3. Hargreeves.

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Pov __________:

—Baja esa arma —el castaño se alarmó al verme, sonreí internamente, por lo que reforcé el agarre de la pistola en mis manos y retrocedí—. Sé que estás asustada pero puedo darte una explicación lógica.

—¿Qué hacen en mi casa?

Vi que el castaño dejo la esfera en su lugar, desapareció y cuando volvió a reaparecer estaba detrás mío con un brazo alrededor de mi cuello y con mi arma sobre su mano libre, mi espalda estaba contra su pecho y al parecer el espacio entre ambos cuerpos era nulo.

Lleve mis manos a su brazo para evitar que ejerciera más fuerza contra mi cuello.

—¡Suéltame, Hargreeves!

Intente forcejear con él pero vi de reojo que analizaba el arma que era un poco inofensiva, solo un poco.

—¡No la sueltes!, se ve que es igual de loca que tú.

El otro Hargreeves se alejó de nosotros para ocultarse detrás de un sofá, gruñí exasperada mirando con rabia al mayor.

Cuando el castaño que estaba detrás de mi soltó una risa, dejó de ejercer su agarre y me alejé rápidamente de él para mirarlo mal.

—¿Por qué cargas una de estas?

Analizó el arma y después la lanzó a mi dirección, la atrape en el aire y la guarde en mi mochila.

—Eso no te incumbe —respondí indiferente—, ¿qué hacen en mi casa? —repetí exasperada y el otro hermano apareció con una actitud despreocupada.

—Yo soy tu abogado personal —hizo una leve reverencia, soltó una risa amarga y analizó todo a mi alrededor—. Estoy aquí por que él —señaló a su hermano—, dijo que me pagaría veinte dólares.

Pensé unos segundos, al recordar la mentira que le dije al médico comprendí el comentario del hombre, mire a ambos alternativamente para llevar mi mano a mi mentón.

—Sí se supone que todos los Hargreeves tienen la misma edad, ¿por qué tú sigues siendo menor de edad? —pregunté para el castaño menor quién me miro sorprendido.

—Fácil: viajó al futuro, se quedó atrapado ahí por más de cuarenta años y volvió ayer, según él algo salió mal en la ecuación de...

Ante la penetrante mirada del menor, Klaus se quedó callado; sonrió nervioso y salió corriendo de la sala, cuando escuche la puerta principal cerrarse de golpe mire fijamente al castaño.

—Dice la verdad —habló al fin—, y tenías razón, aquella prótesis ocular aún no es fabricada.

—¿La encontraste en el futuro?

—Pertenece al causante del apocalipsis —explico mientras empezaba a caminar con las manos dentro de los bolsillos de su short azul marino—, no tenemos mucho tiempo.

—¿Tenemos? —solté burlona y él me miro—, mira, no sé cuáles sean tus planes para todo esto pero conmigo no cuentas —me señalé—. Ni siquiera sé cuál es tu nombre, tienes cara de Aidan, así que serás Aidan.

—Soy Cinco Hargreeves —respondió con tono serio—, y necesito de tu ayuda porque...

—___________ Stone —interrumpí—, y yo no tengo habilidades como tu familia, así que no cuentes conmigo.

Le di la espalda dispuesta a abandonar la sala para ir a mi habitación pero a mitad de mi camino la alarma de seguridad se activó.

Me gire sobre mis talones y vi dos siluetas sobre el lobby, llevaban ridículas máscaras de oso y perro, ambos llevaban ametralladoras en sus manos apuntando a mi dirección.

—¡_____________!

El tiempo a mi alrededor se detuvo, de reojo vi como Cinco corría a mi dirección; cuando se lanzó sobre mí, una onda azul nos cubrió y desaparecimos de la mansión.

Solté un grito cuando ambos caímos al suelo, me quejé cuando caí mal debido a la mochila que llevaba en mi espalda, me quedé quieta cuando el castaño se quedó inmóvil encima de mí, con su cabeza sobre mis pechos.

Mi respiración se aceleró, nunca había estado así de cerca de un chico y peor si ese chico resultaba ser mayor de lo que aparentaba; contuve mi respiración y cuando el chico me miro, sonrió un tanto juguetón.

—Relajate, no haré nada malo.

Lo empuje haciéndolo caer de lado, me puse de pie notando que estábamos sobre el jardín trasero de la mansión.

Evite mirarlo, me acerque de manera sigilosa a la mansión para abrir la ventana que daba al despacho, logré percibir pasos por toda la casa.

—Son Hazel y Cha-Cha —me sobresalté al escuchar la voz del chico a mi espalda—. Asesinos de la Comisión, me están buscando.

—¿Y qué carajos hacen en mi casa?

Entre al despacho de manera sigilosa, camine por dicho espacio hasta llegar al escritorio; me senté sobre aquella silla de cuero marrón y saque mi celular para conectarlo al panel de seguridad de toda la casa.

—No sé, tal vez porque estás relacionada conmigo desde ayer —respondió indiferente sin dejar de observar mis movimientos—. ¿Cómo es que tienes la mejor tecnología de todo el mundo?

—Soy millonaria —respondí sarcástica.

Active los rifles de precisión que se encontraban ocultos dentro de sus respectivos paneles en el techo de la casa y apunte a cada uno.

Preparé el dardo sedante de cada rifle y dispare a ambos, tomándolos desprevenidos; sonreí orgullosa y para cuando ambos se quitaron aquel dardo...cayeron al suelo inconscientes.

Aquellos rifles volvieron automáticamente a su lugar y desconecte mi celular del panel.

—Eso fue increíble —había olvidado la presencia del castaño—, la manera más sencilla de noquear a dos asesinos profesionales de la Comisión.

Me puse de pie para mirar con seriedad al castaño.

—Ellos son tu problema no el mío —lo señalé—, sacalos de aquí antes de que despierten y no quiero que vuelvas aquí.

Cinco se quedó callado, apretó los labios ocasionando que su mandíbula se tensará, alejé mi atención de esa gloriosa e inquietante acción para ver que asentía sin decir nada.

—Bien, como quieras —llevó sus manos a los bolsillos de su short y camino a la puerta—. Apuesto que Dolores me dirá un: "te lo dije".

Soltó a reírse con notoria amargura, salió del despacho y lo mire asustada, definitivamente esta loco.

Espere con paciencia a que Cinco sacara a esos dos, mire por la ventana de mi habitación como el castaño antes de irse se giraba y analizaba la mansión, cuando nuestras miradas conectaron cerré de golpe las persianas.

Escuche el motor de aquel auto azul cielo, de seguro era del par de asesinos ya que Cinco podía transportarse sin necesidad de un auto.

Dejé de pensar en él y camine al escritorio de mi habitación, antes tome del estante de libros el famoso escrito de Vanya Hargreeves "Extra-ordinaria", también tome mi libreta de pasta dura de color verde oscuro, sobre la portada estaban impresas mis iniciales en cursiva y color dorado.

Abrí la libreta para buscar la página donde iba, al encontrarla a un lado del apartado llamado "reloj", escribí en la hoja blanca el siguiente título: "Hargreeves".

Conforme escribía redactaba cada cualidad y punto débil de cada hijo de Reginald, según Vanya claramente.

Aunque tenía la intuición de que en ella había algo más por lo que escribí el nombre de la chica con varios signos de interrogación. Dejé de escribir cuando tocaron el timbre, cerré mi libreta seguido de guardarla, salí de mi habitación y baje las escaleras corriendo.

—Buenas noches, señorita Stone —frente a mi estaba una mujer de piel morena, alta, delgada y de cabello castaño atado en una coleta baja—. Soy la detective Patch —me mostró su placa dorada—, ¿me permitiría hacerle unas preguntas?

Continuará.

Positions 《Cinco Hargreeves y tú》© #1 y #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora