Atelofobia | ¿Ranpoe?

Prólogo: La estrella en ascenso

TW: Capacitismo, homofobia (tanto externa como internalizada) y personaje con AC (Altas Capacidades) implícito.

El profesor de geometría observó a Ranpo con aprobación mientras daba el veredicto final:

—Tienes 100, Ranpo—le dijo en tono neutro—Felicidades.

Ranpo se acercó a verificar su examen y en efecto, tenía 100 de 100. La mayoría de su curso había reprobado terriblemente aquel examen y según los rumores nadie había logrado obtener la nota perfecta. Nada poco habitual teniendo en cuenta el rigor de Fukuzawa-sensei para aplicar los exámenes.

Nadie, excepto él, que no había estudiado una mierda y le rezó a todo lo existente el día del examen. Ranpo era ateo, pero ese día se volvió creyente.

En cuanto el profesor desvió su mirada, Ranpo se arrodilló en el suelo, dándole gracias a los audios de tiktok, la oración de una hora que hizo el día anterior al examen, su runa del éxito y sobre todo a su propia genialidad. Pegó el grito de guerra ignorando que estaba en un aula desconocida y Mushitaro, un alumno que lo observaba por curiosidad dejó escapar una risa.

—Bien hecho

—Gracias—La sonrisa de Ranpo no se había borrado aún.

Ahora sólo faltaba que el resto conociese sus notas. Ranpo no era especialmente presumido, pero le encantaría restregarle su logro a Poe, su eterno rival.

Cuando Fukuzawa-sensei entró en el aula fue el primero en levantarse para saludar e incluso hizo una reverencia corta. Las caras de terror de sus compañeros estaban como para subirlas a Pinterest, pues ya se había anunciado el catastrófico resultado de los exámenes.

—Estoy muy decepcionado de ustedes—empezó el docente, con esa voz que tanto respeto imponía—Son más de noventa alumnos por generación ¡Y aquí están todos reprobados!

Todos excepto uno

—Entregaré las notas del más bajo al más alto—les comunicó Fukuzawa-sensei—Y que esto les sirva de lección.

Poe estaba entrando en una crisis nerviosa, Yosano estaba con los cabellos fuertemente agarrados, Dazai estaba inmóvil pero temblando ligeramente y la pulsera de Naomi se rompió por un tirón brusco por parte de la chica.

Pero Ranpo... Ese idiota estaba relajado.

—Doppo Kunikida, cincuenta

El mencionado estaba a dos segundos de echarse a llorar.

—Tanizaki Junichiro, setenta y cuatro

—Pero profe—reclamó Tanizaki—¿Porqué?

—Le faltó resolución al problema treinta y siete

—Profe, no había espacio

—Mentira—espetó el profesor—Ahora siéntese y no me haga escándalo.

Si era mentira, Ranpo le había pasado la respuesta a Tanizaki pero no su resolución en los últimos treinta segundos del exámen.

—Yosano Akiko, setenta y ocho

Yosano hizo un gesto de felicidad desde su pupitre que le causó una carcajada a Ranpo

—Edgar Allan Poe, ochenta y seis

Su cara de decepción fue el segundo mejor momento del día. Ranpo podría regordearse sin pena ni culpa por dos semanas mentalmente, claro, pues por muy fuerte que sea su rivalidad a Ranpo no le interesaba hacer sentir mal al contrario.

—Osamu Dazai, noventa

Ya solo faltaba una nota: La suya.

—Ranpo Edogawa, cien

Los murmullos no se hicieron esperar. El rostro de Poe era la viva estampa de la rabia y el odio, Yosano lo miraba con admiración, Dazai tenía el rostro impasible como siempre, Tanizaki observaba con recelo y la tensión en el aula se había acumulado hasta un punto en que resultaba insoportable.

¿Valió la pena sonreír y acercarse como el rey de Roma a recibir su examen?

Valió cada maldito segundo.

—Felicidades, Ranpo—volvió a decir el profesor mientras le lanzaba una nueva mirada de orgullo.

Ranpo Edogawa, una estrella en ascenso, el alumno que obtuvo la nota perfecta en un mar de reprobados, ese que siempre sonreía e intentaba ayudar a todos. Fue el mejor alumno por dos trimestres seguidos e incluso fue reconocido por Fukuzawa-sensei, un profesor con fama de ser estricto en todo y el director del colegio.

Ese era Ranpo, al menos durante el pasado año académico.

El recuerdo puso una sonrisa en la boca del chico, quien ahora observaba la puerta de Bungou Academy con ilusión, pensando en todos los preciosos recuerdos que formaría este año, los logros que obtendría y el reconocimiento de todos los profesores.

Que equivocado estaba.