Día 27🍂

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Nancy se encontraba ayudando a recoger el desorden que dejo Holly en el pasillo de arriba.

Es buena para dejar todos sus juguetes tirados, si así de buena fuera también para recogerlos... —pensaba la chica divertida y a la vez un poco irritada.

Iba a llevar todo al cuarto de la menor hasta que vio de reojo a Mike acostado mirando fijamente el techo.

A Nancy ya no le sorprendía. Llevaba toda ésa última semana así.

Pero, en serio. ¿Qué carajos le veía al techo?

Dejo los juguetes que había puesto en una canasta, en el piso, y fue en dirección al cuarto de su hermano.

—Mike, ¿Qué tienes? —se hizo abajo del marco de la puerta.

El chico pareció no escucharla.

—¡Mike!

—Que. —giro su cabeza en dirección a la puerta.

—¿Qué tienes?

—Existo.

Nancy arrugó el ceño.

—¿Ah?

—Lo mismo opino.

—¿Qué?, no- no, Mike. ¿Qué te pasa?, ¿Por qué estás tan...?, Tan así.

¿Así cómo?

—Depresivo.

—Esta de moda.

—Mike. —la chica estaba empezando a estresarse.

El pelinegro suspiro y se sentó en la cama.

—Me gustan los chicos.

Vaya, si se siente bien decirlo así de tranquilo, como si no fuera la gran cosa... Hasta le daban ganas de gritar por una ventana que era gay. —empezó a divagar en sus pensamientos.

—...¿Y? —lo miro extrañada.

Mike la miro indignado.

—¿Cómo que "¿Y?" ?, ¿No me vas a decir nada?

La chica se le quedo viendo unos segundos.

—¿Felicidades...?  —soltó una risita.

—Per-

—Mike, soy tu hermana. Que te conoce hace casi 14 años. La cuál te ha visto crecer. Y con la que últimamente pasas el tiempo viendo revistas de: Top 10 de hombres más atractivos de New York City, ¿Crees que es una sorpresa para mi que seas gay?

El chico abría y cerraba la boca, no sabía que decir.

—Si estas esperando que haga algún comentario despectivo, pues espera sentado. Porque claramente no haré eso.

Los ojos del pelinegro automáticamente se empezaron a cristalizar.

—¿Mik-

El chico se lanzó a abrazarla.

Oh. Nancy paso una mano por el cabello del menor, y con la otra lo acercaba a su pecho para corresponderle el abrazo.

Gracias.

—No, Mike. —lo separó un poco para que pudiera verla—Jamás, escúchame. Jamás creas que tu orientación sexual sea algo lo cual las personas deban estar aprobando para así tu agradecerles.

—Yo... Tenía miedo de lo que dijeras, tú para mi, o sea... Me importas, y- y no quería que te alejaras...

Nancy volvió a acercarlo.

—Tranquilo, estoy aquí... Estoy aquí y te amo, y también me importas, ¿De acuerdo?, nunca olvides que soy tú hermana y siempre te voy a apoyar. Siempre estaré aquí para ti.

Se podría decir que después de unos minutos Mike se desahogaría con su hermana de lo que le pasaba con cierta persona.

Y Nancy, claramente, ya lo sabía.

October Diary | bylerWhere stories live. Discover now