Terapias Olímpicas

Hércules

Hércules: Hola, ¿Puedo pasar?
Psicóloga: Pues ya estás adentro, ¿Acaso eres familiar de Deméter?
Hércules: Creo que es mi tía de algún modo, mira aquí todos están relacionados con todos, ¿Por qué lo preguntas?
Psicóloga: Ehh, porque nunca toca, tal cual como lo hiciste.
Hércules: Estaba la puerta abierta.
Psicóloga: Pero por educación, ¿No?.
Hércules: * Toca * toc toc, ¿Ya? ¿Feliz?
Psicóloga: Mucho. Ahora siéntate y dime tu nombre.
Hércules: ¿Cuál?, ¿El que me dió mi madre cuando nací, el que me dieron cuando maté a las serpientes con 2 meses de nacido, o el que me dejaron los romanos?
Psicóloga: Ehh...., con el que te sientas más cómodo.
Hércules: Ah, Hércules sí, odio Heracles, literalmente significa gloria de Hera y realmente odio a Hera.
Psicóloga: Oh, ¿Quieres hablar de eso?
Hércules: ¿Acerca de la Diosa que me mandó dos serpientes a matarme cuando era bebé, la que provocó que yo matara a mi esposa e hijos, engañó al Rey Euristeo para que mandara 12 absurdos trabajos, la que manipuló a mi segunda esposa para que me envenenara antes de que ella misma muriera?, no en realidad no tengo ganas.
Psicóloga: Bien, ¿Entonces de que quieras hablar?, ya que tu viniste aquí sin que te obligara, cofcof  digo, citara, supongo que tienes algo en mente.
Hércules: Espera, ¿No vas a decir nada sobre todo lo que me hizo Hera?
Psicóloga: Cariño, soy terapeuta, he oído todo tipo de traumas, y a eso súmale que atiendo a los dioses del Olimpo, no sé cómo duermen por aquí en las noches, hablando se eso, se nos va la luz del sol, ¿De qué quieres hablar?
Hércules: Pues la verdad Hebe me sugirió que viniera.
Psicóloga: ¿Hebe?, la pequeña hija de Zeus y Hera.
Hércules: Sí, ella se volvió mi esposa cuando me volví Dios.
Psicóloga: ¿La... niña?
Hércules: ¿Si recuerdas que es una Diosa verdad? Tiene más años que yo, puede aparentar la edad que quiera, conmigo suele verse de unos 20 igual que yo, pero con  todos los demás le gusta mostrarse como una niña...dice que complementa su aspecto como Diosa de la Juventud.
Psicóloga: ¿Y no es raro para ti?
Hércules: Creo que es más raro pensar que es mi media hermana.
Psicóloga: ¿Disculpa?
Hércules: Soy hijo de Zeus, ella también, medio mundo también, pero Zeus y Hera igual son hermanos, creo que es normal por aquí.
Psicóloga: Empiezo a acostumbrarme, pero como sea, ¿Por qué te mandó para acá?
Hércules: Ella no me mandó, solo me sugirió que viniera.
Psicóloga: Niño, conozco a Hebe, ella no te lo sugirió, te mandó para acá.
Hércules: Lo que digas, me sugirió que viniera, porque dice que me he quejado mucho de mi trabajo.
Psicóloga: ¿Y cual es tu trabajo?
Hércules: Cuido las puertas de Gibraltar, el límite del mundo griego y el mar mediterráneo.
Psicóloga: Oh, ¿Y por qué te dirías que te desagrada?
Hércules: ¿Qué no escuchaste?, ¡Soy un Portero Inmortal!, me paso todo el día frente a un par de puertas que ya a nadie le importan solo sumergiendome en todos los recuerdos de mi maldito pasado.
Psicóloga: Creo que ya te exaltaste.
Hércules: Un poco, sí.
Psicóloga: ¿Y no puedes dejar el trabajo?
Hércules: ¿Renunciarías a un trabajo que te pusieron los Dioses Griegos quienes te pueden carbonizar si los contradices?
Psicóloga: Ahhh, creo que dado lo que estoy haciendo...tengo que decir que no.
Hércules: Exacto,  ¿Por qué no simplemente nos dejan en paz?, yo sería un Dios feliz con Hebe y tu...una mortal feliz y...desempleada?
Psicóloga: Oye, tengo más vida que este trabajo, ¿Sabes?
Hércules: Sí, sí, ¿Qué te parece hacer una huelga?
Psicóloga: Espera, ¿Qué?
Hércules: Sí, ya sabes, pedir que ... nos despidan sin pulverizarnos.
Psicóloga: Es una petición muy arriesgada.
Hércules: Ese el chiste de la huelga.
Psicóloga: No lo sé...suena arriesgado.
Hércules: No sé tu, pero yo lo voy a hacer ya estoy harto.
Psicóloga: Oye espera, no creo que esto fuera lo que Hebe quería.
Hércules: ¿Sabes que? Podría reunir a todos los que están en desacuerdo con sus trabajos divinos, todos iremos contra Zeus y Hera.
Psicóloga: ¿Estás seguro de que...?
Hércules: Buscaremos un futuro mejor.
Psicóloga: Eso suena demente.
Hércules: Estoy inspirado, gracias psicóloga, nos vemos.
Psicóloga: Ahh, esto empezó tan bien, ¿Cómo provoqué una revolución?