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Con un suspiro contenido, Sage se levanta con gracia desde su asiento y dobla el papel entre sus manos antes de deslizarlo en el resguardo de su bolsillo.

En su mirada, se percibe una determinación serena mezclada con la anticipación de la aventura que le aguarda.

Aunque sus bolsillos no están abultados con suficientes monedas para abarcar la imponente figura del barco que se yergue majestuoso en el horizonte, la agilidad y habilidad para pasar desapercibida le otorgan un valor incalculable en cualquier rincón del mundo. Bueno, a ella y a varias brujas que entrenaron desde pequeñas para ser sigilosas, pero prefiere pensar que entre todas, ella es la mejor. No por mada una gata decidió ser su compañera.

Con un gesto tan ligero como el batir de las alas de una mariposa, Sage entreabre la puerta, permitiendo que solo una delgada luz ilumine el pasillo ante ella. Observa con atención, con sus ojos entrecerrados para aprovechar al máximo la escasa luminosidad que filtra a través de las ventanas, grabando cada detalle de su entorno en su mente.

El barco se detiene y ella percibe el bullicio de todos desembarcando. A través de la pequeña abertura en la pared, divisa la escena de encontrarse anclados en medio del vasto océano, rodeados de otros barcos. Sin embargo, uno en particular destaca entre todos ellos: un gran navío con forma de pescado, resaltando incluso en la distancia, a pesar de la tenue luz de la luna.

Un susurro de asombro escapa de sus labios:

— Qué hermoso...

Cuando escapó del aquelarre, no tuvo tiempo para explorar el mundo ni detenerse a contemplarlo. Siguió un rumbo hacia un lugar lejano donde ella y el libro estuvieran a salvo.

Ahora, empieza a lamentarlo un poco.

Aunque solía salir a la ciudad con otras brujas, nunca se aventuró demasiado lejos. Algunas de sus compañeras incluso se marcharon de intercambio a otros pueblos e incluso a enormes capitales, todo con el fin de perfeccionar su habilidad en la brujería.

Pero esa oportunidad nunca se le presentó a ella. Siempre fue considerada la más tonta y fea entre todas; razones del porqué nunca aceptaron sus solicitudes, según las palabras de su propia abuela.

Sin embargo, cada vez que rememora esas conversaciones, Sage reflexiona sobre cómo ha logrado mantener entre sus manos un libro tan crucial sin ser detectada por ninguna otra bruja. Esta constatación contradice claramente las percepciones de las ancianas, pues Sage demuestra ser extremadamente astuta.

Una vez que consigue infiltrarse en el nuevo barco que ha llamado su atención, comienza a deambular por los pasillos en busca de un lugar donde instalarse o quizás encontrar algo de comida.

Con habilidad, desliza la mano en el bolsillo de su falda y extrae el papel doblado que había guardado unos minutos antes. Lo examina con detenimiento mientras avanza por el pasillo, buscando sorprenderse aún más con el entorno circundante. Encuentra algunas puertas con ventanas circulares que le ofrecen una vista perfecta del otro lado; en algunas, solo distingue bodegas, pero en una de ellas descubre la entrada a una cocina.

Con el estómago rugiendo por el hambre, Sage se encuentra en una situación precaria después de haber devorado todo el pescado y haber agotado sus provisiones personales. Con la noche avanzada y percibiendo que es poco probable que encuentre a alguien deambulando por allí, decide adentrarse sigilosamente en busca de algo que sacie su apetito.

Mientras tanto, Gwen, quien la sigue de cerca, se dirige directamente al lavavajillas con la esperanza de encontrar algo que satisfaga su paladar, aunque sea un gato, añora la variedad en su dieta después de días saboreando únicamente pescado y la sal del océano, así que a pesar de que los restos de salsa de tomate pegados a un plato no son su favorito, en momentos de hambruna, son lo mejor que puede encontrar.

Elixir -Sanji Vinsmoke- One PieceWhere stories live. Discover now