Día 26🍂

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—No te duro ni dos días el resfriado, ves que eres un dramático. —le dijo Karen a su hijo.

—Pensé que me iba a morir.

—Un resfriado no te mata.

—El no poder salir en Halloween si.

La mayor rodeó los ojos divertida.

—Mejor ve de una vez con los chicos, ya sabes que tienes que estar acá a las seis para cuidar a Holly.

—¿Me recuerdas por qué Nancy no la cuidara?

—Porque ella si esta haciendo cosas productivas con su vida.

—Auch, me duele. Pero me dolería más no salir en Halloween. ¡Así que adiós! —salió corriendo al garaje en busca de su bicicleta.

...

—En esa calle nunca dan dulces, esos ancianos son unos tacaños. —habló Lucas.

—Si. Pero se mudaron dos familias nuevas, con dinero, y decoraron las casas de Halloween. Creo que vale la pena pasar por ahí. —argumento Mike mientras hacía un esquema de todos los lugares donde pedirán dulces.

Toda la ruta la estaba dibujando en un tablero que era de Will.

—Si vamos a pasar por ahí entonces mejor empecemos a pedir dulces saliendo de casa de Dustin, no tiene sentido dar vueltas tan estúpidas. Perderemos el tiempo. —opinó Max.

—Por mi esta bien. —dijo Will sonriendo.

—Lo dices porque te queda cerca su casa.

—Noo, como crees... —le mostro una sonrisita inocente a Mike.

Lindo. —ese era su nuevo pensamiento favorito sobre Will, nunca se cansaría de repetirlo.

Lindo. Lindo. Lindo.

—Em... ¿Chicos? —Max llamó la atención del castaño y el pelinegro, se habían quedado viendo un largo tiempo en silencio.

Ignorando que estaban los demás.

Como siempre.

Ambos desviaron la mirada del otro sonrojándose.

—En- entonces, ya estamos, llegamos a casa de Dustin, pasamos por las tiendas que estén cerca, después los barrios que siempre compiten por la decoración... —se fijo en el mapa que había hecho—La calle de los tacaños, la de los que siempre dan barras de chocolate, y finalmente a mí casa a contar dulces.

«¿Alguna duda?»

—Mis papás me quieren temprano en casa para cuidar a Erica, se irán a una fiesta de disfraces. Así que no estaré en la cuenta de dulces.

—Oh, que pena... —dijo Will.

Max y Dustin automáticamente conectaron miradas.

No era necesario hablar, sabían que pensaban lo mismo, era el plan perfecto.

—Yo tampoco voy a poder... No me dejan volver sola a casa, y Billy también tiene fiesta, así que vendrá por mi cuando el quiera. —rodeo los ojos con molestia.

No era del todo mentira. Su hermano si iba a venir por ella, pero a la hora que ella le dijera. Ya que le debía un favor.

Muchos favores.

Ayudarle a esconder en su cuarto la droga que este compraba no era algo que haría de a gratis.

—Y yo... —empezó a hablar Dustin.

—¿Qué?, ¿Tampoco puedes? —preguntó Mike exasperado.

El chico negó.

—Esto es increíble. —suspiró frustrado.

—Yo si puedo... —el castaño le sonrió.

—Si, si, ustedes dos cuenten sus dulces y pásenla bien. —hablo Max rápidamente.

Mike y Will voltearon a verla con leve sospecha.

El pelinegro iba a decir algo más hasta que escucho como Joyce le decía que su mamá había llamado porque ya iban a ser las seis.

Se despidió de los demás evitando la mirada de alguien.

...

Octubre 26 de 1985

Querido diario:

Cada vez mas cerca de Halloween. No se porque lo siento como una cuenta regresiva de algo más.

Pero bueno, no me voy a preocupar por eso. ( Claramente me voy a seguir preocupando por eso. )

Estoy... No se, ¿Raro?, me siento un poco mal, la verdad. Hoy con los chicos planeamos la ruta de dulces, y quedamos de contarlos al llegar a casa de Mike.

Resulta que solo podre ir yo.

Cuando se fue Mike ni siquiera se volteo a despedirse de mí. Bueno, dijo "adiós" en general, pero no me miró a mí.

En fin, sobre pienso estupideces.

—Will Byers.

October Diary | bylerWhere stories live. Discover now