Capítulo 22 parte II

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—¿Muerto? —se ríe Alexander de manera sádica. —Eso seria benevolente de mi parte. —sigue acercándose a Bastian quien trata de zafarse de los grilletes, Alexander extiende la mano recibiendo las pinzas con las que toma la lengua de Bastian. —Espero que hayas disfrutado ese ultimo beso porque en tu miserable vida volverás a besar a una mujer. —le dice arrancándole la lengua de tajo, así como cortando sus labios.

Bastian quien un día antes juro que fue el destino quien hizo que se encontrara con la mujer de su vida ahora maldice mil veces haberla mirado, el arrepentimiento le carcome el alma, y eso más doloroso que el dolor físico que está experimentando.

—Córtenle los brazos y los parpados y arrójenlo en el primer hospital de cuarta que encuentren. —sentencia y la mujer asiente.

No lo va a matar dejará que lo curen sabiendo muy bien que jamás podrá decir quién le causo semejante daño.

—¡Señor! —entre un empleado al calabozo de Alexander, él cuál no vino a visitar a su madre como Alena se lo ordeno, vino porque necesita desahogarse después de haberla escuchado llamarle "Dady" a su padre.

—¿Qué mierda quieres?

—La princesa Narel envió una foto. —le informa y Alexander toma el celular, su corazón se dispara, la saliva se le atora en la garganta al ver a Alena en ese vestido negro el cual se le ciñe a su cuerpo de manera pecaminosa.

Repara la foto una y otra vez, sintiendo como la polla le comienza a palpitar con ganas, con hambre, la desea, aun recuerda su cuerpo desnudo encima del de el, de no ser porque Alexander se entero del beso hubiera sucumbido a los encantos de Alena y su plan de recuperar a su mujer se habrían ido por el caño.

Ya está harto de los tira y afloja de ella, de su benevolencia, de su lado bueno, de la mujer pura y débil, quiere de vuelta a la mujer sádica, a la asesina, a la coronel, a ese Fénix que acabo con más de 30 hombres en la clínica solo para verlo, la misma que salvo a su familia del accidente de avión, la misma que mato sin fin de veces con tal de salvarlo, quiere a esa mujer con la que sueña, a la que añora.

Esa ninfómana en llamas; consentida, caprichosa, arrogante, celosa, despiadada que lo vuelve loco, esa misma que lo hizo arrodillarse enfrente de toda la prensa, está cansado del drama, del llanto, quiso hacer las cosas como ella lo pedía pero solo logro sobajarse, quiso ser normal para ella, pero está claro que debe ser la bestia para que ella regrese, y no descansará hasta tener a su dama de vuelta.

—¿A dónde mierda va? —cuestiona y su empleado se tensa.

—Con el presidente señor.

Alexander suelta una media sonrisa, hace mucho que desea deshacerse de ese incompetente.

—El señor Max informo que ella espera que usted vaya por ella señor. —le dice y eso solo confirma sus sospechas: Lo está haciendo al rede, sonríe al ver que poco a poco está logrando su objetivo.

—Vamos. —les ordena y los empleados lo siguen, sale de su mansión, sin que sus padres lo noten, Melissa y Jared desconocen que detrás de la mansión principal está el centro de tortura de su hijo, aunque tienen una idea, no sé imaginan ni siquiera el 40% de lo que su hijo es hoy en día.

Y ahora que tiene a Narel es mil veces más despiadado y sádico que antes, ahora no hay quien lo pare, la única que podría contener a la bestia es Alena, pero si Alexander logra su cometido ella será la que necesite contención, ya que de entre los dos, ella es la bestia que el mundo debe de temer.

Y ahora que tiene a Narel es mil veces más despiadado y sádico que antes, ahora no hay quien lo pare, la única que podría contener a la bestia es Alena, pero si Alexander logra su cometido ella será la que necesite contención, ya que de entre los ...

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