「✦」Segunda tormenta (Mesopotamia)

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— No tiene gracia, Crawley... Se... Se que cuesta pensar que la Todopoderosa haga algo como esto, pero tendrá sentido. Tiene que tenerlo. — aquella última frase la murmuró, volviéndose mientras su mirada contaba a aquellos animales dentro de sus rediles. — Es parte del gran plan.

Aziraphale giró su rostro casi como un látigo hacia Crawley cuando mencionó aquello, frunciendo su ceño. Quería recriminarle, pero no pudo; no cuando comenzó a acercarse a él y los recuerdos volvían a su mente.

— ¿Q-Qué pasa? — murmuró recorriendo al demonio con su mirada, apretando ligeramente la mandíbula cuando reparó en su rostro. — ¿Por... Por qué vistes así, Crawley...?

El demonio siguió con su mirada el trazo de la de aquel, sobre su propio cuerpo. Vestía las túnicas de manera distinta a Aziraphale, apresándolas a su cintura como era tradicional en las mujeres de la época. Con sus largos cabellos, le era más sencillo pasar desapercibido de esa forma. En la expresión de su rostro se evidenció la diversión por la clara inquietud del ángel, que parecía nervioso a causa de su cercanía; tal vez simplemente incómodo con su nueva manera de presentar aquel cuerpo que poseía.

— ¿No te gusta? —respondió Crawley con otra pregunta, en su opinión, bastante más interesante—Al menos así no doy tanto el cante como otro que yo sé.

— A ver, si. No me desagrada pero...Es una novedad digna de mención — Aziraphale tragó suavemente y dejó escapar una risa nerviosa. — Es... Una buena vestimenta. Además, no puedo portar ningún otro color, lo sabes.

El ángel se percató de que no le había respondido realmente, asi que optó por poner distancia entre ambos, girando mientras tomaba aire.

— Además, iba a estar poco por aquí, si llamo un poco la atención no pasa nada... A los humanos les agrada mi presencia.

Crawley enarcó una ceja y alzó su comisura en una mueca torcida que pretendía ser una sonrisa curiosa.

— Eres un ángel, es lo tuyo— aportó insípidamente mientras descansaba la cadera en alguna de aquellas superficies para observarle dar vueltas a las estancias— ¿Qué ha sido de ti desde Edén?

El demonio bajó ligeramente el mentón cuando sus orbes descendieron por el contorno de la espalda de Aziraphale, tragando saliva crudamente. Después de tanto tiempo, lo ocurrido en los jardines parecía un lindo sueño difuso; no obstante, la reacción que había tenido su cuerpo al conocer que estaba allí y podría volver a verle era muy real, un vibrante regocijo le había recorrido al atisbarle en la muchedumbre. Crawley se consideraba afortunado de que, por segunda vez, hubiesen sido adjudicados a lugares remotamente próximos, como si de una especie de destino se tratase.

« Me alegro de volver a verte» quería decir; pero se sentía demasiado dulce para partir de su lengua, al menos, por el momento.

— Bueno... No se si te enteraste que hubo un leve conflicto entre los hijos de Adán y Eva. — Aziraphale borró su sonrisa al recordarlo. — La Todopoderosa castigó a Caín, lo marcó y lo dejó vagando durante años, pero no todo es malo, tuvo esposa y un hijo, Henok. Pero sigo lamentando lo de Abel... ¿Se encargó alguno de los tuyos de manipular a Caín? [N/A]

El ángel se giró para contemplar el rostro del demonio, tratando de encontrar en su rostro algún signo de afirmación; aunque sabía que aquello debía de haber sido culpa de los suyos.

— No creo que fuese siquiera necesario— Crawley se encogió de hombros, conociendo la ferocidad humana per se. La curva en sus labios podía no tener ninguna connotación específica, pero era poco probable —A nadie le gusta ser repudiado por Dios.

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