3. Chico de la librería ━━ Louis Partridge

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–     Lo siento– se disculpó y yo reí en bajo.

–No pasa nada, fui yo la que acerqué la mano– abrí el libro sin ver el título y noté que era un poemario. Las hojas del libro estaban casi blancas, pero tenían algunas marcas del tiempo en ellas, como si las manos que lo hubieran tomado hubieran querido dejar sus marcas.

Levanté la vista y vi que me estaba viendo fijamente, no acosadoramente, sino curioso. Relamí mis labios y sonreí de nuevo.

–    ¿Cómo te llamas?– pregunté sin dejar de mirar sus profundos ojos, el ambiente había pasado de ser risueño a tener tensión en él, se sentía como una manta caliente que se cernía sobre nosotros como esperando a que la quitáramos de nosotros, a que la liberáramos.

– Louis Partridge. ¿Y tu?

¡Santo Dios! ¿El hijo actor del que tanto el señor Partridge hablaba? No me lo creía. Tragué saliva cuando acercó su mano al libro, rozando los bordes de las páginas que escondían más de un pecado esperando por ser leído de nuevo. Mientras llevaba su mano a uno de los versos rozó mi mano, llevando una corriente eléctrica a mi cuerpo entero.

– _______– Susurré. El asintió y alejó su mano.

–    Lee ese poema, es muy bueno– Su voz era casi un ronroneo.

Sus labios subieron de nuevo levemente y yo asentí, evitando su mirada y conteniendo mis ganas de ver sus labios.

– S-sí. -la confianza se había ido y solo quedaban las ganas de romper la tensión que se había formado en tan poco tiempo. Llevé mi vista al verso indicado y comencé a leer el poema en voz alta.

"La oscuridad le advirtió que la besaría,
no sabía de dónde provenía,
pero el deseo lo consumía,
así que el pecado cometería.
Con placer, pecado y la luz de la luna de testigo,
el pecado fue cometido,
y sin pesar digo:
La oscuridad me ha consumido."

La tensión era insoportable, la mano de Louis pasó hasta mi rostro, alejando un mechón de mi cabello negro atado en una coleta que se había caído. Cuando lo colocó detrás de mi oreja mordí mi labio y cerré el libro.

–    Lo es...Es bueno.

– Lo sé.

Nos miramos por unos minutos hasta que parpadeé.

– ¿Buscas algún libro? – preguntó mientras nos alejábamos un poco, coloqué el libro en su lugar y entramos al pasillo de los libros de fantasía clásica.

–    No realmente. La mayoría del tiempo vengo para encontrar sorpresas– No podía dejar de verlo a mi lado, tan cerca.
Sonrió de medio lado y me miró.

– ¿Vienes seguido?

– Sí, me mudé hace unas semanas con mi mejor amiga, estamos estudiando en Oxford, pero nos gusta venir aquí, aunque nos tome más de 1 hora– rió conmigo y tomó un libro de una estantería de madera oscura llena de libros con detalles en los lomos muy parecidos.

–    ¿Tu vienes seguido? - negó tristemente mientras tomaba otro libro, uno completamente negro, pero con detalles en plateado.

Pasamos por los extensos apartados hasta llegar a una sala común, repleta de mesas con sillones cómodos, nos sentamos en uno y empezamos a hablar.

– ¿De dónde eres?

Suspiré, no era una historia fácil mi llegada a Europa, para nada fácil.

–    De México– el dejó su libro en la mesa y apoyó su brazo en el respaldo del sillón para poder apoyarse sobre este y mirarme atento– Tengo una beca en Oxford. Vine el año pasado, me adelantaron un año, tengo 17.

– ¿Fue difícil?

–     Claro que sí...Dios Latinoamérica es un lugar difícil del cual salir.

– ¿Cómo una cárcel?

– No, amo mi país, pero las oportunidades con escasas.

El asintió y acercó su ardiente mano a mi mejilla, noté que estaba llorando.

– No llores. ¿Qué sucedió?

Apenas lo conozco, ¿por qué le estoy contando mi vida entera? Pensé, y relamí mis labios, nerviosa.

–    Yo... Creo que me voy, mi amiga debe estar buscándome.

Me levanté y antes de poder salir me tomó del brazo, dejando algo en mi mano, un pedazo de papel.

–    Para salir... Cuando vuelvas, estaré aquí– abrí mi mano y vi tinta en el papel, su número de teléfono– ¿Por qué me das tu número de teléfono? Eres famoso, puedes peligrar.

–    No, está bien, sé que no lo harás– me interrumpió y se separó– Espero verte de nuevo, ____.

Dicho esto, sonreí apenada y salí de ahí.

Dicho esto, sonreí apenada y salí de ahí

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"Hola, soy ____"

"Hola, ____. ¿Estás mejor?"

"Sí, gracias por preguntar... Iremos el próximo viernes, ¿querrías ir por un café?"

"Claro. El Viernes."

"Nos vemos, chica del poema."

"Nos vemos, chico de la librería."

ONE SHOTS ; multifandomWhere stories live. Discover now