Dejándote entrar

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-Eso pasó la semana pasada ¿Cómo no nos dimos cuenta?

-Fue porque vino durante su hora de comer, trajo a su hija con ella y se lo llevó al comedor. Escuché que incluso le pidió matrimonio justo frente a todos.

-¡No! Espera, incluso yo escuché que ella ya quería "practicar" para darle un hermanito a su bebé.

-¡Ya, cállense!- exclamó con sumo desdén aquella terrible mujer, sus palabras eran veneno y sus labios fuego llameante para cualquiera que la escuchara -no me importa, sólo sé que él es un estúpido.

-Pero doctora Month, ¿Por qué dice eso del doctor Loud?

-¡Porque lo es! ¡Por Dios Beatriz, sólo mira a esa mujer! Pareciese que la probre se romperá si la tocas ¿Crees que él se merece un estropajo así? Además, ¿No creen que su forma de vestir es extraña? Parece como si estuviera de luto, eso no es sano para un bebé.

-Disculpe doctora...

-¡Cállate! Lo que trato de decir es que parece que los hombres inteligentes toman las decisiones más estúpidas. ¿No recuerdan cuando lo invité a salir?

-Si- respondió una pequeña enfermera de tiernos ojos cristalinos -nos dijo que fueron al cine y después a cenar y que siempre se portó como un caballero.

-¿No había dicho que también hubo un beso?- preguntó otra colega por el mero placer del chisme.

-¡Sh! Sharyl, no digas eso en voz alta... ¡Claro que lo hubo! Sus labios son dulces y cuando te abraza... Ah... Sientes que él es tuyo. ¡Pero justamente ese es mi punto! El doctor Loud merece a alguien mejor, alguien que pueda comprenderlo y que le sea fácil empatizar con él, alguien distinguida, elegante y de basta inteligencia, pero tal parece que él se conforma con simples tontas que son fáciles de influenciar ¡Imagínense! Hasta hace poco que regresó de su residencia en Canadá no tenía a nadie, ahora casi un año después una cualquiera se deja embarazar y le enjareta a su hijo, sabrá él si ese bebé es suyo.

-Oh, claro que es mía, es una niña de hecho, su nombre es Loan y es la bebita más hermosa de todas- lo peor de hablar a las espaldas de los demás es que siempre se terminan dando cuenta, las víboras que hablaron tantas sandeces de Stephanie y de Loan quedaron expuestas ante aquel que las adoraba más que a cualquiera, y lo peor fue que ninguna supo cómo disculparse.

-Este... Doctor... Nosotras solo...

-Sharyl y Anne, el doctor Bouth las espera en el ala doce de cuidados intensivos, el chico con quemaduras está despertando y necesita que hagan análisis, ¿De acuerdo? Yo mismo le dije que las vendría a buscar.

-¡Entendido!- le respondió una de ellas sin voltear a verlo mientras la cara se le caía de vergüenza -pero...

-No hay pero que valga, señoritas. Si están tan ocupadas hablando de mi vida privada y de mi esposa e hija entonces tienen tiempo para doblar guardia y turno, las necesito hoy y mañana en la madrugada, tenemos poco personal para urgencias y los practicantes no pueden hacerlo todo solos. Yo me encargaré personalmente de que estén aquí del alba al anochecer ¿Está claro?

-Pero doctor...

-Sin excusas, vayan a dónde les indiqué y les ruego que dejen de hablar tantas estupideces de mi familia, lo que yo haga no les incumbe, ustedes y yo solo somos colegas ¿De acuerdo?

-Si- ambas le respondieron deseando que la tierra se las tragara.

-¡RÁPIDO! ¡ESTE ES UN HOSPITAL, SIENDO ESTÚPIDAS NO ME SIRVEN NI A MÍ NI A LOS PACIENTES! ¡SI NO SE DAN PRISA LEVANTARÉ UN REPORTE! Y Sharyl, tengo entendido que tú ya habías sobrepasado los límites cuando llegaste a tus turnos de consultas en estado de ebriedad. Si no quieres perder tu trabajo, apúrate.

Sueños mudosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora