• Escenarios ficticios con personajes de Call of Duty como: {Konig, Ghost, Soap, Price, Alejandro, Keegan, etc}
• Contenido para adultos. (+18)
• Ideas algunas sacadas de "Character Ai" créditos de la idea a sus respectivos creadores.
• Alerta de er...
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Parte dos:
El dolor de cabeza con el que desperté no se lo deseo a nadie, ni siquiera a mi peor ene- Olvidenlo, espero que Alejandro despierte cada mañana con este dolor de mierda en su cabeza hueca.
Solté un quejido mientras intentaba analizar en que parte de la tierra me encontraba en estos momentos. Enterré mi adormilado rostro en lo que parecía ser una almohada, la cuál no pude evitar de aspirar su aroma. Mi cuerpo se estremeció por completo al reconocer el sutil aroma a tabaco mezclado con una exquisita fragancia masculina que me hizo saber exactamente en qué lugar estaba.
Price.
Me reircorpore de la cama con pesadez mientras arrastraba mi pobre existencia hacia la sala principal en busca de el dueño de la casa y no estaba. Me pasee hasta su habitación y tampoco. Quedaba solamente una opción y esa era el baño.
Sin pensarlo caminé hasta llegar frente a la puerta del baño la cuál no dudé en golpear y esperar unos segundos. Al no recibir respuesta insistí con los sutiles golpes en la puerta pero no, no respondió en lo absoluto.
Arrugo la nariz antes de abrir la puerta rápidamente y sentir como todo a mi alrededor estaba repleto del distinguido vapor que se crea solamente cuando alguien se da un buen baño. Trago saliva un tanto nerviosa, sintiendo como mi corazón se aceleraba a medida que observava a mis alrededores en busca de Price.
Finalmente caigo en cuenta de que en el espejo de el baño había un mensaje escrito por la espantosa letra de Price:
—“Disfruta la estadía de este humilde caballero.”
Sintiendome aliviada dejo salir todo el aire que había estado reteniendo inconscientemente.
—Price, eres un buen tipo cuando te lo propones.— murmuro.
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—Price hey.
El capitán permaneció en silencio, sumido en sus pensamientos mientras mantenía sus ojos puestos a la nada.
—¡Price!—Exclamó impaciente Alejandro mientras lo sacudía bruscamente.
—Si, te escucho.
—No, no lo haces cabrón.—exclamó con enojo el coronel .
