—¡Vete de mi casa!— le gritó llena de impotencia mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Las dos hermanas estaban discutiendo, pues Serena no podía entender como era posible que la hermana que cuido con devoción le hiciera esto.

Serena levantó su mano con la ira recorriendo sus venas, y le dió una fuerte cachetada en la mejilla a Esmeralda.

Esmeralda agacho la mirada, no derramaba una sola lágrima, parecía satisfecha de hacerle daño a su hermana.

— No voy a permitir que le toques un solo cabello a Esmeralda — se acercó Diamante y le dió una fuerte cachetada a Serena.

Serena en el suelo no podía creer que su esposo prefería defender a Esmeralda, pero no iba a permitir que ella siguiera viviendo a expensas de su dinero.

—¡No la quiero ver más en mi casa!— grito en ese momento llena de rabia, sentía que era capaz de hacerle un daño irreparable a Esmeralda como ella se lo había hecho.

— La que se va de esta casa, ¡eres tu! — Diamante agarró fuertemente del brazo a su esposa, no le importo los sollozos de Serena estaba decidido.

—¡¿Que estás haciendo Diamante?!— pregunto sintiendo la peor humillación de su vida.

— Lo que debí hacer hace mucho, ya no te amo, me das asco desde hace años, me case contigo por amor pero con el tiempo él amor se esfumó y es tu culpa, quiero el divorcio — Diamante soltó aquella verdad como el peor de los venenos.

Serena sintió que su corazón dejo de latir en ese momento, que su vida había terminado.

— Me voy pero con mi hija — Serena necesitaba lo único que le daba fuerzas en la vida para continuar

Diamante soltó una carcajada cínica, para un hombre que sabía que tenía todo el poder que el dinero le podía dar.

Sacó a la calle a su esposa, descalza y solamente usando el conjunto de lenceria sensual con el que ella deseaba recuperar su amor.

Le recordó que su matrimonio había terminado y que ahora ella no era nadie en su vida.

Serena camino descalza intentando cubrir su desnudez, pero además una fuerte lluvia emparamo su piel.

Nunca había sufrido una humillación como está, llegó caminando hasta la casa del viejo amigo de su padre, el abogado de la familia, Kenji.

Era la única persona que le podía ayudar a defenderse, el la recibió como si fuese su hija.

— No te preocupes, yo te voy a defender, no vamos a dejar que Diamante haga lo que se le de la gana y mucho menos Esmeralda— Kenji, era uno de los abogados más respetados de la ciudad, quizás el único que necesitaba para recuperar la custodia de su hija.

Serena intento ir por su hija pero Diamante dió la orden en la escuela que nadie podía acercarse a su Rini.

— Váyase señora Serena, no queremos llamar a la policía — le dijo la profesora del jardín que le impidió ver a la pequeña.

Serena estaba dispuesta a todo para recuperar a su hija, y acepto la representación de Kenji para el divorcio.

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Esmeralda y Diamante decidieron buscar un abogado también, querían dejar en la calle a Serena y quitarle la custodia de Rini, pensaron que sería muy fácil por los contactos del hombre.

— Tu mereces todo el dinero, es quien ha trabajado por el — Esmeralda era una encantadora y Diamante una víbora que perdido por la sensación del deseo que ella le vendía hacia lo que ella le decía.

Desde que Esmeralda llegó a la casa de su hermana, se juro que le quitaría todo, se mostró delante de Diamante como esa relación prohibida y el perdió la cabeza.

— Diamante, el caso es más difícil de lo que crees, tu suegro te hizo firmar un documento con buenas clausulas, si te divorcias de ella, perderás el dinero y a tu hija — le informó el abogado que ellos decidieron consultar.

La rabia se metió en la cabeza de Diamante y de Esmeralda, no podían creer que ella saldría ganadora, el abogado le sugirió hacer un trueque del dinero por la custodia total de la pequeña Rini.

Era claro que cualquier madre dejaría de lado su dinero, para quedarse con su hija.

Pero Diamante no quería ceder, la idea de tener que "negociar" con ella le parecía humillante, el tenía que quedarse con todo, la mujer que amaba, el dinero que quería y su hija.

— Tendremos que hacer algo para deshacernos de ella de inmediato, que pierda todo y te quedes con el dinero — Esmeralda seguía siendo esa voz de maldad, el diablo que le susurraba al oído.

— Está protegida por el estúpido de Kenji, cualquier cosa que hagamos para quedarnos con el dinero y Rini, va a ser contra atacado por el — Diamante sabe que ella está protegida por el mejor abogado de la ciudad.

— Muerto el perro, muerta la rabia — La propuesta de Esmeralda era clara.

Diamante sabía que no podía matar a su ex esposa, el dinero con el que había logrado ser el gran Diamante Black quedaría estancado hasta que Rini cumpliera 18 años.

Pero podía meter a Serena en una burbuja donde nadie sabría de ella, donde no podría pelear, donde se quedaría sola, La cárcel.

MATRIMONIO POR VENGANZA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora