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Recargada contra los casilleros frente al salón del consejo estudiantil, deslizando la pantalla de su teléfono y portando una sudadera con el logo dela escuela y sus pantalones cortos de práctica. Su cabello seguía húmedo por la ducha que recien había tenido en el vestuario, por lo que algunos mechones caian a sus hombros.

Toda una vista digna de admirar en la que Tzuyu se encontraba atrapada. Cuando por fin apartó sus ojos, miró de arriba a abajo con una ceja levantada ante la inusual vista. ¿Desde cuándo!esperaban la una por la otra después de la escuela?

"¿Te perdiste?"

"¡Tzuyu! Hola." Embolsó el celular y saltó lejosnde los casilleros como cachorro emocionado.por ver a su dueño. Debió notar también que su sonrisa era demasiado brillante y decidió opacarla un poco sin mostrar los dientes.

"¿Cómo te va en calculo?"

"¿Por qué?" Preguntó y comenzó su camino hacia la salida.

Tzuyu daba pasos a su lado. "Porque, no entiendo nada y ya casi es el examen."

La rubia asintió esperando a que continuara hablando, después de unos segundos sin palabras se encontró con una Tzuyu expectante y frunció el ceño confundida. ¿Qué es lo que–Oh. Ya.

'¿Estas pidiendo que te ayude?" Preguntó Tzuyu.

"Bueno, si insistes."

"¿Yo?"

"Podemos ir a tu casa."

Tzuyu se atragantó. "Espera un segundo-."

"Genial." Aplaudió. "¿Ya nos vamos?"

"¿Tengo opción?"

Sonrió sin mostrar los dientes. "No."

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Si tener a Sana de visita ya de por si era bastante incomodo, sus padres haciendo preguntas sobre ella y cuestionando porqué nunca traía a casa a ninguno de sus amigos era aun peor.

Apresuró a la pelinegra a subir a su habitación antes de que fuera peor y estuvo tentada a poner seguro a la puerta pues ya sabía como podian llegar a ser sus padres. No tenían mucho tiempo libre para convivir con ella, así que era de esperarse que reaccionaran sobreprotectoramente después de descubrir que su hija no era tan solitaria como creian.

Le suplicó a su madre no llevarles bocadillos y a su padre no insistir en conseguir información de la misteriosa amiga de la que nunca antes había escuchado.

Los apreciaba y entendía su preocupación, pero no había necesidad.

"Tus padres parecen agradables." Comento Sana. "¿A qué se dedican?"

"Mi padre es Chef y mi madre da clases de coreano e inglés."

"Oh, genial." Dijo la pelinegra mientras
inspeccionan cada pequeño rincón al que sus ojos pudieran llegar. Tzuyu se sintió incómoda.

Realmente no tenía nada que pudiera avergonzarla a excepción de una montaña de ropa que rápidamente recogió de la silla de su escritorio y arrojó en su armario antes de que Sana pudiera ver sus bragas con estampado de Kiwis.

El resto de su habitación era normal. Algunos posters de pelíiculas antiguas que le gustaban, luces navideñas en el marco de la ventana-porque una vez lo vió en Pinterest y pensó que se veia cool-. Algunas baratijas en su tocador. Y una estanteria con tantos libros que ya casi no cabian y un un oso teddy que ganó en una maquina de garra en el borde. Se escritorio, una computadora y una lámpara. En el suelo, algunos vinilos, videojuegos de PlayStation y unos DVD.

el guardián secreto | SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora