III - A medio camino hacia al mar - Parte 2

Start from the beginning
                                    

              —¡Ni hablar! —Cuyén interrumpio al estelar—. Estoy harto de fingir que soy otro perro complaciente más del reino, que mueve la cola cuando llega un delegado y lame su mano, agradecido por haber comido las sobras que le ha dado. Harto de sus Lores y sobre todo, de ustedes, estelares y de esa ridícula frase "hagamos grande al reino" ¿a que reino?, si para ustedes Merkel solo llega hasta Prium, después de ahí somos tierra de nadie, tierra que solo sirve para mantener comida abundante en sus mesas, sus festivales en el puerto, y sus camas tibias llenas de putas. ¿Por qué tendría que obedecer sus leyes si ustedes no cumplen con su deber para con nosotros? Dígale, señor estelar, a toda esta gente, a que ha venido hoy?

             Sotus hizo caso omiso a las palabras de Cuyén. Sus ojos negros lo miraron impasibles. Su mano derecha descansó sobre la empuñadura de su espada mientras su peso recaía sobre una pierna.

             —Desata al hombre y no tientes más a tu suerte.

             Cuyén tomó el hacha que colgaba de su cinturón y se colocó por detrás de Brais, que aún permanecía de rodillas en el suelo.

               —Sujétenlo fuerte —dijo a sus hombres, luego inclinó su cabeza para susurrarle algo al oído. Brais abrió los ojos hasta alcanzar la redondez que Cuyén esperaba. Quedó petrificado, con el corazón a galope y con un terror gélido descendiendo por su espalda.

                —¿Qué le ha dicho para que pusiera esa cara, señor? —bromeó uno de los hombres de Cuyén.

                —En unos segundos lo sabrás. -respondió su amo, mientras cortaba apresuradamente las cuerdas.

                Brais sintió de nuevo correr la sangre por sus muñecas y el ardor en ellas más intenso.

                —¡Coloquen sus manos al frente! —La voz de Cuyén resonó por todo el lugar—. presiento que alguien se va a orinar encima, muy pronto -agregó, con una sonrisa siniestra.

                Brais comenzó a gimotear, a forcejear, a pedir ayuda y buscar entre los presentes algún rostro compasivo. Pero no encontró ninguno. Mientras tanto, Ari golpeaba la puerta en un intento desesperado de que su padre lo escuchara, pero sus esfuerzos resultaban inútiles. Finalmente, rompió la cristalera de un puñetazo.

                —¡Sotus! ¡Sotus! ¿Qué estás haciendo? ¡Detén todo esto ya! ¡Sotus! —Ari gritaba mientras Cuyén señalaba con el hacha a todos los presentes.

                —Muchos de ustedes habrán oído hablar de las viejas leyes. —dijo Cuyén con voz firme y solemne—. Cuando el Rey Alaric, el redentor, gobernaba, como una especie de Dios entre nosotros. Fue él quien nos liberó de las garras del mal que cada año acechaba dentro de ese maldito bosque. Fue él quien trazó cientos de caminos y erigió nuestros graneros. Ustedes son mi gente y mientras mi aliento persista, este pueblo será gobernado según la tradición de nuestro antiguo Rey, con mucho trabajo y mano de hierro. —declaró Cuyén, orgulloso, directo y mordaz-. Este hombre que se encuentra ante nosotros ha estado perpetrando robos junto a sus secuaces durante más de un mes. He invertido años recolectando alimentos, previendo el desacierto del actual monarca, quien ha decidido convertir un grano en moneda. ¿Cómo se le pudo ocurrir tal cosa? La mitad de las personas de esta aldea se ha mudado hacia la costa, en donde el pescado aún abunda. ¿Pero es justo que tengamos que mudarnos todos y convertirnos de granjeros en hombres y mujeres del mar? La catástrofe ya está sobre nosotros. La agricultura se desmorona, el bosque avanza al norte, los piratas acosan al sur, el gobierno se tambalea al este, y al oeste, nuestros hermanos de Lexadur erigen templos en un esfuerzo por mitigar el hambre. Se avecinan tiempos que ningún padre desearía a sus hijos y no permitiré que ni un solo grano de lo que he acumulado con esfuerzo durante todos estos años sea arrebatado de ustedes que son mi gente.

CICLOS ARCANOS - En los Templos del Caos - Libro 1Where stories live. Discover now