El Drama del Mal Entendido.

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—Y él simplemente se fue a tomar dejándolos a ti y a Amely solos — afirmaba mi madre.

Desgraciadamente, el hospital me obligó a llamar a mis padres para que sepan lo ocurrido y tuvieron que dejar a medias la opera para venir a vernos.

—Sí —respondí con la mirada baja—. Intenté detenerlo pero él estaba muy furioso y se fue aunque yo le había insistido —mis ojos se habían puesto llorosos, la culpa me cargaba, si yo le hubiera insistido más tal vez él no hubiera ido a beber y a fumar a aquel bar. Tan pronto y mis lágrimas empezaron a desbordar mis ojos, mi hermana Marzia fue a abrazarme.

—Sí...él ha estado así todos estos días, se va por las noches a tomar y regresa a casa fumado o borracho solo repitiendo el nombre... —ahí fue donde el padre de Esteban se interrumpió a sí mismo y se masajeó la cara frustrado.

—¿Janeth? —mamá apoyó a Marc dándole unas pequeñas palmaditas en la espalda.

—Él ha estado muy presionado, necesita a alguien con quien hablar, pero no quiere confiar en mí —Marc se puso derecho en la silla y sonrió triste.

Ya había olvidado ese problema...

Hace como dos meses el matrimonio de los padres de Esteban se acabó, pero no de la forma en la que los dos estaban de acuerdo, si no que la madre de Esteban huyó, al parecer muy lejos por que tanto que la hemos buscado y no aparece por ninguna parte. En fin, Esteban y ella tenían una muy buena relación madre-hijo pero ella se fue sin previo aviso y eso tal vez tenga a Esteban muy presionado y culpable.

Me levanté de la silla de la sala de espera y caminé hacia una enfermera.

—Disculpe, ¿Esteban Nucia puede recibir visitas ahora? —le pregunté amablemente.

—Déjame revisar —hizo unos cuantos clics en su computadora y ajustó sus lentes para ver mejor en la computadora—, em...sí, si puede recibir visitas, acaba de despertar.

Caminé hacia mis padres y les dije que iría con Esteban, ellos asintieron y me pidieron que le dijera que les mandaban saludos. Caminé hacia la habitación en la que me habían indicado y toqué suavemente la puerta, entré cuando Esteban gritó un "pase". Entré sin hacer mucho ruido, mi corazón ya hacia suficiente ruido, y al verlo me sonrojé un poco.

—Hola... —le susurré sonriendo.

—Hola —dijo algo seco.

—¿Qué pasa? —me senté a su lado en la camilla.

—Nada, salgo hoy de esta prisión de enfermedades y desinfectantes. Lo único malo es que no recuerdo nada de lo que pasó anoche —se quedó pensativo—. ¿Puedes decirme qué pasó? —me sonrojé inmediatamente, ¡claro que no iba a decirle lo que pasó ayer en la noche!

—Em...bueno...Amely y yo estábamos hablando en la sala y tú saliste muy enojado...

—¿Y qué hacía ella ahí? —frunció el ceño como un niño pequeño, me reí por eso.

—Teníamos una cita, tontito —le revolví el cabello. Me dolió el decirle eso—. Eso es lo que hacen las parejas.

—Ah...sí -bajó la vista—. Bueno, sigue.

—Bueno, saliste enojado, te traté de detener pero me golpeaste para apartarme —me reí nervioso y pasé mi mano por mi cabello.

—¿En serio hice eso? En verdad lo siento, Luca —me tomó el hombro y traté de no verlo. Aún seguía decepcionado.

—Tú... —empecé a balbucear. No podía estar más triste ahora, me quité los lentes y me quité las lágrimas de los ojos—. Los médicos piensan que puedes ser un adicto al alcohol y también tu padre, mis padres, todos...incluso yo.

El Hijo de mi Jardinero. *Gay, Homosexual*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora