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¡ 💌 !

VALENTIN

No pude evitar reír al ver a Selene luchando con frustración mientras intentaba hacer un muñeco de nieve, escuchando su serie de puteadas en el proceso. Su expresión de puchero y su voz apesadumbrada hicieron que me resultara aún más encantadora mientras luchaba con los montones de nieve que se desmoronaban en sus manos. —Valen, no puedo...— suspiró, y pude sentir su frustración palpable en el aire. —la puta madre. Se me desarma todo.

El día de ayer, había competido contra Dtoke aca en Mendoza, y estábamos a punto de partir temprano en la mañana siguiente. Hoy era nuestro día para explorar Mendoza y disfrutar del hermoso entorno invernal que ofrecía.

—No te rías, forro de mierda— se quejó, cruzándose de brazos cuando solté una carcajada, incapaz de contenerme ante su expresión adorablemente frustrada.

Sin embargo, mi risa se detuvo abruptamente cuando, de repente, una bola de nieve fría impactó contra mi cabeza, causándome una sorpresa momentánea. Mis ojos se abrieron con una falsa indignación mientras me encontraba empapado por la nieve recién arrojada. Miré a Selene, quien estaba al lado riéndose de mi reacción. —hija de mil...—  protesté, pero ella ya se estaba riendo a carcajadas, disfrutando de la situación que acababa de crear.

Sin perder un segundo, me abalancé sobre ella, hundiéndome en la nieve a su lado. La risa resonó en el aire mientras nos revolcábamos en la nieve, riendo como dos niños en medio de un juego improvisado. Los copos de nieve caían a nuestro alrededor mientras luchábamos de manera juguetona, arrojando nieve aquí y allá en una auténtica batalla de bolas de nieve.

Selene luchaba por escapar de mi abrazo, y la nieve seguía volando a nuestro alrededor mientras rodábamos por el suelo. Sus risas eran contagiosas, y no pude evitar contagiarme de su alegría mientras nos enfrascábamos en esta batalla invernal improvisada. En algún momento, quedamos tendidos en la nieve, jadeando y riendo, con sonrisas luminosas en nuestros rostros.

Finalmente, me incliné hacia adelante y le dejé un beso en la mejilla, susurrándole entre risas— tenés suerte de que te quiera pendeja de mierda—. Ella se rió y me devolvió el beso, y juntos nos quedamos allí, rodeados por el mágico paisaje invernal de Mendoza, compartiendo un momento de complicidad y diversión en medio de la nieve.

𝐋𝐔𝐍𝐀 || ᴡᴏꜱ - ᴠᴀʟᴇɴᴛɪɴ ᴏʟɪᴠᴀWhere stories live. Discover now