Reflejos

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El Sol de las 2 de la tarde se refleja en las ventanas del metro, que avanzaba con gran velocidad sin que se notará, el metro de nuestro ciudad nos unía del sur al norte y en sus distintos recorridos, cada tarde estaba el sol como pasajero y evitaba sentarnos en un lado de las sillas, ese calor me hacía sentir un poco de esperanza y nada más un poco de vida.

Ese sol estorbaba ver las pantallas y eso nos distanciaba pero hacía ver más hermoso el estuche de fresas de la muchacha a mi lado, todos somos tan parecidos, todos en lo suyo y todos iluminados por la misma luz.

Volver a llegar tan tarde del trabajo entristecía y si pudiera me agotaria más de lo que ya estaba; llegar a la casa, la misma casa en la que crecí y que apesar del tiempo todos permanecimos cansados, agotados, "sin vida", no sabía si era reflejo de mi vida en ellos o el reflejo de sus corazones en sus rostros, ese sol que me había dado esperanza ya se había apagado, siempre se ha apagado a la misma hora, ya me había acostumbrado a esa despedida y al el frío de la noche.

Todos los día se escucha la misma melodía de la guitarra que toca mi hermano y aunque le gritara que se callara para poder descansar un rato tenía que aceptar que era lo único que me hacía saber que él seguía ahí conmigo, Daniel es tan blanco como si el sol nunca lo tocara, como si fuera la persona que prefería quedarse parada a sentarse en el asiento junto al sol, desde niño fue fue una persona guitarras y eso en me encantaba porque yo ni me sentía persona.

Los reflejos no son el sol directo pero están en todas partes, en todas las ventanas y cristales, esos de reflejos de luz sobré mí me hacía sentir tan vacía y los reflejos en las otras personas me hacían desear despertar algún día.

Fresas pintadas de AmarilloWhere stories live. Discover now