Capítulo 10

40 10 13
                                    

No debió confiar en Emma del futuro.

Ahora que estaba atascada siendo "Emma del futuro" podía decir con toda confianza y certeza que no tenía ni la más mínima, remota o absoluta idea de qué demonios estaba haciendo.

Emma nunca tenía mucha idea de qué estaba haciendo, pero hoy se estaba haciendo dolorosamente obvio que su solución de enviar a sus hermanos a la escuela tenía demasiados huecos como para sostenerse sola.

Había muchas cosas que Emma sabía hacer, sacar sus impuestos, falsificarlos —que nadie le diga al gobierno—, manejar su cuenta bancaria, hacerse cargo de sus trámites escolares... Todo eso era rutina para este punto, pero no por saber hacer todo eso significaba que sabía hacer esto. Debería saberlo considerando que maneja los documentos de su existencia desde que tiene trece, pero no. Al parecer su cerebro olvidó que se requieren papeles y documentos para inscribir a niños a la escuela.

Papeles que ninguno de sus hermanos tiene por el obvio hecho de que son parcas que no están registradas en el gobierno de humanos por razones bastante evidentes.

¿Cómo inscribes a un niño que no tiene ni siquiera acta de nacimiento?

Habían pasado algunos días desde que se iluminó en la sala del consejo y seguía en el mismo callejón sin salida que había encontrado poco después de empezar su misión, pero empecemos por el principio.

Aquel fin de semana después de la reunión del consejo Emma se dio a la labor de negligir completamente su tarea y parte de los juegos en favor de buscar escuelas que estuvieran en el área que tuvieran un horario que la dejara llevar a sus hermanos e ir a la escuela sin estar llegando constantemente tarde.

No fue difícil encontrar una escuela secundaria para Kody que tuviera el mismo horario que su preparatoria, pero la tarea subió de dificultad cuando empezó a buscar una primaria para Dani.

Los horarios de prácticamente ninguna eran compatibles con su horario de clase.

Emma pensó que si era muy difícil encontrar una escuela para Dani sería aún más difícil con Mara, pero de hecho no fue el caso, de hecho Mara fue quien solucionó el problema. Sorprendente si Emma era honesta.

Al parecer una buena parte de los preescolares contaban con guarderías donde los niños podían quedarse cuando terminaban sus clases pero seguían en las instalaciones de la escuela y al cuidado de los maestros que trabajaban ahí.

Eso era perfecto.

Emma se distrajo momentáneamente preguntándose por qué ella no pudo ir a una de esas cuando era más pequeña. Eso la habría tenido mucho más fuera de casa cuando era niña y eso hubiera sido tan conveniente.

Probablemente por culpa de su difunta abuela.

Fue entonces que Emma decidió que se había desviado demasiado del tema y que debía regresar al tema original antes de que olvidara para qué estaba haciendo su investigación en primer lugar.

La guardería le venía como anillo al dedo para Mara, aunque se sentía levemente mal por quien tuviera que lidiar con el torbellino que era su hermanita pero eso era algo inevitable al final del día.

Lo siguiente que Emma supo fue que estuvo investigando escuelas toda la noche, sentada en su cama con Dani durmiendo plácidamente a su lado —el espíritu en su habitación se rehusaba a salir de ahí al parecer— hasta que el primer rayo de sol entró por la abertura de las cortinas.

¿En qué momento había amanecido? Emma no había dormido en lo absoluto, eso no era justo. ¿No podía alguien apagar el sol un par de horas más?

Al parecer no pues el amanecer solo se hizo más notorio entre más luz se traspasaba por las cortinas en la habitación de Emma.

Arrullo de la Muerte: Otoñoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن