Capítulo 23

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Siento unas caricias, me despierto confusa, veo a Leo sentado a mis pies y me incorporo para quedar sentada frente a él.

- Perdóname -

Permanecí en silencio ante su confesión, bajo la mirada, él me acaricia el rostro y con un dedo sube mi barbilla para que lo mire a los ojos. Tras un largo suspiro por su parte comenzó a desahogarse contándome su historia con Lucia.

- No sabía que había sido tan fuerte - contesté al escuchar toda la historia, me había imaginado muchas cosas, pero nada como lo que acababa de escuchar.

- Fue dañino - dijo él respirando hondo.

- Me juras que no me estas usando para olvidarla - pregunte a pesar de todo y las palabras de Alba resonaron en mi cabeza.

Me dijo que era la sustituta, que solo estaba reviviendo su historia con ella y no era nada ajeno a la realidad, aunque yo jamás haría lo que ella hizo.

- Te lo juro, eres todo para mí - respondió acunando mi rostro en sus manos.

Nos abrazamos, pero todo quedo dando vueltas en mi cabeza, era algo más que añadir a la lista. Al día siguiente me desperté distraída, era uno de esos días en los que todos los recuerdos venían de repente, en el que la nostalgia se apodera de nosotros y no vemos una salida coherente para alejarnos de lo que nos angustia. En el internado entre en la enfermería temprano antes de las clases para hablar un rato con Bea.

- Estoy tan cansada de todo - suspire sentada en la camilla.

- Te entiendo, a veces yo también me despierto así -

- Hay cosas que aún no me encajan, ¿Por qué siguen trabajando aquí sí lo odian? -

- Hay veces que la vida no te da segundas opciones - respondió Beatriz

- No me salgas con eso, ustedes son muy buenos en lo que hacen, hay miles de escuela y de hospitales en los que pueden trabajar -

- Ámbar esa no es la cuestión -

- Entonces explícame para entender - insistí, necesitaba aclarar un poco del misterio que rondaba en la vida de mi novio y mi mejor amiga.

- No es tan sencillo - respondió Beatriz evadiéndome nuevamente.

- Me estoy cansando de tanto secreto - dije poniéndome de pie y caminando hacia la puerta.

- Espera bonita... -

- Me voy, tengo clases, nos vemos después -Dije y me dirigí al salón de clases donde tocaba modelaje.

En el salón se encontraba la profesora Carmen, al verla, un escalofrió recorrió mi cuerpo, la forma en que nos miraba me provocaba una sensación extraña en el cuerpo, y un impulso de alejarme lo más posible me sofocaba.

Veo que llama a Madison, una chica trigueña y delgada que pertenecía al grupo de nocturnas, nunca hemos hablado, ella parece estar en su mundo todo el tiempo, pues no tiene amigas ni habla con nadie.

La observo y me doy cuenta de su repugnancia, se levanta despacio y se dirige frente a todas nosotras. Carmen nos indica que nos sentemos y eso hacemos, yo comienzo a sospechar de la situación cuando Humberto cierra la puerta del salón con llave y se sienta a nuestro lado. ¿Qué planeaban estos dos?

- Bien, sé que muchas de ustedes ya lo saben, pero lo voy a recalcar, esta semana elegiré a mis favoritas y hoy examinare a las candidatas -

¿Examinar? ¿Qué significaba eso? La palabra me producía pánico y su tono de voz confirmaba que no era nada bueno.

La mujer comenzó a olfatear el cabello y el cuello de Madison, quien tenía la vista fija en el ventanal. Las manos de la profesora comenzaron a recorrer el cuerpo de la muchacha de una forma invasiva y pervertida, comenzó a masajear sus pechos, apretó sus costillas y su cintura, luego recorrió sus caderas hasta llegar a su entrepierna y deslizar sus dedos largos y ásperos dentro de su tanga para acariciar su parte más íntima. Unas lagrimas escaparon de los ojos de Madison quien reflejaba en su rostro el sufrimiento y el asco que aquella situación le producía. Por los movimientos que hacia el brazo de Carmen se notaba que no estaba siendo delicada. Madison dejo escapar un gemido de dolor y la mujer se detuvo.

Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )Where stories live. Discover now