Prólogo

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Como están, traigo una nueva historia, veréis, en el mensaje que envié comenté que soy más un historiador, osea aquellos que saben mucho de historias que pasó hace Antaño, en una ocasión, leí un fic que me ofendió mucho y era sobre la segunda guerra mundial, cuando pasó o cuando comenzó.

El autor que creó el fic me pareció un chiste, no sabía nada de cuando sucedió la primera guerra mundial y cuando pasó la segunda, lo mismo pasó con el poder de Naruto a quien quiso hacerle un Hitler, pero no le salió.

Aquí, yo traigo una historia parecida, pero Naruto no será Hitler, si le gusta la historia de la segunda guerra Mundial tanto como a mi, esta historia es para ti, pero si te ofende el «Nazismo» entonces no lo leas, hay muchos fics, clichés sin buena estructura pero es un fic.

Está historia esta contada a través de la perspectiva de Ino Yamanaka, Naruto será también protagonista pero sería el co-protagonista.

Ambos trabajarán juntos para terminar con el terror que está sufriendo Alemania y conseguir la libertad para los Alemanes.

Sin nada más que decir, disfruten del corto Prólogo.
=====>[13.11.2023]<=====

Berlín, 2013

¿Quién mató a Adolf Hitler? La respuesta se oculta en estas páginas.

Las circunstancias que rodearon su muerte son objeto de controversia desde 1945, pero yo conozco la verdad.

Estuve allí.

Ahora soy una vieja viuda sin hijos, abandonada en una casa atestada de
recuerdos tan amargos como cenizas.

No me provocan alegría ni los tilos en primavera ni los lagos azules en verano.

Yo, Ino Yamanaka, era una de las quince mujeres que cataban los
alimentos de Hitler, a quien le preocupaba de manera obsesiva que lo envenenaran los Aliados o algún traidor.

Después de la guerra, nadie, a excepción de mi marido, supo lo que hice.

Nunca hablé de ello. No podía. Pero los secretos a los que me aferré por
tantos años necesitan escapar de esta prisión interior. Ya no me queda mucho tiempo de vida.

Yo conocí a Hitler. Lo miré caminar por los pasillos de su refugio alpino,
el Berghof, y lo seguí a través del laberinto de la Guarida del Lobo, su cuartel general en Prusia Oriental.

Estuve cerca de él en su último día en las profundidades sepulcrales de su búnker en Berlín. Era frecuente que estuviera rodeado por un séquito de admiradores sobre los que flotaba su cabeza como una claraboya en el mar.

¿Por qué nadie mató a Hitler antes de que muriera en el búnker? ¿Fue un
capricho del destino? ¿Tenía una capacidad sobrenatural para escapar a la muerte? Hubo muchas conspiraciones para matarlo, pero todas fracasaron.

Solo una logró lastimar al Führer.

Aunque ese intento fallido lo único que consiguió fue reforzar su creencia en la providencia, en su derecho divino a gobernar como le pareciera.

El primer recuerdo que tengo de él es de la Asamblea del Partido de 1932
en Berlín. En ese entonces, yo tenía quince años. Se puso de pie sobre una plataforma de madera y habló ante un pequeño grupo de personas que crecía minuto a minuto, a medida que se corría la voz de su presencia en Potsdamer Platz.

Ese día de noviembre caía lluvia de unas nubes grises, pero cada una de
las palabras que pronunció explotaron en el aire hasta que la muchedumbre pareció resplandecer gracias al ardor y la rabia que sentían hacia los enemigos del pueblo alemán.

Cada vez que se golpeaba en el corazón, el cielo se estremecía. Traía puesto un uniforme café con una correa de cuero negro que le cruzaba el pecho. En su brazo izquierdo destacaba el parche rojiblanco con
la esvástica negra. Una pistola colgaba de su cintura.

No era particularmente atractivo, pero sus ojos te cautivaban de una manera poderosa. Circulaban
rumores de que quiso ser arquitecto o artista, pero siempre imaginé que
hubiese sido un mejor cuentista si hubiera dejado que su imaginación se expresara a través de las palabras y no de la maldad.

Hechizó a una nación entera e indujo a aquellos que creían en el reluciente y nuevo orden del nacionalsocialismo a protagonizar disturbios eufóricos.

Pero no todos lo idolatrábamos por considerarlo el redentor de Alemania.

Desde luego, no todos los «buenos alemanes». ¿Mi nación fue culpable de auxiliar al dictador más célebre que el mundo haya conocido?
En torno a Hitler se creó un culto que permaneció tan extendido tras su
muerte como cuando estaba vivo. Sus miembros se sienten fascinados por el horror y la destrucción que sembró en el mundo como si fuera un demonio.

Son los fanáticos adoradores del Führer, o bien los estudiantes de la psique humana, quienes se preguntan: «¿Cómo pudo ser tan malvado un solo hombre?». En cualquier caso, estos seguidores auxiliaron a Hitler a triunfar en
su empeño por vivir eternamente.

He luchado con las espantosas acciones que perpetró el Tercer Reich y con el lugar que yo ocupo en la historia de la humanidad. Mi historia debe ser contada. En ocasiones, la verdad me abruma y me horroriza como si cayera en un pozo oscuro y sin fin, pero en el proceso he descubierto mucho acerca de mí misma y de la humanidad.

También he descubierto la crueldad de los hombres que promulgan leyes que obedecen a sus propios propósitos.

La vida me ha castigado y mi sueño está plagado de pesadillas. No hay
manera de escapar de los horrores del pasado. Quizás aquellos que lean mi
historia no me juzguen con tanta dureza como me juzgué yo misma.

El Salva De HitlerNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ