-Solo hay alguien que se me hace conocido- Le observó de vuelta, con una sonrisa tímida y impropia de él.

-Hoy lo descubriremos en la fiesta de bienvenida para los nuevos- El corazón de Martín casi se salta un latido, su lobo aulló encantado.

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Nathaniel observó de nuevo al palco desde aquel jardín. No había nadie. Aquel lobo se había ido.

Levaba horas ahí, les habían separado en grupos, en los que les habían mezlado por razas. Suspiró; aquello no haría ninguna gracia a su hermano, Dominic haría arder todo si se enteraba.

Después les habían hecho un tour por la enorme y antigua facultad, aquello parecía una bella copia de un castillo victoriano. El mármol blanco, los colores café y las miles de esculturas y cuadros daban una imagen imponente al lugar. Después de perderse por las miles de aulas y presentarles a cada profesor y trabajador de la escuela les llevaron al lugar dónde concluiría la bienvenida, el jardín, al terminar se les daba la tarde libre al ser este el primer dia. Y al ser conscientes los profesores de la típica fiesta de bienvenida que se les hacia a los de primer año.

Nathaniel se sintió extrañamente observado por los lobos; había entablado conversación con dos brujos de su misma aula, pero no entendía las miradas de la otra especie. Entendía que las dos razas no se llevaran bien, pero no les había echo nada y no le conocían al saberse él mismo muy receloso con su vida no solo privada pero en general.

-La fiesta de bienvenida será en dos horas ¿Quereis ir a comer algo y después vamos?- Uno de los brujos se dirigió al pequeño grupo de se había formado de hechiceros; se sentian bien con los suyos y no tendrían que aguantar los gruñidos de los perros, los extraños actuares de los dragones ni la actitud esquiva de los vampiros.

-Por mi bien- Sonrió en respuesta al ver que los dos estaban de acuerdo con el plan del pelirojo. Aquel chico tenia un nombre extraño que no recordaba y al otro ni siquiera le había preguntado su nombre. Se paso la mano por el pelo algo incómodo al darse cuenta de que se le había pegado la actitud antipática de Dominic. Debía cambiar aquello si quería sobrevivir allí en paz durante los siguientes años.

Caminaron por los pasillos paralelos al gran jardín de la facultad mientras hablaba con los otros dos chicos acerca de la elegancia del lugar.

-Seguro que los estirados de los vampiros se sentirán como en casa en un castillo como este- Los tres rieron por el comentario del pelirojo, el cual se llamaba Eren. Nathaniel había descubeirto que el pelirojo era parlanchín y alegre. A diferencia del otro brujo de pelo castaño; Thomas, este aunque tenía una actitud relajada se podía sentir la picardía en su mirada afilada.

Nathaniel observó como un gran grupo de lobos cruzaba el gran jardín dirigiéndose a ellos, los reconoció como aquellos que le lanzaban miradas antes. Los lobos estaban contruidos como tanques, una vez que presentaban daban el estirón y parecían soldados, aquel grupo les sacaban a los tres como cabeza y media a cada uno, incluso a Thomas que era el más alto de los tres.

-Chicos tenemos compañía- Avisó Nathaniel a sus compañeros. Los tres se detuvieron al verse rodeados de aquel grupo de lobos. Uno de ellos; el que parecía que habían adoptado como su alfa se dirigió hacia Nathaniel.

-¿Como estas ternura?- Este le pasó un brazo sobre los hombros y lo atrajo hacia sí.

-Estás invadiendo mi espacio personal- Nathaniel sacó de su bolsillo una navaja mariposa que le regaló Dominic y jugó con ella dándole a entender un claro mensaje a aquel lobo.

-Tranquilo ternura, solo quería preguntarte algo, mejor guarda eso antes de que alguien se haga daño- Sus compañeros gruñeron en respuesta al ver que el rubio no hacía caso.

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