—¡Hey!—contestó, y me reí suavemente.

Iba a agregar un comentario o al menos saludar al resto, pero el grito de la armadora del equipo me hizo fruncir la nariz—¡Abril, deja de hablar y entra ya!

Rayos y eso que quería seguir molestando al niño pelirrojo.

—Suerte.

Le golpeé suavemente su visera de la gorra de los Angels haciéndola que se cayera y ganara una mala mirada del pelirrojo que jaló de la manga de mi suéter para molestarme, a lo que le di un manotazo—No necesito suerte, solo necesito concentración.

—Te la haré perder.

—¡Abril!

Mentiras, mentiras, mentiras, Patrick. Adiosito—contesté divertida, regresando a mi equipo con la mala mirada de mi armadora a lo que le sonreí inocentemente, colocándome en mi puesto correspondiente haciendo la diferencia entre el resto que tenía colores sobríos ya que tenía un llamativo suéter de color rojo que contrastaba con mi piel, más un short negro para entrenar, una coleta alta y mis amadas rodilleras negras.

Ventajas de ser libero.

Pero espero que no me rompa la jugada la zaguera o tendremos problemitas.

Mecí mi cuerpo con mis rodillas semiflexionadas mientras mis dedos estaban inquietos a esperar la pelota. Necesitaba recuperar esos dos puntos que perdimos.

Mi vista se fijó en el objeto que fue lanzado con una rápidez incontenible que pudo parar al recibirlo la persona que estaba en el puesto de zaguero y luego pasó a mi.

Puse el primer intento con la armadora a ver si lograbamos un punto, pero las tres de al frente rápidamente defendieron para que no se lograra. Rápidamente una de mis recibidoras tomó la pelota en su posesión mientras aprovechaba en moverme a los espacios vacios del lateral derecho.

Rebotó en los dedos de la americana pasándola hacía mi lado pero con mucha distancia a lo que mi instinto de libero corrió con velocidad y voleé por abajo al llegar la pelota, para que se devolviera al rectángulo.

Chillé al sentir que mis tobillos no lograron omitir la fuerza G cerrando los ojos con disimulo para esperar el impacto del piso, o al menos imaginar que mi pierna no se tensaría y tuviera un dolor fantasma.

Un sonido incomprendible, pero en gran parte de impresión me hizo abrir los ojos con tímidez y ver la distancia que estaba aquel rostro del mío.

Oh mi Dios.

Oh.

Santo.

Dios.

La escena se podía tagiversarse de alguna forma por como el pelinegro aguantaba mi cintura con uno de sus brazos más su mano estaba detenida en mi abdomen y nuestros rostros estaban a nada, se sentía de cierta forma familiar, pero extraño a lo que solté su camisa y me alejé, trasbillando mis pies casi cayéndome mientras boqueaba una disculpa por invadir su espacio.

O por sentir un subidón de adrenalina por la cercanía.

Lo siento. Lo siento. Lo siento de verdad—sacudí mi cabeza suavemente y puse mis manos como señal de disculpa, aún caminando hacía atrás—Lo siento.

Ví con vergüenza al ahora mejor jugador de la historia de la MLB para después voltearme mientras mi equipo me veía con picardía, a lo que solo hice un ademán de que lo dejaran asi y siguiramos, rascando mi sien esperando que eso bajara el sonrojo de mi cara.

Acababa de caer encima de Shohei Ohtani, la promesa de beísbol.

El mejor pitcher y bateador que se conoce en el mundo, que lo vi lejanamente el dia del juego de el reconocimiento de mi hermano, el avatar de mi hermano, y...

Lost In Traslation || Shohei Ohtani ©Where stories live. Discover now