𝑬𝒍 𝒄𝒂𝒄𝒉𝒐𝒓𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒂𝒑𝒂́.

~• DIESCISIOCHO ~•

Edson — susurró Lozano una vez entró su esposo y alfa. Este suspiró con calma al ver que su familia estaba bien... así que solo se acercó sin hacer mayor escándalo.— Mis amores.— Se inclinó primero a Hirving y besó sus labios con suavidad, después dejó un beso en la frente de Andrea.

¿Estás bien?, te noto algo alterado— Lozano que recién despertaba, empezó a sentir dolor por su cesárea.

Edson negó sonriendo levemente — estoy bien, cielo. De casualidad, ¿notaste a alguien más aquí?.

Hirving negó de inmediato confundido — a nadie, cariño. ¿Está Andrés?.

Sí, él, él está afuera— dijo más tranquilo Edson... sea cuál sea que haya sido el plan de Guillermo en ir ahí, no iba a arruinarle su felicidad de estar con su familia.

Le hablaré para que pueda entrar...— Edson se despidió de ambos con un beso y una sonrisa y entonces salió hasta donde Andrés...

No se lo digas— habló bajo y de inmediato Edson. Andrés le escuchó.

En esta vez concuerdo contigo... no será bueno, lo mejor será que no se entere...— pronto Guardado entró en la habitación, fingiendo que no sucedía nada...

Dos semanas habían transcurrido desde el nacimiento de Andrea, como de costumbre, Lozano esperó 40 días antes de poder realizar cualquier actividad pues, su cesárea aún estaba aparte de dolorosa, fresca.

He llegado— sonrió Edson dejando su mochila de lado de inmediato como cruzó la puerta, sonríente, yendo directamente hasta la habitación donde Lozano amamantaba a su pequeña en medio de su nido.

Mi amor— sonrió el omega al ver llegar a su alfa. Pero no solo él se sintió feliz, sino también lo hizo Andrea al empezar a mover sus manos y dejar de amamantar.

Edson después de besar a su omega con amor, alzó a su pequeña la cuál se movió alegremente sobre sus brazos— mi pequeña...— sonrió besando su frente con suavidad.

Te estuvimos extrañando demasiado — Lozano se acomodó mejor sobre la cama. Edson se sentó a su lado— mis mamás vienen hoy a ver a Andrea.

Edson besó la cien de su omega, arrullando a Andrea quién, empezaba a dormirse tranquila por las feromonas de su padre.— ¿Quieres que haga algo en especial para comer?.

No es necesario, cariño. Solo quédate con nosotros, en especial conmigo... necesito de tu cariño — Hirving de inmediato se sintió feliz al estar sentado al lado de su alfa quién arrullaba a su hija mientras lo mimaba a él con besos en su cien.

Ambos se sentían felices con el otro.

La puerta fue tocada...

Yo iré, mi vida, toma a Andrea— Edson devolvió a su pequeña hasta Hirving quien la alzó ya dormida. Edson salió de la habitación y llegó hasta la puerta abriéndola...

¡Que bueno que han llegado!— sonrió al de pronto ver a Ana y Regina fuera, sonrientes y con regalos.

¡Mijo!— dijo Ana dándole un abrazo a su yerno— felicidades, sé que harán un excelente trabajo.

Muchas gracias, doña Ana, le aseguro que daré todo de mí — respondió Edson.

¿Dónde están?— Regina cerró la puerta impaciente pero llena de energía y felicidad por ver a Hirving.

Fueron conducidas hasta la habitación donde al ver a sus madres entrar, Hirving sonrió feliz.

Mamás, miren... ella es Andrea — susurró alzando ligeramente a su pequeña bebé en sus brazos.

Es tan hermosa— Ana llegó hasta ella y entonces dejó un beso en su frente, Regina esperó a su lado también sonriente.

Es igual a ti— confesó Regina al ver el vivo rostro de Hirving en Andrea... sin embargo...

¿Les gustaría beber algo de té?— irrumpió Edson contento. Ambas asintieron y mientras ellas hablaban sobre la pequeña, Edson hacía té.

Sé que estás cansado, mi cielo, descansa un poco, podemos alternar los horarios para cuidar a Andrea, está bien, ven aquí — Hirving ante aquellas palabras de Edson, se acomodó sobre su pecho mientras su pequeña estaba recostada en medio se ambos.

Despiertame en dos horas, amor. Entonces así podrás dormir — como de costumbre, entre ambos se dividían el trabajo de cuidar a Andrea en las noches pues, al ser padres primerizos, temían que algo malo le sucediera durante.

Claro, Hirving, mi cielo, ahora descansa— susurró Edson besando sus labios con suavidad mientras sonreía con sus ojos cerrados, su omega.

Pronto se quedó dormido con profundidad.

Tú también duerme bien, mi querida hija— esta vez fue turno de besar la frente de su hija que dormía tranquilamente en medio de ambos.

Edson suspiró sonriente. Su nueva vida de padre le agradaba muchísimo más que su vida de soltero, sin su...

Familia.