Cuando Chanyeol regresó a Seúl, jamás imaginaría que dejaría sus maletas botadas en el aeropuerto para correr y encontrarse afuera de esa iglesia donde sería el testigo de la unión entre quien fuera el amor de su vida y su ahora ex mejor amigo; tamp...
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Cuatro años después
Suspiró profundamente y apretó sus párpados mientras se quejaba y restregaba su rostro escuchando de fondo la alarma de algún celular sonar. Gruñó. Tenía sueño, demasiado, pero sabía que tenía que levantarse para iniciar su día, por lo que empezó a dar ligeros y suaves golpecitos en el rostro de su esposo que roncaba a su lado.
Se rió sin poderlo evitar, escuchando como a su lado Chanyeol empezó a estar de quejumbroso mientras se movía sobre el colchón, pasando sus largos y fuertes brazos alrededor de su cintura, recibiendo al instante un beso en su cuello que le hizo suspirar.
Aquello lo estremeció, por lo que no dudó en enredar sus dedos en los cabellos negros alborotados, mientras que sus piernas eran un lío entrelazado que le hacía temblar en expectación y deseos de no pararse de esa cama y repetir lo que anoche habían hecho.
De sólo recordar, sintió sus mejillas enrojecerse mientras que su cuerpo y alma le pedían sucumbir ante sus besos y caricias.
— Que tu risa sea lo primero que escuche al despertar, es una de las cosas más maravillosas de esta vida —murmuró el hombre sobre su oído, y él volvió a suspirar cuando su marido mordió el lóbulo de su oreja—. Pero ¿sabes qué sería mejor? Desactivar esa maldita alarma y dormir un rato más.
Con un poco de trabajo abrió sus ojos, tardando unos pocos segundos en enfocar su vista hasta que notó que el mayor tomó su celular para quitar la alarma.
Tan sólo negó y comenzó a acariciar su mejilla y admirar ese adormilado rostro que tenía una sonrisa de felicidad y satisfacción.
— También sentir tus besos apenas me despierto por la mañana es algo que amo mucho, pero es día laboral y tenemos muchas cosas que hacer hoy, cariño. Además, tenemos que despertar a Hyunjin para llevarlo al jardín de niños, así que vamos, deja de ser perezoso —bajó su mano hasta el abdomen de su pareja y, después de acariciar de arriba abajo un par de veces dio varias palmaditas en la zona que hicieron que Chanyeol se quejara y que él se riera más porque Chanyeol y Hyunjin eran igual de quejumbrosos por las mañanas—. Ya, levántate.
Baekhyun apoyó la mano que tenía sobre su abdomen en el colchón para levantarse. Sin embargo, sin verlo venir las manos de su esposo se adueñaron de sus muslos e hizo que cayera sobre su cuerpo para, después, ver como Chanyeol se giró e hizo que cambiaran de posiciones teniendo el cuerpo de casi un metro noventa sobre el suyo aplastándolo y aprisionándolo contra la cama. Por esa razón no dudó en quejarse, pero pronto se vio acallado e hipnotizado cuando los labios de Chanyeol se unieron a los suyos y le dio un profundo beso de buenos días que lo derritieron e hicieron casi fundirse entre las sábanas.
Porque, aunque ambos traían sus pijamas, estos eran lo suficientemente delgados como para que sintiera la anatomía de su marido que le arrancó un gemido y le hizo rodear su cuello para profundizar el beso. Chanyeol también soltó un ronco gemido, y sus manos que estaban sobre sus muslos se deslizaron hasta que llegaron a sus cabellos que recién se había decolorado un par de semanas atrás.
