8. Steve

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Steve se apoyó sobre su motocicleta; antes de cruzar sus brazos, revisó la hora en aquel reloj de colección que Fury le hizo llegar. Aún quedaba diez minutos de diferencia, diez minutos que dejaba a su corazón muy inquieto. Porque volvía a estar frente a Stark Industries, esperando por Tony.  E inevitablemente retrocedió ocho años, se recordó a sí mismo sentado en aquella banca de la recepción.

Los sentimientos de aquel día tan amargo no le resultaban extraños, el miedo y las ansias de ver al genio cruzar esa enorme puerta permanecían con él. Que no apartaba su mirada, apreciaba cada uno de los rostros que se retiraban mientras que un profundo suspiro se escapaba. Sus pies se movían una y otra vez, demostrando su nerviosismo. Uno que detuvo abruptamente al reconocer esa desgastada cabellera castaña, tensando su mandíbula.

—Howard. —Saludó con aspereza. El mayor lo tomó de la chaqueta, obligándolo a morderse los labios para no reírse por su inútil intento de moverlo.

— ¿A qué mierda has venido, Rogers?

—A llevarme a Tony. —Howard hizo una mueca que no supo descifrarla, no seguro si era por su falta de tino o por su insistencia. Rogers no guardaba intención de ser amable con el hombre que solo se dedicó a dañar a su genio -a hacer su vida un verdadero infierno. —. A una cita, no lo esperes despierto. No llegará.

Su sonrisa de lado desesperó al anciano, quien no tardó en alzar su mano -dispuesto a golpearlo.

— ¡Tú, maldito enfermo! —Steve impidió que aquella mano cayera en su mejilla, la atrapó en el aire y empezó a estrujarla.

—Será mejor que subas a tu camioneta y no estorbes, Howard. —Su tono era tajante, el recelo en sus ojos evidente. Que por primera vez, el mayor temió. No estaba frente al Steve de hace años, este era otro -más amenazante. —. Hemos tenido suficiente de tu mierda.

Rogers empujó a Howard a un lado, el anciano se giró hacia sus guardaespaldas y notó que ninguno se atrevería a defenderlo.

—Lo comprendes, ¿cierto? —Steve preguntó, hincándose a la altura del mayor. —. Déjanos en paz, o tendré que enseñarte cómo me ocupo de los abusivos.

Howard arqueó una ceja incrédulo. —Dudo que te atrevas a lastimar a un anciano.

—Ocho años atrás, no lo hubiera hecho. Pero he cambiado, poco me importa ser un buen hombre. Solo tener a la persona que amo a mi lado y ese es Tony. —Rogers cogió al mayor del mentón, estaba siendo sincero. No usaría máscaras, no seguiría reglas ni anhelaría aprobación de su parte. —. Acabaré con aquellos que traten de alejarlo de mí.

La firmeza en sus palabras hizo que el mayor tragara saliva, desconociendo totalmente a Steve y dudando sobre sus intenciones de querer apartarlo de su hijo. Se suponía que había trazado un futuro para Tony, que pronto le conseguiría un provechoso matrimonio y que se encargaría de tener unos preciosos nietos para asegurar su legado. Nunca previó el regreso de Rogers, que éste volviera aferrarse a su hijo y diera nuevamente lucha.

"¿Saldría ganador?", Howard recibió una negativa. Las intenciones de Rogers eran claras, quería a su hijo con él.

Tony seguramente compartía el mismo deseo.

Howard se tragó su orgullo y obedeció, no se esforzaría por una batalla perdida. Tampoco se arriesgaría a perder lo poco que consiguió de su hijo, le convenía tenerlo aún en la presidencia.

— ¿Puedo confesarte algo? —Tony sorprendió a Steve, el castaño se había mantenido en la recepción -atento a la escena de su padre y el soldado. —. Siento que me enamoraré nuevamente de ti.

—Esa es mi intención, que ames a este nuevo Steve. —Respondió en lo que le alcanzaba el casco. Tony lo recibió, habiendo muecas que reflejarán su estado pensativo.

—Puedo amar a este nuevo Steve, solo si prometes no dejar al otro. Me gustaba lo tímido que era, su buen corazón.

Steve lo imitó y golpeó su mentón con sus dedos, igual de pensativo. —Supongo que mientras permanezcas a mi lado, podrás tener a los dos.

Tony rio, negando con la cabeza.

—Estás chantajeándome, ¿verdad?

—Para nada. —Steve se animó a poner sus manos en la cintura del castaño y acercarlo más. Quería admirar esos ojos cafés, cómo volvían a brillar y con ello, la sensación de calidez envolviéndolo. —. Estoy siendo muy sincero, así que no te atrevas a volver a dejarme.

—No lo haré, me quedaré contigo. —Tony pegó su frente con la de Steve, permitiendo que ambos disfrutaran de esa intrínseca promesa.

Sus corazones latían con rapidez; Steve levantó el rostro de Tony con delicadeza y olvidó el desespero mezclado con el enojo que fue enfrentarse a Howard. Solo estaba Tony y ese hermoso conflicto que desataba en su pecho con su sonrisa, con sus ojos puestos en él.

—Repítelo, Tony.

El genio asintió, mientras acariciaba la mejilla de su rubio. —Me quedaré contigo, descubriendo a este nuevo Steve y amándolo tanto como al otro.

Entonces sus labios se unieron en un beso cargado de emociones.

Entendían que los años no eran en vano, que había mucho por aprender de estas nuevas versiones de sí mismos y que aún quedaba tanto por sanar. Que el miedo aún rondaba, pero apenas se asemejaba a una sombra.

Porque el amor que sentían por el otro seguía ahí, avivando sus corazones y ansiando reparar el dolor por la ilusión de nuevos recuerdos.

Que no había necesidad de preguntar, ambos estaban dispuestos a volver a empezar.

¿Y si volvemos a empezar? [STONY]Where stories live. Discover now