Banquete negro.

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Jin GuangShan lo lleva a ver su jardín y le va contando una historia respecto a cada planta. 

—Esta la sembró mi hijo a los seis años el día de su cumpleaños, su madre lo regañó por no hacerlo bien, lo hizo llorar mucho. Ella no es una madre amorosa, incluso se opuso al matrimonio de Jin ZiXuan con su novia ya embarazada. Este hijo mío es igual que su padre— sonríe divertido. 

A Qi Rong le suena la historia. 

—La que está a la par es la que sembró mi nieto, lo hizo tan bien que su abuela lo celebró por una semana entera. Ella realmente consiente a su nieto, jajaja. No quiso a su nuera, pero sí a su nieto. 

—¡No me interesan tus historias, viejo puto! — rechina los dientes, luego relaja la mandíbula y sonríe forzosamente—. Eeh, yo también tengo un hijo, está enfermo y necesito volver para cuidar de él. 

Jin GuangShan se asombra un montón. 

—¿Cómo?, ¿por qué no me lo dijiste antes? Enviaré a mis médicos para que lo traten. 

A Qi Rong se le descuelga la quijada y suda helado. Apenas tartamudea antes de articular palabras coherentes. 

—A-ah, fue hace dos días, pro-pro-probablemente ya esté curado o-o pueda que esté peor, quién sabe— dice con una sonrisa forzada.

—Es mejor asegurarse de que no sea lo segundo. Los enviaré ahora mismo. Ven, indícales dónde queda tu casa— va a buscar al primer sirviente que se le cruce enfrente. 

Qi Rong quiere bofetearse varias veces; si bien es una buena oportunidad de escapar de la maldición, todavía no le ha pagado los millones que le corresponden. 

—¡Viejo tonto, haré que me pagues, ya verás!

Qi Rong le da la dirección de su casa y los cultivadores expertos en medicina montan sus espadas y parten enseguida, casi al mismo tiempo parte Madam Jin a Yunmeng Jiang. A Qi Rong le resulta curioso que Jin GuangShan no le haya recomendado ir con los médicos, sino que procurara su estadía en el castillo.

—Descuida, él estará bien— Jin GuangShan le da unas palmadas en el hombro y le vuelve a sonreír despreocupado—. Ahora vamos a ver mi colección de armas, ¿te parece? — se da la vuelta, encaminando sus pasos a la Torre de la Fragancia, sitio donde alberga sus tesoros.

Qi Rong lo persigue por detrás, le dan ganas de ahorcar al viejo o arrojarlo por una ventana, sus manos casi se mueven solas, pero las domina con su fuerza de voluntad y las pone detrás de su espalda. Piensa en bucle una y otra vez acerca de la maldición. 

—Si le digo la verdad es probable que me deje ir, aunque también podría sospechar que le di el ojo escarlata precisamente para pasarle la maldición. ¡Maldición! ¡Incluso podría tenerme aquí a propósito para que muera con él!

—¡Admira mis tesoros! 

Ambos llegan al Salón de la Fragancia y Jin GuangShan presume sus artículos de colección. Son lujos extraños con cientos de años de antigüedad, pero ninguno despierta el ánimo en Qi Rong, él está furioso, apenas y lo disimula. 

—¡¿Qué hace este viejo sarnoso aquí?! — Jin Ling aparece detrás de un estante. 

—¿A-Ling? Yo debería preguntarte lo mismo, este no es un sitio donde debas jugar, lo que ves aquí no son juguetes— dice su abuelo. 

—Perdí una de mis canicas— explica el niño con enojo, mostrándole una canica roja con pintas amarillas. 

—¿Y cómo entraste? 

—Papá... 

—Este hijo mío...— presiona su puño en su frente y suspira— Bien, A-Ling, ya sabes que no debes jugar aquí. Ahora sal, por favor. 

Ojo escarlata. | TGCF | - 25Where stories live. Discover now