𝟬𝟰𝟰. always trust your gut

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— Buen tiro — comentó Thomas sin dejar de mirar el cuerpo inerte del suelo, que tampoco tenía ojos.

— Gracias.

Escucharon de nuevo los mismos rugidos a los que nunca llegaron a acostumbrarse y, al fijarse en la zona por donde provenían, vieron a aquella multitud de cranks que llevaba siguiéndoles desde que entraron al túnel.

Aparecían por todos lados y los obstáculos no parecían importarles. Trepaban, saltaban y corrían sin detenerse a través de todo tipo de superficie para intentar alcanzarlos.

— Debemos irnos. ¡Ahora!

— Vámonos, ¡Vámonos!

Como siempre, Elizabeth agarró la mano de Newt para evitar que se quedara atrás y comenzaron a correr junto a Thomas. Frypan también iba detrás de ellos, pero en varias ocasiones se paraba para seguir disparando y evitar que se acercaran demasiado a ellos.

— ¡Frypan, rápido, vámonos!

Segundos después su amigo consiguió alcanzarles y siguieron corriendo. Ellos, al revés que los raros, sorteaban los coches y objetos abandonados que funcionaban como obstáculos y solamente podían iluminarse con el vaivén de las linternas de sus manos.

De repente, en vez de seguir corriendo, tuvieron que detenerse al ver a otro gentío de convertidos desde el otro lado en dirección hacia ellos. Probablemente habrían sido atraídos por los sonidos de los disparos.

Estaban rodeados y Frypan, como era el único que seguía teniendo balas, comenzó a disparar de un lado para otro cuando algún raro se acercaba más de la cuenta a ellos.

— ¡Cuidado!

— ¡Frypan, por aquí!

Como los otros tres clarianos no podían hacer nada más que mirar, se repartieron los lados y avisaban a su amigo para que utilizara su escopeta en esa dirección.

— ¡Por el otro lado!

De un disparo a otro, Frypan se quedó también sin balas. Intentó apretar varias veces el gatillo para comprobar la carga esperando que tan solo fuera un fallo momentáneo, pero no tuvo éxito.

Elizabeth quiso decir algo, cualquier cosa que se le pasara por la mente, pero parecía no tener palabras. El pánico acababa de nublar completamente su mente al ver que por ambos lados los cranks se acercaban a ellos y, aunque intentaba crear un nuevo plan improvisado, era incapaz. Tan solo movió su cuerpo para acercarse a sus amigos los máximo que pudo.

Cuando parecía que no tenían escapatoria y que su sentencia estaba definida, escucharon la bocina de una camioneta. Vieron cómo conducía temerariamente atropellando al mayor número de raros posibles y, en el momento que se posicionó a un lado suyo, se detuvo.

Por el tejado descubierto del coche apareció Brenda, quién comenzó a disparar hacia todos lados a los cranks.

— ¡Rápido, suban!

Thomas agarró la cintura de Elizabeth rápidamente y con una elevación logró que se metiera dentro de la camioneta, evitando abrir la puerta por cualquier contra tiempo. Cuando comprobó que sus otros dos amigos también se introdujeron, finalmente dio un salto hacia dentro.

— ¡Arranca, Jorge! — gritó Thomas dando dos golpes a la puerta.

— ¡Vámonos! ¡Sujétense!

Apenas Brenda descendió su cuerpo, Jorge pisó el acelerador lo más fuerte que pudo. El cambio repentino de velocidad hizo que el cuerpo de Elizabeth chocase contra los asientos, aunque tampoco importó. Estaba aliviada de haber podido escapar.

WICKED GAMES,   Thomas.  ᵗᵐʳWhere stories live. Discover now