Margaritas [Flores #1]

Capítulo 2

Chloe🌼

Me remuevo incómoda en mi cama, tengo sueño pero no puedo dormir. Me levanto y busco mi computador, escribir es algo que siempre me ha ayudado con mi insomnio, pero hoy no puedo hacer ni siquiera eso. Reviso todas las carpetas de fotos, tengo muchas de cuando era pequeña, con mis amigas, con mi familia. Cuando reviso la última carpeta me doy cuenta que es donde tengo todas las fotos con Jake. Con una opresión en el pecho doy click en la carpeta y nuestros rostros sonrientes se ven en todas. Pero una llama mi atención, la foto de cuando nos hicimos novios.

Los recuerdos inundan mi mente haciéndome retroceder en el tiempo.

Me encontraba almorzando con unos compañeros de la universidad, pero los pensamientos y la emoción no me dejaban ni comer en paz.

—Lo siento, chicos. Tengo que irme —comienzo a decir para luego despedirme. Ese día estaba muy inquieta, pues sería mi primer trabajo como adulta responsable, intento de adulta responsable, pues mi única responsabilidad eran dos cachorros y un jardín de flores.

Zoe, mi hermana, se había ido hace poco de la casa con su novio. Mis papás estaban destrozados, pero de igual forma yo tenía mis planes y debía mantenerlos aunque la huida de Zoe nos hubiera dividido.

Mesera en una cafetería no sonaba mal para ser un primer trabajo y algo en lo que mantenerme ocupada mientras mis papás se ocupaban de sus problemas y de Zoe.

El trabajo, la universidad y las fiestas hicieron que muchos años de mi vida se pasara en un parpadeo. Cuando pude abrir mis ojos me di cuenta de que mi vida era un desastre, pero es que fue una manera de olvidar las cosas que sucedían en mi familia dividida. Mis cachorros enfermaron y murieron, eso sí me dolió demasiado, pero lo supere ocupando mi tiempo en trabajar y en ejercer mi pasatiempo de adolescente, escribir.

Me gradué de administración y seguido de eso hice una licenciatura en letras, que no pude acabar. Todo eso sin siquiera pensarlo demasiado, solo fueron impulsos que tuvieron buenos resultados.

Escribía y buscaba trabajos. Ya tenía pensado el independizarme, no podía seguir viviendo con mis padres y aunque esto les dolería solo podía pensar en mí futuro y en mis planes, independizarme era el más importante ahora.

Un amigo de Zoe con quién mantenía contacto me dijo que en una editorial estaban buscando secretarias y yo no dude en ir hasta allí. Estaría cerca del ambiente creativo y la paga era buena. No lo dude, pues en ese tiempo la impulsividad gobernaba mi ser.

Los primeros días fueron duros, mi jefa, Vicki, era muy estricta y siempre me hacía repetir lo que ya había hecho, sin necesidad, solo porque se le antojaba verme sufrir. Las compañeras de trabajo me veían con superioridad por ser más joven que ellas, excepto una, Celia, era una mujer adulta y muy hermosa siempre era muy amable conmigo y me acompañaba en el almuerzo, decía que las demás siempre hablaban sobre hombres y parejas algo de lo que ella no tenía intención de hablar, pues el trabajo era para olvidar que estaba casada y esas mujeres siempre le preguntaban sobre eso. Desde entonces Celia y yo nos volvimos inseparables.

Al poco tiempo, en una fiesta, conocí un grupo de chicos que se me hacía que ya los conocía, pero estaba pasada de tragos y mi cabeza daba vueltas. Hasta que la recordé, esa sonrisa de actriz de televisión, esas caderas, ese cabello negro y ese brillo que solo era de ella me hicieron recordar, Deni, mi mejor amiga desde siempre, cuando nos graduamos de la secundaria se fue del país con su familia.

— ¡No puede ser eres tú! —me gritó ella abrazándome y haciendo que varias lágrimas salieran de mis ojos.

Hablamos toda la noche, me ayudó a que se me bajarán los tragos y pasamos un rato agradable juntas. Ella me dejó frente a mi edificio, ya me había mudado sola a un apartamento.