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Los compromisos con el consejo estudiantil serian su excusa y salvación a la hora del almuerzo, de cualquier modo no había señales de que Sana le fuera a pedir que comieran juntas. Toda la mañana la chica estuvo evitando cualquier tipo de contacto con ella a menos de que fuera muy necesario. Así que Tzuyu decidió ir a la biblioteca.

Necesitaba pensar y analizar todo. Se sentó en la mesa mas alejada y oculta, y repaso en su mente cada conversación en la cabina con Sana y la relaciono con cada interacción que habían tenido cara a cara.

Entro a su cabeza una en particular. Le pregunto cual seria su reacción si ella estuviese en la situación. En el fondo, ella ya se sentía identificada y cuando dijo que trataría de ser comprensiva lo decía en verdad. Pero ahora sabia exactamente todo lo que Sana pretendía. Lo que sentía, sus inseguridades y su corazón.

No había nada que temer. Sana quería estar con ella y eso era todo. No había
segundas intensiones, ni ninguna trampa. Todo eso que sintió años atrás cuando fueron compañeras de laboratorio, que tanto quiso ocultar y mantener a raya, ahora podía sentirlo libremente. Nunca.había desaparecido esa Sana . Solo estaba escondida y enterrada justo como sus sentimientos. Y si Sana se permitía ser ella misma, entonces Tzuyu también lo haría y tal vez dejaría a la pelinegra reclamar su corazón.

"¿Tzuyu?"

Giró su cuello tan rápidamente que hizo un chasquido. Se relajó cuando reconoció el rostro de Jihyo quien la miraba con una sonrisa que reflejaba preocupación. "¿Te encuentras bien?"

"Si. ¡Genial! ! Estudiando."

Jihyo arrugó la frente y su mirada se dirigió a la mesa ausente de libros o notas. "Está.. Bien. No olvides que estas a cargo de la venta de pasteles el viernes."

"Estoy en ello." Dijo mientras levantaba los dos pulgares. La castaña asintió y giró su cuerpo dispuesta a irse.

"Oye, Jihyo." Se detuvo. "¿Crees que podríamos intercambiar los horarios en la cabina? Me gustaría usar ese tiempo
estudiando para el examen de ingreso." Era lo justo. Ya sabía demasiado y se sentía mal por ello. Sentía que estaba manipulando su propia historia de amor. ¿Y qué pasaría si Sana se llegaba a enterar? ¿Se molestaría?¿Avergonzaria? ¿la odiaría de nuevo? No importa. En cualquier momento tendría que decírselo de cualquier modo. Pero hasta ahora se borraría de la ecuación. Haría las cosas de la manera correcta.

"Seguro."

EI alivio la inundó. "Gracias."

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Hace un par de semanas la rubia no lo habría notado. O al menos no lo resentiría como ahora.

Sabía que le había dicho a Sana que le diera un tiempo a la chica que le gustaba, ¡pero eso no significaba que dejara de hablarle! Escuchó e hizo caso a todas sus palabras en la cabina y aunque aveces no las ejecutara de la mejor manera, todo eso ya hablaba bastante. Sana era comprometida y segura de si misma.

La idea la hizo sentirse mareada, distrayendo sus pensamientos de la clase. Repasó la lección por su cabeza. Estaba tan concentrada en la chica que estaba a un par de pupitres que no había tenido oportunidad de mirar en su dirección desde su encuentro en la cabina. Eso fue hace dos días. Y sorprendentemente, Tzuyu era la que sentía que estaba apunto de enloquecer si pasaba otro día sin que la escandalosa voz de Sana exigiera su atención o sin ver esas tímidas sonrisas que le lanzaba cuando creía que nadie
la miraba o sin esos almuerzos caseros que siempre insistía en que se le pasaba a mano, pero que la rubia sabía que simplemente preparaba lo suficiente para que ambas compartieran el rato.

Guau. ¿Qué le estaba pasando? ¿era así como Sana se sintió todo este tiempo? ¿este anhelo, atracción y necesidad de la presencia de la otra chica? ¿este irritante fastidio de que esa persona no te esté mirando? ¿De que no se de cuenta de que estás allí, esperando, lista y dispuesta? ¿esta frustración de
no saber si cada pequeña cosa que has hecho te alejó diez pasos o te lanzó dos cerca?

Entonces entendió porqué Sana dijo que fue Tzuyu quien la asustó a ella. Estaba demasiado ocupada estando preocupada por su corazón, que nunca se detuvo a considerar si era ella quien
estaba jugando con el de Sana. Con los ojos puestos en el reloj, la rubia observaba como el segundero acercaba el minutero a la hora más alta. Pronto sería la hora del almuerzo.

Quizás hoy sería el día. Tal vez volvería a su rutina. O tal vez Sana perdería su determinación y se rendiría. La campana sonó y se apresuró a sacar una foto de la pizarra para pasar las notas más tarde, mientras los demás se levantaban y salían del lugar con sus cosas y reuniéndose con sus amigos. Contuvo el aliento esperando a que Sana se diera la vuelta y la llamara. Dijera que era hora de comer. Dijera algo como: "apúrate que no tenemos todo el día." Pero no lo hizo. Una vez más, ella no le habló.

"Sana ." EI nombre salió de la boca de Tzuyu antes de que lo supiera.

Sana se congeló y su espalda se puso rígida como si la hubiera atravesado un haz de plomo. Giró y se encontró con los ojos curiosos y expectantes de Tzuyu. Incluso hubo un pequeño toque de sorpresa que cambió rápidamente por indiferencia fingida. Increíble. No era de extrañar que la rubia no se diera cuenta antes. Sana se la pasaba actuando tan fría y confiada, aunque sintiera todo lo contrario.

¿Si?" La ceja de la chica se levantó. Tzuyu entró en pánico. ¿Qué se supone que debería decir ahora? No pensó que llegaría tan lejos. ¡Maldición! Ni siquiera lo había pensado en absoluto.
Necesitaba pensar algo. Necesitaba decir algo

"¿Qué, no hay almuerzos obligados hoy?" Intento bromear.

La esquina de la boca de la más baja se alzó en una pequeña sonrisa. Cruzó los brazos sobre su pecho y levantó la barbilla de esa manera tan encantadora
y altiva que tenía. "Wow. ¿Tan rápido te mal acostumbre?"

Allí estaba su Sana.

Su Sana. La piel de Tzuyu se puso de gallina con ese pensamiento. "Aún tengo mi libre albedrío."

Los ojos de Sana se entrecerraron y su boca se dibujó en una sonrisa
"Bueno. ¿Qué quiere hacer la "Señorita Libertad"?"

Oh. Le estaba dando a elegir. Estaba poniendo la pelota de su lado de la cancha. La estaba dejando tomar la delantera. "¿Gimnasio?

"Bien.'

Sana no se giro tan rapido como para lograr esconder de Tzuyu esa gran sonrisa en su rostro.

el guardián secreto | SatzuWhere stories live. Discover now