Por joder a un Burro

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Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada. Los personajes extras sus nombre apariencia y personalidad sí son de mi pertenencia (no son ni adoptables ni prestables), así como la trama y demás componentes del fanfic. Fic protegido por SC, INDA y DMCA. Disfruten el fic.

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En la bañera... Empapado de maldiciones.

Por joder a un burro

En la bañera, Saga de Géminis, ese semidiós, ese símbolo sexual, ese guerrero de noble corazón y loca cabeza, descansaba su cuerpo en la calidez de las aguas que aflojaban sus tensos músculos, y qué músculos... fibrosa anatomía deleitaba a la soledad que le miraba, que tórax, brazos, que muslos, que trasero, que... fibra por aquí, y fibra por allá, con tanta fibra, Saga seguro caía buenísimo para la digestión.

Si no fuera por estos deliciosos y largos baños que le aflojaban el estrés su vida entrenando bajo el terrible sol de Grecia sería un infierno.

Como disfrutaba de estos baños, como amaba su yacusi personal de géminis, y como extrañaba ese yacusi quasi piscina del templo principal, del que ahora disfrutaba la desnuda anatomía de Shion.

Pero siendo honestos su yacusi de Géminis no estaba para nada despreciable, se podía decir en términos de comodidad y funcionalidad que no le pedía nada al del templo principal.

Los baños para el caballero de Géminis eran sagrados, casi que se podría jurar por mero default que bañarse estaba primero en orden de prioridades que defender la casa de géminis. Si un enemigo cruzaba a la hora del baño -corría un chisme entre la orden- Mascara Mortal sería el encargado de detener esa amenaza dado que el santo de géminis absorto en tan sagrada ablución no podía atender sus deber de guardián del tercer templo

Y valla que tenía pretextos de sobra para hacer continuas abluciones.

Pero pecador o no, más parecía signo de agua que de aire.

Sin embargo de todo ese pernicioso chisme –mal intencionado, juraba Saga- el caballero de la tercera casa no anteponía su pool time a su sagrado deber de guardián. Sólo que hasta ahora nadie jamás había osado atacar la casa de Géminis durante uno de sus largos baños.

Por alguna razón gozaba de singular buena suerte, parecía que el universo conspiraba a su favor, pues ni visita de camaradas ni cruce por su templo acontecía en tales deleitantes y húmedos momentos.

"Un día te van a salir escamas" le había dicho –valga la ironía- Afrodita el de piscis. Pero para Saga, el momento de comunión con el agua y la desnudes de su cuerpo bien las valían.

No se cansaba de agradecer su buena suerte. Buena suerte, siempre había sido un imán para ella, incluso en sus días oscuros, todo siempre se acomodaba para que las cosas salieran a su favor y nada interrumpiera sus baños.

Un día cualquiera de compras...

Saga terminaba de hacer las compras cuando Kanon como siempre hacia de las suyas con un pobre burro a quien atizaba con hierba cola de gato, causándole molestas cosquillas y picor al jumento por mera diversión.

- Kanon ya vámonos –la varonil voz del gemelo mayor avisó mientras colocaba la bolsa con víveres dentro de la canasta.

Y cuando Kanon le dio la espada al animal, este se dijo "Va la mía", mandando al gemelo menor de una patada bien dada ahí donde rebotan las caídas, contra Saga, quien ante el choque se fue de frente pisándole la cola a un gato negro, quien contundente y justa mordida propinó al gemelo en un pie haciéndolo saltar en el otro, entre salto y salto, tropezó con un gran caracol de mar que estaba tirado en la calle, el cual partiéndose bajo el peso de semejante semental, le hizo caer bajo el ominoso triangulo de una escalera, cuyo pintor asustado ante el repentino movimiento soltó el balde de pintura negra que fue a caer sobre la vieja gitana que de su casa salía, balde que rebotando brindó severo campanazo a la blanca y anciana cabeza, dotándola de paso de nuevo color, cuya dueña sacudiendo la pintura de sus ojos buscó ávida al culpable de semejante injuria, y encontrando en manos de Saga el balde perpetrador, aprovechose de la postura sumisa del caído para espetar

En la bañera... Empapado de maldicionesWhere stories live. Discover now