Mi vida con ellos

Capítulo siete: demasiadas visitas I

Ben P.O.V:

Salgo del coche de mi hermano, y una chica un curso inferior que nosotros me mira babeando. Le sonrío con arrogancia, pero no hago nada más porque tengo a Sarah a mi lado. Sarah a veces interpreta el papel de novia paranoica/monja escandalizada demasiado bien. Pero lo hace con buena intención, y me hace reír, así que no le digo nada nunca. Es demasiado buena y sé que lo hace con buena intención, aunque a veces resulta irritante que me riña por hacer sonrisas "derrite zorras" como las llama ella. A mí me entra la risa con sus motes. Sarah tiene clase de álgebra, y yo de biología. Cuando llego y veo las ranas y los bisturís, la tripa se me revuelve. Me siento al lado de Ashton, mi mejor amigo después de Sarah.

-Llegas tarde. ¿Qué le ha pasado al puntual Ben Hawthorne?-me pregunta con sorna. Javier, un chico hispano y otro de mis amigos, está sentado detrás de nosotros y se ríe.

-Esta mañana Sarah ha atado el picaporte de mi puerta a los de mis hermanos y se ha apropiado del baño. -digo, algo avergonzado. Es decir, delante de mis amigos debo ser el chico más varonil de la escuela. Ashton y Javier se ríen tanto que parece que están a punto de mearse encima.

-¿Sarah? Y yo creía que era una chica inofensiva...-dice Javier. Javier iba conmigo y con Sarah en primaria, igual que muchos otros. Algo se remueve dentro de mí. Javier lo dice como si conociese a Sarah muy bien, cuando nunca han pasado de caerse bien. Sacudo la cabeza porque ese sentimiento es estúpido. Sarah siempre ha sido mi mejor amiga, sólo eso.

-Bueno, cuando se enfada.... ¿Recordáis la vez en que le dio un puñetazo a Greg Kaufman por robarle ese trabajo de Sociales? Tuvo el ojo morado durante una semana y media. -dice Ashton con otra carcajada. Yo me río con ellos. Sarah tiene un carácter muy difícil si no la conoces, y es algo agresiva con la gente desconocida que le quiere copiar los deberes. A mí me los ha dejado alguna vez, pero solo porque soy su querido amigo del alma... Que gay ha sonado eso. La señora Stevens, la profesora de biología, entra con su cara matutina. Es decir, con cara entre de bulldog rabioso y vieja amargada. Tenemos de diseccionar ranas como trabajo de anatomía, y yo me planteo para qué me va a servir a mí saber anatomía en un futuro.

Suena el timbre que anuncia el fin de las clases y salgo como una bala hacia casa. Si Oliver me pilla, no salgo vivo. Digamos que Oliver tiene una ligera tendencia a culpabilizarme de todos sus problemas, y eso que yo sólo soy un 50% de sus problemas, no más. Sarah vuelve conmigo y hablamos sobre lo poco que queda para la boda, que es este fin de semana. Mi padre y Cathy, la madre de Sarah, están como unos histéricos organizándolo todo. Sarah abre la puerta porque yo esta mañana me he dejado las llaves como desastre con patas que soy. Cuando entramos en el salón, veo a Cathy con una mujer de tercera edad de expresión severa y pelo canoso y corto. Tiene los mismos ojos color castaño que Cathy, y es baja, igual que la madre de mi amiga.

Es tu madrastra, idiota.

Mi conciencia siempre habla cuando no le toca, que maleducada.

-¡Sarah! Abraza a tu abuela.-dice la mujer. Un escalofrío recorre mi espalda, porque en vez de decir eso con el cariño típico de una abuela, sonaba casi como una orden. Sarah la abraza, con cara de felicidad inexpresiva, la misma cara que pone siempre que oculta sus verdaderos sentimientos.

-¡Abuela Amy! ¡Qué sorpresa!-dice, con la voz más falsa que le he oído en mi vida.

-Mamá, este es Ben, el hijo pequeño de John.-dice Cathy, con voz nerviosa. Le doy dos besos a la abuela de Sarah, algo nervioso, y entonces oigo como Oliver llega hablando con George. Entra, hablando sobre su acompañante en la boda, pero se quedan callados cuando ven a Amy.

-Chicos, ésta es Amy, mi madre. Mamá, él es Oliver, el hijo mayor de mi prometido, y George, su hijo mediano.-dice Cathy. Sarah le dice algo por lo bajo y maldigo interiormente cuando veo que se van a la cocina dejándonos solos con ésta mujer con expresión de piedra.