4: El secreto del bosque

43 36 0
                                    

~LUCÍA~

Recuerdo una antigua leyenda que mi abuela solía contarme cuando era niña. Era una historia que se transmitió de generación en generación en nuestra comunidad, una leyenda que hablaba del vínculo profundo entre la naturaleza y la humanidad.Hace muchos, muchos años, en tiempos en que los bosques eran más densos y los ríos fluían más claros, existía una tribu que vivía en armonía con la naturaleza. Estos eran los "Guardianes del Bosque", y su misión era proteger y preservar la belleza y el equilibrio de la tierra.Los Guardianes del Bosque creían que la naturaleza estaba viva, que tenía su propia conciencia y su propia voz. Escuchaban el susurro del viento, interpretaban los movimientos de las hojas y entendían los secretos de los animales. Cada miembro de la tribu tenía un papel especial en esta conexión con la naturaleza. Los chamanes eran los encargados de comunicarse directamente con la "Naturaleza Consciente", una entidad que representaba el alma misma de la naturaleza.La leyenda contaba que cuando la tribu se enfrentaba a tiempos de desafío y peligro, podían recurrir a un antiguo ritual transmitido de generación en generación. Este ritual les permitía comunicarse con la esencia misma de la naturaleza, la Naturaleza Consciente. Era un proceso solemne que implicaba largas ceremonias y meditaciones en el corazón del bosque.La Naturaleza Consciente era la guardiana de la tierra y respondía a los llamados de los Guardianes del Bosque. En momentos de necesidad, cuando la armonía entre la humanidad y la naturaleza estaba en peligro debido a la contaminación, la explotación excesiva de recursos o la pérdida de respeto hacia el entorno, la Naturaleza Consciente ofrecía su guía y poder para restaurar el equilibrio.

En la leyenda, se decía que aquellos que podían conectarse con la Naturaleza Consciente eran dotados con sabiduría y fuerza para proteger la tierra. Pero también se advertía que, si la conexión se perdía debido a la indiferencia humana o la degradación del medio ambiente, la ira de la naturaleza se manifestaría a través de fuerzas incontrolables, recordando a la humanidad su papel como guardianes de la Tierra.Esta leyenda siempre me fascinó, y ahora, mientras enfrentábamos la misteriosa señal en el cielo, lo que vivió Daniel y la tormenta que se acababa de desatar sobre todos nosotros, sentía que estábamos reviviendo esa antigua historia.

Tratábamos de conectarnos nuevamente con la Naturaleza Consciente para salvar nuestro mundo, que se encontraba en peligro debido a la creciente degradación del medio ambiente y la pérdida de respeto hacia la naturaleza. Sabía que no me escucharían. Al menos Elena no. Estaba muy enfocada en lo científico y en lo lógico. Así que decidí investigar por mi cuenta.

Cuando cayó el primer rayo, todos dimos un brinco. Elena incluso soltó un grito, haciendo que Carlos la abrazara. Después de ese, siguieron bastantes más y una lluvia se avecinó en contra nuestra. Suerte que estábamos en la cabaña.

- Eh, ¿Sí habrán pararrayos en el bosque? - cuestionó Andrés en un tono sarcástico, queriendo romper el hielo. Mientras Elena le explicaba que en efecto, si habían pararrayos en el bosque, me acerqué a la ventana y la abrí. La brisa azotó contra mi rostro con fuerza. Hacía demasiado frío. Los árboles se mecían de un lado a otro como si fueran hechos de papel. Era hermoso. Saqué la mano para poder sentir las gotas de la fresca lluvia, pero solté un grito de sorpresa y susto al enterarme que no era así. La primera gota que se estampó contra mi piel era inusualmente negra, como si hubiera absorbido la oscuridad de la tormenta. Contrario a mi anticipación de una sensación de frescura, esta gota era tibia, casi caliente al contacto.

Un escalofrío eléctrico recorrió mi cuerpo, inundándome de sensaciones desconcertantes. Experimenté una extraña comezón en la piel, pero no había dolor ni incomodidad física que pudiera asociar con esta misteriosa lluvia. Aparté la mano de la ventana y di un par de pasos en reversa mientras me limpiaba el agua en mi ropa. Eso no estaba bien.

- ¿Qué sucedió? - preguntó Daniel al notar como me hacía para atrás. Me costó más de lo necesario poder formular las palabras.

- La lluvia, es negra. - les expliqué a todos, señalando la ventana - Esta enojada. - murmuré, con un hilo de voz. - Está muy, muy enojada.

- ¿Quién? - interrogó Carlos, aún tenía a Elena entre sus brazos. Sentí las miradas de todos, atentos a lo que fuera a decir. Todos menos Andrés, que se estaba acercando a la ventana para poder verlo con sus propios ojos. Sentí una ligera comezón en la mano y comencé a rascarme.

- La naturaleza. ¿Quién más? - contesté. Mi voz sonaba ronca y más grave de lo normal por el frío. Elena iba a objetar, estaba lista para cero algo, pero entonces su mirada se dirigió hacia abajo, a mi mano y se quedó muda. Agaché la mirada también y noté que tenía unas marcas. Como si fueran un tatuaje. Eran unos símbolos. Ya los había visto, hace demasiados años. Parecía que mi piel palpitaba, pero no sentía nada de dolor ni incomodidad. - Ay, por Dios.

- ¡Son las mismas marcas que ví en Andrés! - explicó Elena, asombrada.

- ¿En la fogata?- interrogó Daniel, mirándome con preocupación, antes de comenzar a buscar con la mirada por toda la sala. La angustia invadió su rostro.

- ¿Qué pasó? - me atreví a preguntar, temiendo que fuera algo malo, y a juzgar por sus expresiones, lo era.

- ¿Dónde está Andrés? - cuestionó, con un hilo de voz.

La Naturaleza Observa [Completo]Onde histórias criam vida. Descubra agora