—La economía no es igual que antes. Aunque, si dejas al niño bonito y ese culo, podría cobrarte menos.

Nadie se sorprendió más que yo cuando Shane se volvió en un movimiento y lo sujetó del cuello. Antes de que alguien pudiera decir algo al respecto, lo hizo chocar contra la pared sin aflojar el agarre.

—Este niño bonito es un Kensington. Un maldito Kensington, ¿escuchaste, pedazo de mierda? Su sangre es pura y vale más de lo que tú podrías valer en mil vidas. Vas a respetarlo o voy a partirte la cara.

El sujeto abrió la boca para hablar, pero Shane le golpeó la mandíbula desde abajo haciendo que la cerrara de golpe y se mordiera la lengua. Un hilo de sangre le bajó por la barbilla casi de inmediato.

—No vas a hablar a menos que sea una disculpa para Lysander. ¿Quedó claro? 

Él asintió una vez con dificultad porque la mano de Shane lo apretaba cada vez más. Pensé que no lo soltaría, pero lo hizo y el sujeto se abrazó el cuello, jadeando y tosiendo.

—Lo siento, joven Kensington —graznó.

Shane se volvió a mí, con esa mirada asesina aunque no estaba destinada a mi persona. Solo asentí, no supe qué más hacer. Shane lucía furioso por alguna otra razón más allá de lo que yo podía entender. No respondió, solo empujó al hombre hacia el pasillo para que lo llevara a la siguiente habitación. Jaimie cerró la puerta cuando los perdimos de vista.

🥀

La habitación no era un hotel de cinco estrellas, ni siquiera de tres, pero tenía una cama y una ducha. La tina no lucía limpia y eso me dio igual porque estaba tan desesperado por quitarme los restos de ese bosque. El agua estaba helada y fue una suerte el tener una especie de novio con poderes de fuego que pudo darle la temperatura perfecta en cuestión de segundos. Gemí de placer y dolor cuando pude meterme hasta el cuello en el agua y mis heridas ardieron, pero mis músculos se relajaron. Me sentía cada vez más exhausto en esta búsqueda y cada vez que daba un paso hacia el frente parecía que mi camino se extendía más y más sin llegar a ningún lugar en específico. Había secretos que yo desconocía y que habrían cambiado por completo el rumbo de las cosas, pero yo no tenía la menor idea de que el engaño me tenía con una venda en los ojos. No me detuve a considerar la opción de que, si yo era un Kensington de verdad, había mucho más de lo que debía saber que solo aquello que Shane me dijo. El reinado de los Kensington había estado manchado por sangre y traición y mi camino era solo una leve prueba de lo que me esperaba en el futuro.

Salí un rato después, cuando el agua había comenzado a enfriarse y el ambiente helado me hacía temblar. Me vestí con un conjunto que Jaimie consiguió en alguna tienda. La ropa me quedaba holgada, pero era cálida y era mucho mejor que la anterior, ya que no estaba llena de sangre ni tierra. Esperé a que Jaimie tomara un baño y me acerqué a la ventana, mirando hacia la brecha. Era como estar dentro de un sueño extraño, una ilusión que salía de la mente del escritor más loco que jamás había existido. Con la cantidad de criaturas que caminaban por aquel lugar, era casi imposible de creer que la sociedad que habitaba en las grandes ciudades no tuviera la menor idea de que esto existía. Era como entrar a un mundo nuevo, era abrumador, me provocaba ganas de salir corriendo de vuelta a la ciudad para sentirme como alguien cuerdo otra vez. Jaimie me dijo que casi cualquier criatura era bienvenida en ese lugar ya que muy pocos eran los que podían adaptarse en la sociedad. Criaturas como los vampiros y hombres lobo podían adaptarse, pero algunos como los centauros, no encajaban en otro lugar.

Reconocí entonces a Shane, también se había cambiado de ropa y lucía menos maltrecho que antes. Estaba hablando con otro hombre o algo parecido, un anciano con abundante pelo amarillo por todo el cuerpo, como una especie de yeti desgastado. Estaban muy cerca, hablando como si no quisieran que nadie más los escuchara. Shane aun tenía esa expresión molesta mientras miraba hacia todas las direcciones. Él asintió y el hombre yeti le dio un pedazo de papel que se guardó en la parte interna de una desgastada chaqueta. Pude presentir antes de que mirara hacia mi dirección y prácticamente me dejé caer al suelo, escondiéndome.

KensingtonWhere stories live. Discover now