— Lo siento mucho, Joven Hoseok...

Entonces no puedo soportarlo, y me permito un pequeño momento de debilidad, llorando y sollozando, en el hombro reconfortante de la pequeña mujer.

Se sentía como una mala pesadilla. Como esas que tenía, cuando era apenas un niño de 12 años, que sus padres lo habían abandonado, en un internado en Paris. Solo y con demasiadas preguntas, para uno niño de esa edad.

Ahora, no se sentía diferente. Sin el abuelo Doyoung, se sentía, que una parte importante, que me mantenía estable y conectado a tierra, se había ido lejos y me dejaba a la deriva, en el limbo.

Mi mente era un desastre, pero necesitaba acallar mis pensamientos, y continuar con todo esto.

Alzando el rostro, me separo de la comodidad de Haneul, y me seco las lágrimas con el dorso de la mano. Vacilo y luego sonrió, atraído y agradecido, por lo amable que Haneul estaba sido conmigo. Luego, pregunto lo inevitable.

— M-mi padre... — Balbuceo, mis palabras atropelladas. Sacudo la cabeza, para no perder nuevamente el control y agrego. —¿Esta en casa?...

Haneul hace una mueca de dolor, duda y finalmente, dice.

— Está en su oficina. —Hace una pausa, duda nuevamente y luego agrega con pesar. — Ha pasado allí desde que usted se marchó... —Otra pausa—E-él, no ha vuelto a ser el mismo.

Una bola pesada, se instala en la boca de mi estómago, pero, aun así, me obligo a asentir, y digo. —Iré a verlo. —Pasando así, por el lado de Haneul, seguido del mayor.

Cuando mis pies se detienen, frente al lugar conocido, como la oficina de mi padre, el corazón me da un vuelco. Todos mis sentidos en alerta, mientras muerdo mi labio inferior, evitando llorar nuevamente.

Entumecido y ardiendo de dolor. Físicamente y en lo profundo de mi pecho, me obligo a tomar una bocanada de aire y mantener a raya mis emociones. A mi lado, Taehyung, aprieta suavemente mi hombro, murmurando.

— Puedes hacerlo, cariño.

Inhalo y exhalo.

Puedo hacerlo.

Repito las palabras en mi cabeza como un mantra. Sin embargo, mis emociones aún, estaban demasiadas dispersas, para exigirme a mí mismo autocontrol. Aun así, levanto la mano en el aire, y la dejo caer sobre la puerta, golpeando una y dos veces.

Nada.

Ni un solo sonido.

La preocupación se apodera de mi ser, recordando las palabras de Jimin, seguidas de las de Haneul.

Pero el que más me preocupa es tío Nam, Hobi. Él no ha vuelto a ser el mismo desde que te fuiste, y desde que el abuelo Doyoung murió. Está deprimido y se la pasa en su oficina tomando y tirando cosas, cuando el alcohol ya no puede calmar su frustración.

E-él, no ha vuelto a ser el mismo.

Dios. ¿Estaba mi padre bien? ... Haneul, había dicho que estaba en su oficina. Entonces, ¿Por qué no respondía?

Con los nervios, apoderándose magistralmente de mis extremidades, tomo el pomo de la puerta y giro, agradeciendo a todos los dioses, cuando la puerta sede y se abre, sin más que un crujido.

Con el corazón, latiéndome a mil, me obligo a moverme, entrando a la habitación.

Entonces, todo se detiene a mi alrededor, como si alguien hubiese pulsado pausa en el mundo. Allí delante de mí, estaba un hombre que no conocía. Tuve que contener un grito ahogado. Me quede helado, observando al hombre al otro extremo la habitación.

FORBIDDEN LOVEWhere stories live. Discover now