25 { Tu actitud } ♡

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Dalia Miller.

El chico estacionó el auto y cada uno bajó por su cuenta.

Al entrar al café noté algo raro en él y creo que no fui la única por que ellos también lo notaron, mirando a nuestro alrededor se encontraban algunos cuadros de Izan jugando fútbol en todo el café.

Camisas firmadas.

Fotografías de él con su familia.

Donde estaba jugando fútbol y eso me hizo sonreír genuinamente.

—Que distinto es— susurro la castaña.

—Wow— hizo Emma.

Estábamos metidos observando cada detalle que no nos dábamos cuenta que Demean había aparecido.

—Rossi— se saludaron muy agusto.

—Demean.

Luego de saludarlos me miró y pasó de largo.

Lo seguí con la vista confundida y luego nos sentamos en una mesa.

—No se van a arrepentir de haber venido aquí.

—Mmm si supiera— me susurró la rubia.

—¿Como?— dijo divertido el pelinegro.

—No, que ya lo conocemos— afirmó la rubia— Ya conocemos el café y sí, preparan unos muy buenos.

—Así que ya lo conocen.

Demean llegó.

—¿Qué van a pedir?— dijo sin darme una mirada.

Todos pedimos nuestros cafés y Callum Rossi dijo.

—Mira, Demean. Ella es Dalia acabo de conocerla— le dijo al chico, este me miró no muy normal que digamos.

—No quiero ser grosero pero ya nos conocemos— dijo esto muy serio.

Arrugue mis cejas y sacada de onda lo seguí con la vista.

¿Qué le hice? 

—¡Oye Demean! ¿Qué te parece si este cuadro te lo llevas?— era Izan, se escuchaba entusiasmado.

—Ese me gusta— confirmó su hermano.

—¡Izan!— le gritó el chico de nuestra mesa.

La rubia que estaba a mi lado me dio un pequeño codazo.

—Voy al baño— les dije con nervios.

Hace mucho que no lo miro de cerca, que no escuchaba su voz tan cerca. Mi corazón comenzó a alocarse y lo único que pude hacer es levantarme e irme rumbo al baño que estaba al final del pasillo, pasando la oficina de los hermanos.

—Lia…— escuché su voz decir uno de mis pronombres, un escalofrío se adueño de mi cuerpo sin embargo no quise voltear a verlo.

—Izan… ¿Ella es?— era Callum, ya podía reconocer su voz— Voy a matarte pequeño Harrison…

Deje de escucharlo y me adentre al baño.

Mis manos me sostuvieron del lavado de baño, alce mi vista y me miré a través del espejo, estaba fatal para que él me viera así.

No sé si algo ha cambiado porque en las ocasiones que lo topo no he tenido el valor de mirarlo a la cara, solo le doy la espalda y me voy.

Saqué mi móvil y le marqué a la rubia.

—No puedo…

—Tranquila, él se fue con Demean— habló tranquila.

Suspire con alivio y salí del baño.

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