Extra 2. [Heng-NoeyxIrin]

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No supo el momento preciso en el que se quedó dormido en esa misma posición, aspirando el fuerte y abrigador olor de su alfa, tampoco notó cuando, por la mañana, Heng se escurrió de la cama y despertó entre las vacías sábanas.

Sintiendo su aroma aún en la cama, de su propia piel, se levantó con pocas ganas, encontrando al rubio preparando el desayuno, como todas las mañanas, su alfa le ofreció un plato, y de nuevo, Chai se negó, ya que el rubio tenía buena intención pero cocinaba horrible, y nunca podía hacer un desayuno a nivel de su estómago.

Se preparó él mismo unos cuantos panqueques y los llevó a la mesa, junto con tarros de Nutella y mermelada de chocolate, acompañado por un café con leche y crema.

Porque podría tener la glucosa por las nubes, pero aprovecharía mientras no apareciera la diabetes. Se sentó junto a Heng, quien le dedicó una mirada con el ceño fruncido a su desayuno, totalmente opuesto a su amargo café y sus tostadas con queso.

-Cuando tengas las arterias tapadas en grasa te visitaré al hospital- comentó el alfa.

-Estás celoso porque quiero más a mi comida que a tí

-Como si no te gustara comerme, cariño- dijo Heng en un tono normal, haciendo que Chai se ruborizara.

El omega siempre prefería callar para comer, así disfrutaba en verdad de la comida, y Heng aprovechaba cuando su pareja caía en ese silencio matutino para usar su celular, viendo con paciencia las noticias o respondiendo algunos mensajes, casi siempre de Freen, ya que era una de las pocas personas con la que se molestaba en hablar.

Su hermana le hablaba de la pequeña Sammy, que había cumplido cuatro años hacía unas semanas, de los amigos que hacía en el jardín de infantes, le contaba de Becky, de Daegu, y de cómo iban las cosas, y solía sacarle unas cuantas sonrisas con las tiernas fotos que le enviaba.

Nunca había visto a Freen como alguien blanda, o cariñosa, pero tanto su pareja predestinada como la maternidad la cambió. El silencio duró menos de lo esperado cuando ambos se giraron al escuchar gritos del cuarto de Irin, se dedicaron una mirada confundida.

-¿Esa no es tu hermana?

-¿Esa no es Noey?

Escucharon lo que pareció ser cosas arrojarse y romperse, y ambos se apresuraron a ir hacia la puerta.

Chai detuvo a Heng antes de que él pudiera abrir la puerta de golpe, tocó con sus nudillos con fuerza, el ruido paró, creyó escuchar sollozos, y su lobo se inquietó al sentir a Irin mal.

-¿Irin? ¿Puedo pasar?

- No estamos vestidas, Chai, espera un poco- escuchó la voz de Noey, su voz sonaba ronca, forzada.

Sin relajarse ni un poco, por más que Heng dejaba caricias en su espalda para intentar calmarlo, Chai permaneció de pie mirando la puerta casi al borde del llanto.

Eran hermanos muy unidos, a pesar de su relación que parecía de amor-odio, se contenían muchísimo, y, como era normal entre personas tan unidas, compartían un "lazo", y sabían perfectamente cuando el otro estaba mal.

Chai no podía enfocarse en otra cosa que en los sentimientos de su hermana inquietando a su lobo, Heng también los sentimientos, y por más que no lo demostrara, también estaba incómodo.

Sumado a lo de ayer, parecía que nada estaba al favor de su calma, no sabía a dónde había quedado la paz en aquella casa. Al cabo de dos minutos, la puerta se abrió, Noey salió con la vista baja, aunque aun así notaron su rostro enrojecido por las lágrimas, la alfa salió de la casa sin más.

Chai la siguió con la mirada hasta la puerta de la entrada escuchandola cerrarse, para luego entrar al cuarto de su hermana, quien estaba vestida sólo con una bata con corazones violetas, viendo la intimidad de la situación, se volteó un momento hacia Heng.

DELTA || FreenbeckyWhere stories live. Discover now