𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐚 [+𝟏𝟖]

Capítulo 26

— Yo... Mi cantidad de espermas es baja, pero es una posibilidad... ¿Nosotras? — me miró, esa mirada, la que significa que la sigo sorprendiendo.

— Lo decía en serio. Somos para siempre, Bec. Además, ¿Cómo podría dejar ir a alguien que hace que me corra en cinco minutos? — oh... ¿Está...?

— ¿Estás... jugando? — sonrió, y supe que lo estaba.

— Sí, y por cierto, he estado tomando la píldora por dos años. No te preocupes, no podemos embarazarnos — tomó mi mano, besándola. 

— Todavía, no podemos todavía. Quiero tener hijos contigo, la casa, el perro... Todo — sus ojos se humedecieron, al parecer no hago nada bien. En este momento debería de hacerla sonreír, no llorar. 

— Eres perfecta, te amo tanto, para siempre — me besó y puedo sentir cómo mi corazón late rápido y fuerte.

— ¿Recuerdas cuando me preguntaste si creo en almas gemelas?

— Sí — besó mi mejilla.

— No sé sobre los demás, pero nosotras lo somos. Almas gemelas. Voy a casarme contigo un día, Sarocha — sonrió, besando mis labios.

— Eso es un hecho, Rebecca, serás mi esposa. Te amo.

— Para siempre — prometí.

Es tarde, el sol ya se ocultó. Seguimos recostadas, desnudas, abrazando al amor de mi vida. Me siento diferente, más cómoda conmigo misma. Freen está adormilada, su hermoso cuerpo sobre el mío y su centro contra mi muslo. La veo más hermosa ahora, porque me doy cuenta de que no es perfecta como pensaba. Tiene una pequeña cicatriz sobre su ceja, pequeñas pecas en su nariz, no tiene un abdomen perfecto ni músculos definidos, definitivamente no era virgen. Y la amo, porque es mía, con todas sus fallas y sus asombrosas imperfecciones. 

La gente habla, les gusta hablar, sobre todo menos sobre ellos mismos. Y la gente habla sobre mí, los he escuchado. Dicen que soy la perfección en persona, que por eso no estoy al alcance de nadie, pero sé más que ellos, que no soy nada de eso. Soy extraña, no los entiendo, disfruto mirar al cielo y un verano agradable, incluso columpiarme. Me gusta leer libros largos, novelas clásicas. Me gustan las matemáticas, historia y física. La gente me asusta, eso es lejos de ser perfecta. Tengo una profunda cicatriz en mi costado izquierdo, la cual Freen besa todo el tiempo, porque dice que es la única que conoce esa imperfección en mi cuerpo. Y tiene razón. Ya no soy virgen, físicamente sé que eso me ha cambiado un poco, pero emocionalmente no sabía que alguien podía tener mi corazón en sus manos, pero Freen lo tiene, y me asusta, porque, ¿Qué ser humano perfecto podría entregar su corazón a la primera persona con la que tiene relaciones? No soy perfecta, ella podría destruirme y yo estaría contenta con eso. 

— ¿Qué piensas? — besó mi hombro. Su voz es rasposa por haberse dormido, sus ojos un poco hinchados, sus labios rojos y su cuello lleno de marcas mías. Su cabello está alborotado y huele a sexo y sudor, está lejos de ser algo perfecto, pero al mismo lo es. 

— Podrías matarme, ¿Sabes? Tienes mi corazón en tus manos y podrías matarme si quisieras — besé su cabeza, colocando ahí mi barbilla. 

— ¿Estás...? ¿Te arrepientes de lo que hicimos? — se tensó. Probablemente, tendría que haber comenzado con otras palabras. 

— Te amo, eso es un hecho. No me arrepiento de haberte hecho el amor, nunca me he arrepentido de hacer algo contigo. Amo cómo siempre estamos calientes y necesitadas cuando estamos juntas. Amo ser la única que sabe que tienes una profunda cicatriz en tu corazón porque piensas que la gente solo quiere tu cuerpo. Amo el hecho de que tú eres la única que sabe que no soy señorita perfección. Amo que puedes disfrutar un día en el parque, en los columpios, comiendo helado y caminando conmigo de la mano para ir a casa; y amo que tomas el camino largo porque es el que está casi vacío, porque sabes que me pongo ansiosa con las personas. Lo que intento decir, es que si algún día te das cuenta de que no soy ni de cerca tan perfecta como tú, y me dejas, creo que moriría, porque amo todo de ti. Amo cómo me amas y no creo que alguna vez pueda encontrar a alguien como tú — sentí las lágrimas caer, pero debía decírselo, tiene que entender lo serio que es esto. Casi tengo dieciocho y mucho puede cambiar, pero sobre ambas estoy segura. Solo deseo que Freen lo esté también.

— Yo... Becky, todo lo que sientes por mí, también lo siento. A veces, lo que siento por ti es demasiado, pero nunca lo rechazo. Eres la única que está en mi mente, día y noche. Ni siquiera puedo dormir sin ti. Tú también podrías matarme si quisieras, así que, déjame prometerte algo. Nadie matará a nadie en esta relación, ¿Okay? — sonreí, asintiendo. Se sentó en mi regazo, mi miembro está suave, y a ella no le importa, porque ahora no se trata de sexo, es sobre el compromiso de un futuro juntas, aquel que deseamos. 

— Lo prometo — se inclinó para besarme y me encontré con ella a medio camino. Sellamos la promesa con un beso, y después, el cielo se llenó de colores. Fuegos artificiales. Miramos hacia arriba, sonriendo.  — Creo que Honolulu intenta decirnos que somos almas gemelas — la besé una vez más.

— Honolulu debe de ser muy sabio — me sonrió y yo le correspondí. Nos recostamos otra vez, la puse sobre mí. Estamos desnudas, física y emocionalmente, y sé que estaremos bien. Siempre, sin importar que, ambas estaremos bien.