LOS ONESHOTS NO SON MÍOS SON SACADOS DE TUMBLR ; de todas formas las que yo no halla hecho le daré el reconocimiento al creador :)
También habra fotos de cada personaje al principio o al final de el "capitulo".
Fecha de comienzo: 12 de marzo de 2024...
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Regulus es más grande. Siempre lo ha sido, incluso desde que os conocisteis en el segundo curso de Hogwarts, cuando la mayoría de las chicas solían ser más altas que los chicos por razones fisiológicas -él seguía siendo unos centímetros más alto-. Con los años, esos pocos centímetros se convirtieron en pocos decímetros y ahora, en tu séptimo año, Regulus es casi dos cabezas más alto que tú, causándote mucho dolor de cuello porque tienes que estirar el cuello al hablarle y empequeñeciéndote visualmente sólo con estar a tu lado.
- Qué buena chica, tomándome tan bien -murmura Regulus suavemente, planeando sobre ti. Tiene el antebrazo apoyado en una almohada junto a tu cabeza, sosteniendo la mayor parte de su peso, y la otra mano rodea la base de su polla mientras se hunde lentamente en tu interior, impidiendo que salga de tu estrechez.
Gimoteas ante el elogio y el apretado estiramiento de tus paredes; por muy a menudo que practiquéis sexo, la primera penetración siempre es dura para los dos. Rodeas con tus brazos el torso delgado de Regulus y deslizas las manos por sus costados, acariciando suavemente la piel.
No está del todo dentro. Nunca lo está. Incluso cuando llega hasta lo más profundo de tu ser, con su rosada verga apretada contra el cuello del útero, creando un bulto en tu vientre, siempre le quedan unos 4 cm, tu coño es demasiado pequeño para acogerlo entero. Pero él nunca se queja. De hecho, a Regulus le encanta lo pequeña que eres en comparación con él. Qué mona estás cuando te esfuerzas por meterle tres dedos, qué jodida estás cuando te mete la polla en el chochito, sin haberte follado todavía. E incluso si quiere estimularte con toda su longitud, siempre puede meterte la polla hasta la garganta; a veces se pregunta quién se excita más con ello, teniendo en cuenta lo feliz que pareces cuando te folla la boca.
- Eso es, con cuidado -Regulus arrulla mientras te mete la polla hasta el fondo; tus paredes internas se agitan en torno a su enorme grosor, tratando de acomodarse a su tamaño. Su mano, ahora libre, se posa también junto a tu cabeza, aprisionando por completo tu cuerpo bajo su figura más grande.
Black te da un poco de tiempo para que te adaptes, quedándose quieto mientras sus labios calientes recorren tu cara y tu cuello, dejando besos de mariposa y susurrando dulces susurros y confesiones de amor en tu piel. Empieza despacio, separándose sólo un poco y luego volviendo a girar suavemente sus caderas hacia las tuyas, provocando dulces gemidos y quejidos que escapan de tus labios hinchados por el beso. Con el tiempo, Regulus se acelera y marca un ritmo, tal y como sabe que te gusta: no demasiado rápido, pero profundo y firme, golpeando todos tus puntos sensibles con su polla.
Agitas las caderas contra Regulus, intentando empalarte más profundamente en él, pero una de sus grandes manos te agarra con fuerza de la cadera, deteniendo todos tus movimientos.
- No pasa nada, pequeña, nada de eso. Quédate ahí tumbada mientras te follo hasta el colchón, ¿vale? - exclama Regulus desde arriba, con una pequeña sonrisa en su atractivo rostro mientras sus ojos estudian de cerca tu cara sonrojada.
Haces un mohín, pero aceptas:
- Mmm okay, -copias sus palabras, relajándote en sus brazos, dejando que haga lo que quiera con tu cuerpo. La sonrisa de Regulus se ensancha en una mueca socarrona mientras sus caderas retoman el ritmo anterior, follándote hasta dejarte en la cama tal y como había prometido.
Le acaricias la nuca con la mano; tiene la piel húmeda de sudor por el esfuerzo de lo bien que te folla y los rizos de la nuca empapados. Acercas la cara de Regulus a la tuya, vuestras narices chocan con cada profundo empuje de sus caderas contra las tuyas, sus ojos de obsidiana no se apartan de los tuyos, llorosos. Un chillido agudo se escapa de tus labios con cada giro firme de las caderas de tu novio, tus ojos se cierran, el nombre de Regulus en tus labios como un mantra...
- Mírame mientras te follo -Regus ronca y te obligas a abrir los ojos de nuevo, mirando a tu novio con inmensa adoración. Sus espesos rizos caen sobre su frente, metiéndose en sus ojos mientras intenta soplarlos sin éxito, tu mano se alza para cardar entre sus sedosos mechones, peinándolos hacia atrás de su cara. - Eso es, mírame mientras te hago sentir bien, esa es mi princesita bonita. Frótate el clítoris, ¿sí?
Tu corazón se acelera al oír sus palabras, desenredas uno de tus brazos del cuello de tu amante y una mano temblorosa baja hasta el punto en que vuestros cuerpos se unen, encontrando tu clítoris y rodeándolo con movimientos hábiles. Tu coño se tensa deliciosamente ante la estimulación añadida y se aprieta con fuerza alrededor de Regulus, provocando un silencioso "joder" murmurado por él en voz baja.
- Reggie, voy a correrme -dices sin aliento y tus labios rozan los suyos con cada palabra, él sólo te da un picotazo alentador.
- Vamos, córrete en mi polla. Sé una buena chica y haz un desastre para mí.
Sientes que se te aprieta el estómago y persigues la sensación desesperadamente, con los dedos ágiles frotándote el clítoris cada vez más deprisa, sintiendo cómo el calor crece dentro de ti. Bastan unas cuantas embestidas más para que te sientas al borde del abismo, con la sensación de calor que recorre tus venas y llena de euforia cada célula de tu cuerpo.
Regulus no se detiene, follándote hasta el orgasmo; sus ojos negros no se atreven a apartarse de tu hermoso rostro, intentando grabar cada segundo de tu placer en su memoria. Sus caderas se detienen sólo cuando empiezas a gemir por sobreestimulación, quedándose enterrado cómodamente dentro de ti.
Miras a Regulus con los ojos llorosos y desenfocados, y te das cuenta de que no se ha corrido contigo. Pero sus labios ya están sobre los tuyos, callándote con un beso tranquilizador, sin darte la oportunidad de empezar a divagar. Golpeando su nariz contra la tuya cariñosamente, Regulus se separa de ti con cuidado, dándote un juguetón apretón en el muslo.
