hogar.

—Una mariposa~ — respondió JungJi.

—¿A dónde? — dejó de leer, y puso toda su atención en su pequeña.

—Ahí~ — señaló. — Es muy bonita, papi~ — dijo emocionada.

—La verdad que sí. — le dio la razón y, en vez de seguir viendo al insecto volador como lo seguía haciendo su hija, se la quedó viendo embelesado por las lindas expresiones que hacía su pequeño rostro.

—Ven, mariposa~, ven mariposa bonita~ — la pequeña corría tras de ella con intención de atraparla.

—Cuidado, te caes, mi princesa, no corras tan rápido. —

—Tendré cuidado, papito~. — dijo mientras seguía tras la mariposa pero esta vez más despacio.

—Confío en ti, pequeña. — iba a dirigir su mirada de nuevo en su periódico, pero la llegada de una camioneta llamó su atención.

Su mirada fue a parar en aquella camioneta negra de doble cabina que se estacionó frente a la casa de su vecino. De aquel vehículo salió su vecino Jimin primero del asiento copiloto y después de él cuatro personas más salieron, tres chicos y una chica muy bonita.

«¿En qué momento habrá salido?»

Desde que llegó a vivir ahí, se dio cuenta de que en la casa de su vecino Park siempre llegaban muchas personas, a diferencia de sus otros vecinos, aquel rubio era el único que hacía muchas fiestas. No había día que respetara; parecía que lo único que le importaba era gozar de la vida.

No podía deducir cómo era su vecino Jimin; cruzaban palabras de vez en cuando, en el saludo, por ejemplo, él lo saluda y él responde. Es un cambio de palabras, ¿no?.

En fin, la verdad es que no sabía cómo explicar esto.

Jimin era muy extraño, al punto de hacerlo sentir extraño también a él. Era muy conversador, sí, tanto como él lo era, pero ahí venía la sensación extraña que lo hacía sentir. Con Jimin no podía ser así; es como si las palabras desaparecieran de su mente y no supiera qué decir. Jimin hacía salir una parte que desconocía, haciéndolo sentir estúpido, y no le gustaba. Es por esa razón que se despedía al instante con la excusa de que estaba ocupado, todo con el fin de no entablar una conversación más extensa.

No sabía qué pasaba con él; era como si estuviera huyendo. ¿Razón por lo cual lo hacía? Aún no la tiene. Su vecino daba pinta de ser una persona muy alegre y despreocupado, justo como las personas que a él le gusta juntarse para entablar una amistad, pero no podía. Sinceramente, no sabría qué decir, pero esa imagen fresca que mostraba lo descontrolaba de alguna manera.

Cercana Tentación || KookminWhere stories live. Discover now