Estar encerrado en una clase es agotador. Mucha gente gritando cuando la maestra falta y causando alboroto. La cabeza de Luzu no daba para más.
Sentía su cuerpo caliente por culpa del muslo de Quackity rozar el suyo. Se había despertado tan necesitado del híbrido que no pudo sacárselo de la cabeza en todo el día. Excitado por los húmedos pensamientos que surgían en su mente desde las 4 horas que llevaba en la universidad y que aún le quedaban, escuchaba atentamente todo lo que su pareja decía. Hablaba tan rápido y con tanta emoción que se trababa al decir cualquier cosa, haciendo que Luzu soltara una pequeña risita por cada vez que le pasaba.
De repente, sintió una manito en su muslo. Miró levemente a Quackity algo sorprendido y con una sonrisa divertida. Negó con su cabeza y dejó pasar ese movimiento, seguiendo con su labor se escuchar lo que decía su patito.
Sentía su manito calentita tocar su muslo vestido por sus pantalones, distrayéndolo un poco. Esa manito siguió su camino, acercándose peligrosamente hacia la entrepierna de Luzu, apretada y dura por culpa del mexicano que revoloteaba en su cabeza desde por la mañana.
Quackity sonrió y siguió contando cualquier cosa para hacer como si nada estuviera pasando. Tal vez haberles robado el sitio a unos compañeros de clase atrás de todo servía para intentar disimular lo que estaba pasando, agradecidos internamente de ser ignorados por el resto de personas que estaban en su clase, cada uno a lo suyo sin prestarles la más mínima atención.
Luzu suspiró por la presión en sus pantalones y tapó su cara y boca con su mano como pudo, apoyando su codo en la mesa y, con las mejillas de un suave color rojo, miraba a Quackity frunciendo su ceño levemente cuando notó la sonrisa divertida del pato. Acariciando su polla por encima de la tela sin despegar sus ojitos oscuros de los rubís de Luzu.
Su mano se movía provocativamente sin ninguna pizca de vergüenza y lo único que podía hacer Luzu ahora era suspirar contra su mano y tratar de no jadear demasiado fuerte. Su ceño fruncido divertía a Quackity. Él sabía que ahora mismo él tenía el control y su Luzu estaba en total desventaja.
"Eres tan lindo, Luzu" murmuró suavemente acercando su cara a la del castaño. Escuchó sun jadeo y observó como Luzu destapaba su boca.
"Tu te verías más lindo chupando mi polla en los baños" habló seriamente llevando una de sus manos a las piernas de Quackity, sonriendo con superioridad al ver como la cara del mexicano se tornaba de un color rojo.
"¿no te parece que sería muy buena idea?" preguntó divertido agarrando la mano que le estaba volviendo loco y separándola.
Quackity le miró por unos momentos y sonrió. "muy buena idea" se levantó de su asiento agarrando la mano de Luzu y sacándolo del salón sin ser demasiado notados por los demás.
"El más disimulado eh" se burló Luzu siguiéndole a paso rápido, incómodo por la presión en sus pantalones. Quackity rió y entró en los baños más alejados de las demás clases, cerró la puerta con seguro y se volteó hacia Luzu con una sonrisa.
Rápidamente, sintió como Luzu le besaba con tanta necesidad de por medio que le hizo sonreír, abrazando su cuello y correspondiéndole al instante. Las manos del castaño viajaban por todo el cuerpo del menor, apreciando con su tacto lo hermoso que él era y cuanto lo necesitaba con él, pegado a su cuerpo y entregándose como el buen niño que Quackity era.
Se separaron del beso y se miraron por unos segundos, segundos que parecieron horas en sus mentes. Tan absortos en sus ideales y sueños mientras se miraban, impresionados de cuanto amor podría caber en sus cuerpos y mentes jóvenes y vívidas.
Luzu, en un movimiento rápido, metió a Quackity en un cubículo de los baños y cerró la puerta con seguro, sentándose en el váter con la tapa cerrada y mirando a Quackity de pie enfrente de él. La mirada de Luzu era tan penetrante para Quackity, sentía sus manos temblorosas como si fuera su primera vez, tragando saliva nervioso y esperando a la siguiente órden del mayor.
