La merodeadora mujer,¿hermana de Peter? 2ª Generacion.

61º

REGULUS J. POV

-No me mates,¿porfi plis?-Murmura con nerviosismo.-No atacarias a una embarazada,¿verdad?

Me quedo petrificado y estoy por decir algo cuando Ara sujeta mi brazo, acercandome a ella de un tirón, y golpea con su codo en mi muñeca, haciendome soltar la varita por el dolor; muerdo mi labio para no gritar. Después se inclina, girando sobre si misma para darme otro codazo, en esta ocasión directo al estomago. Doblo el cuerpo por el dolor. Para acabar, deja caer su cuerpo al suelo y, girando, me barre con su pierna, lanzandome de espaldas al suelo cuando pierdo el equilibro.

Siento el suelo contra mi espalda, quitandome el aliento por el golpe seco. Sin darme cuenta cerré los ojos mientras caía y, solo cuando los abro, noto la mano de mi hermana sobre mi nuca, protegiendo mi cabeza. Esta sentada sobre mi vientre, su mano derecha en mi nuca y la izquierda en mi pecho, evitando que pueda levantarme.

-¡¿Estas embarazada?!-Digo tras unos segundos de silencio tenso.-¡Voy a matar a ese pelirrojo!-De pronto me doy cuenta de lo que he dicho, y trato de arreglarlo rapidamente.-Mala elección de palabras. No matarle literal...si acaso darle una buena reprimenda sobre el uso de preservativos...

Suelta una pequeña risa de sorpresa mirandome fijamente, como si me viera por primera vez.

-No eres un mortifago.-Murmura ella, que parece sorprendida y feliz por su propia deducción.
-Espero que no, nunca me ha gustado eso de hacerme tatuajes en contra de mi voluntad.

Guardamos silencio otra vez, un silencio que parece eterno pese a durar un par de segundos. Ella me sonrie antes de avalanzarse sobre mi y abrazarme por el cuello. Un momento me quedo congelado antes de devolverle el gesto, rodeando su cintura con los brazos.

-Te ayudaré con ese bebé si lo necesitas...-Comienzo a decir, pero ella me interrumpe.
-No estoy embarazada, lo dije como distracción.-Susurra en mi oido.
-¡No estás embarazada!-Celebro con un grito euforico. Luego bajo la voz para hablar.-Quiero decir...si en un futuro lo estás, pues seré el mejor tio posible... Por ahora me alegra que no tengas una de esas plagas pelirrojas dentro del vientre.-Comento sonriente.

Se separa un poco para mirar a mi cara y suelta mi nuca, sonreimos. Por eso mismo, por las sonrisas y la felicidad, lo siguiente no lo esperaba; un puñetazo en el hombro.

-Hija de...-Froto mi hombro adolorido.
-¡Mal nacido! ¡Has desaparecido todo el verano y, después de cruzarnos durante toda esta semana, no te has dignado ni a mirarme!-Protesta indignada.
-No puedo...-Me muerdo la lengua para no delatarme y evitar su ejecución.

Pone una cara de estupefacción antes de acercarse a mi rostro, muy seria.

-¿Que no puedes? ¡Te diré lo que no puedes! No puedes saltar más de dos metros de altitud. No puedes caminar con la cabeza. No puedes comer yogurt por la teta. Pero, ¿hablar conmigo? ¿Eso no puedes?-Me mira furiosa, esa misma furia a la que estoy acostumbrado y antes odiaba, pero que ahora disfruto.
-Pegame, gritame, si quieres lanzame maldiciones...no importa, me alegra tenerte conmigo.

Me escanea con la mirada, juzgandome. Entonces repara en mi mal estado.

-Estás muy flaco y tienes más ojeras de lo normal. ¿Que te han hecho?-Acuna mi rostro entre sus manos, observandome.-Les mataré por esto.
-No. No harás nada. Hablar contigo ya es peligroso como para que ademas te enzarces en una cruzada contra ellos.-Suelto un suspiro antes de murmurar.-Tranquila, no me han tratado tan mal. Servicio cinco estrellas.-Bromeo sonriendo.

No le diré la cantidad de veces que me golpearon solo por diversión.

-En resumen: todo bien, todo correcto.-Concluyo con una sonrisa torcida.
-¡De eso nada!-Protesta.
-¿Me crees si te digo que es mejor así?-Susurro, tratando de convencerla.